Santa Cruz. La corriente se la quitó de los brazos y ahora José Nosa implora por maquinaria para encontrar a su compañera entre la palizada. Ever Sánchez quedó herido y su familia pide ayuda. Achira todavía no logra restablecer el servicio de agua potable.
Fuente: eldeber.com.bo
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“Pedimos que no se olviden de nosotros”, implora José Nosa, quien no se mueve del lugar donde cree que se encuentra su esposa. Allí, entre la mazamorra y la palizada, los canes de búsqueda marcaron un punto donde podría estar el cuerpo.
Ya son diez días de búsqueda de Verónica Eves Peña, de 21 años, una de las víctimas de la tragedia que golpeó a Achira la madrugada del lunes 17. Verónica estaba embarazada de cinco meses cuando la riada la arrastró y ‘enlodó’ la vida de su esposo, que no pierde la esperanza de encontrarla.
José se sumó a las tareas de búsqueda inmediatamente después de ser dado de alta del hospital de Mariana, todavía adolorido por los golpes que le dejó la palizada. De su casa ya no queda nada, la mazamorra la arrastró junto a él, su esposa y su sobrino, que estaba de visita. Relata que ese día intentó protegerla, pero fue imposible por la fuerza de la corriente, que arrastraba piedras y árboles. Su sobrino se salvó de milagro.
Se quiebra en llanto cada vez que alguien le pregunta sobre la tragedia, pero intenta reponerse para que la gente sepa que sigue buscando a su compañera de vida. Compartió su dolor con el vicepresidente Edmand Lara, que llegó hasta Achira este martes.
“Estamos desesperados, nuestra prioridad es encontrar el cuerpo de mi esposa, porque pasan los días y no hay ninguna noticia. Pedimos de todo corazón más máquinas para que trabajen en los lugares que necesitamos. Los bomberos han ido con sus perros y han marcado un punto donde queremos que la máquina trabaje para ver si puede encontrar algo, si es el cuerpo o no”, dice.
En el lugar, las brigadas realizan rastrillajes río abajo, pero se requiere de maquinaria pesada para remover la palizada y las piedras.
José permanece en el sitio intentando que la búsqueda no se detenga. “Esto es lo más difícil que me ha tocado vivir. He quedado triste y solo, porque toda esa mazamorra cobró la vida de mi esposa, dejándome sin nada”, repite.
La tragedia marcó su vida. Asegura que hasta el último momento intentó salvarla. “Lastimosamente la corriente, la palizada y las piedras nos golpeaban. La tenía abrazada, intentando no soltarla, pero los golpes, los gajos y la corriente lograron arrebatármela. El niño estaba durmiendo, no sabía lo que pasaba, pero gracias a Dios logró sobrevivir y eso para mí es un milagro”, cuenta una y otra vez.
Recuerda que la desgracia llegó alrededor de las 2:00 de la madrugada. Su esposa se levantó para acompañarlo, porque él se puso a trabajar para evitar que el agua ingrese a su vivienda, ya que la lluvia no paraba. Su sobrino, dormía.
“Ella se levantó a esa hora, yo estaba haciendo zanjas para que la lluvia no entre a la casa, pero lastimosamente no sirvió de nada”, señala.
El turbión los sorprendió de golpe. “Fue un impacto que no vimos venir. Salimos volando con mi mujer. Gracias a Dios el niño se salvó, pero yo no pude salvar a mi esposa”, se lamenta.
Pide a los rescatistas que hagan todo lo posible para encontrarla.
Herido se recupera
Mientras tanto, Ever Sánchez permanece en una cama de hospital intentando recuperarse de las lesiones. Tenía fractura en las costillas y se perforó el pulmón. Además, quedó con lesiones en la nariz y labios.
Al dolor físico se suma la preocupación por la pérdida de sus pertenencias y de no tener cómo cubrir los Bs 65.000 de deuda que acumuló por las atenciones en una clínica, donde le realizaron las operaciones.
“Debemos a muchas personas, porque nos hemos prestado de todos lados”, dice su hermana Delina al momento de pedir a la población que los ayude.
Ever, de 27 años, agradece que no les pasó nada a su compañera de vida y su hija de 10 años, pero él quedó con lesiones que no le han permitido ni siquiera retornar a su casa que quedó vacía, porque el agua arrasó con sus pertenencias. “Los que estaban un poco heridos ya han retornado a sus casas, pero mi hermano no ha podido. Su casa está parada, pero no quedó nada de sus cosas”, dice su hermana.
Asegura que las autoridades no le han prestado ayuda. “Nosotros lo llevamos a la clínica porque él estaba bien mal y a veces en el sistema público no lo atienden rápido”, indica al contar que, cuando ocurrió la tragedia, vivieron otro viacrucis para hacerlo atender. Primero lo trasladaron a Samaipata y necesitaba ser transferido a la capital cruceña, pero como no había paso, fue llevado a Mairana hasta que lograron trasladarlo a una clínica.
Los trabajos
El alcalde de Samaipata, Eustaquio Casillas, aseguró que las tareas no se detienen en Achira, aunque se avanza de a poco debido a la magnitud del desastre, que dejó grandes capas de mazamorra, palizadas y rocas.
Equipos de la Alcaldía, de la Gobernación y del Gobierno, además de pobladores y voluntarios, continúan trabajando en la limpieza de las viviendas y calles, además de la habilitación de las rutas que quedaron cortadas por los deslizamientos.
Equipos de rescate siguen con los operativos de rastrillaje de las dos personas desaparecidas. Una de ellas, según la versión de su esposo, estaba embarazada de cinco meses. A esto se suma, un hombre resultó con graves lesiones en el rostro y el cuerpo, y su familia pide ayuda económica porque acumularon deudas por costear los tratamientos, señaló el alcalde.
Siguen sin agua potable
Según el burgomaestre, una de las mayores preocupaciones es el restablecimiento del sistema de agua potable, que continúa dañado. Por el momento, la población de Achira solo accede al recurso a través de tanques, que son abastecidos por cisternas. “Todavía no hay agua por grifos”, dice el alcalde, señalando que cerca de una veintena de personas están abocadas a los trabajos de restablecimiento de la red, que es prioridad porque desde Achira se provee de agua otras comunidades.
Casillas agradece la solidaridad de la población e instituciones que están apoyando con lo necesario, pero asegura que se requiere de cañerías y otros materiales para la red de agua, por lo que cualquier colaboración es bienvenida.
En medio de la emergencia, también le preocupa que los recursos municipales se están agotando, “porque con este tipo de desastre no hay dinero que alcance”.
En el listado de urgencias, también está el diésel que se necesita para movilizar la maquinaria que se ha puesto a disposición de los trabajos. Esto para poder habilitar los caminos, pues temen que otro golpe duro sea que no se lo logre sacar la producción, ya que en estos momentos muchos agricultores están en plena cosecha.
Asimismo, las clases continúan suspendidas en la zona afectada. Según las autoridades, el año escolar será clausurado, porque se estima que la rehabilitación total tomará al menos seis meses, debido a la gran cantidad de lodo, palizada y escombros que aún cubren Achira y otras comunidades afectadas.
En total, cuatro unidades educativas resultaron dañadas fuera de Achira. Una de ellas perdió casi la mitad de su infraestructura, mientras que las otras presentan rajaduras y daños estructurales que impiden el retorno de estudiantes y docentes.
Algunas familias lograron retornar a sus hogares, pero les están dando asistencia con alimentos.


