Reforma cambiaria genera optimismo en el sector de los insumos agropecuarios: «se podrá planificar mejor»


Los importadores de insumos coinciden en que una reforma cambiaria bien diseñada puede devolver previsibilidad y permitir una mejor planificación para las próximas campañas agrícolas

 

Por Raúl Domínguez



Fuente: eldeber.com.bo

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El anuncio del gobierno de Rodrigo Paz sobre la próxima reforma cambiaria —que será incorporada en el Presupuesto General del Estado 2026— generó expectativa entre el sector de los importadores y comercializadores de insumos agropecuarios, uno de los sectores más golpeados por la escasez de dólares, desde la llamada ‘crisis cambiaria’, iniciada en febrero de 2023.

Desde la Asociación de Proveedores de Insumos Agropecuarios (APIA), su presidente Martín Ascarrunz afirmó que la falta de dólares “encareció los costos, generó incertidumbre y complicó la planificación con los productores”.

Recordó que, según datos oficiales, el valor de las importaciones cayó alrededor de un 30% en 2024 frente a 2022, reflejando la contracción del abastecimiento en el mercado de fertilizantes, agroquímicos, semillas y maquinaria.

Pese a los efectos sufridos, el sector considera alentador el anuncio gubernamental. “El nuevo régimen cambiario es positivo siempre que traiga previsibilidad”, señaló Ascarrunz, subrayando la necesidad de “reglas claras y un mercado donde se pueda acceder a dólares de manera transparente y suficiente” para operar sin distorsiones.

En tanto, Jorge Araníbar, presidente de la Asociación Boliviana de Proveedores de Insumos, Bienes y Servicios Agrícolas y Pecuarios en anagrama (Aprisa) coincidió en que la reforma cambiaria podría generar shocks si no se maneja con cuidado. Alertó que la mayoría de los insumos agrícolas se pagan al tipo de cambio paralelo y que una alineación del tipo oficial podría “transparentar el incremento de los costos”, que ya vienen subiendo desde hace meses.

Entre los riesgos inmediatos, las asociaciones mencionan:

  • Subidas bruscas de precios.
  • Desabastecimiento por reducción de inventarios.
  • Brechas cambiarias que distorsionan precios.
  • Dificultad de planificación para productores.
  • Impacto directo en la rentabilidad de pequeños y medianos agricultores.

“El sector puede trabajar con cualquier tipo de cambio, siempre que sea estable y previsible. Lo que realmente nos afecta es la incertidumbre”, recalcó Ascarrunz.

Araníbar añadió que los cambios repentinos también podrían profundizar la escasez en el mercado, debido a que las empresas ya vienen operando con inventarios reducidos. “La incertidumbre cambiaria dificulta la elaboración de presupuestos”, aseguró, señalando que esto afecta incluso la negociación de precios con proveedores y compradores agroindustriales.

Sectores de la cadena que sentirán el impacto

Ambas entidades advirtieron que cualquier modificación del tipo de cambio se trasladará rápidamente a toda la cadena agroalimentaria:

  • Productores agrícolas, por su dependencia de insumos dolarizados.
  • Transporte y logística, cuyos costos subirán por repuestos y combustibles.
  • Agroindustria, que enfrentará mayores costos de transformación y procesamiento.
  • Servicios técnicos y maquinaria agrícola, que dependen de repuestos importados.
  • Financieras y cooperativas, ante un mayor riesgo crediticio.

APIA alertó además sobre “el avance del contrabando de insumos agrícolas, muchos adulterados o falsificados”, un fenómeno que se intensificó por la caída en las importaciones y que “pone en riesgo al productor y a la salud” del país

El presidente de Aprisa planteó que la transición debe ejecutarse con tiempos y criterios claros, priorizando la estabilidad. “Recomiendo que cualquier cambio se haga de forma progresiva”, señaló Araníbar, quien también ve viable la implementación de una banda cambiaria, siempre que esté “bien respaldada y comunicada para evitar especulación”, expresó.

Ascarrunz remarcó que “la estabilidad es uno de los activos más valiosos del país y debemos cuidarla”, mientras que Araníbar enfatizó que debe priorizarse “el apoyo a los sectores más vulnerables, especialmente al pequeño productor, clave para la seguridad alimentaria”.