Según el calendario proyectado por el TSE, la jornada electoral está prevista para el 22 de marzo de 2026, con una eventual segunda vuelta el 26 de abril.

El vocal del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Tahuichi Tahuichi. Foto: Archivo ABI
Fuente: Brújula Digital
El vocal del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Tahuichi Tahuichi, alertó este fin de semana que las elecciones subnacionales previstas para marzo de 2026 corren riesgo de retrasarse si la Cámara de Diputados no aprueba esta semana la Ley de Convocatoria Electoral, un requisito indispensable para activar el calendario oficial. El vocal aseguró que proceso está en un “punto crítico” y corre el riesgo de reducir los plazos establecidos.
Según el calendario proyectado por el TSE, la jornada electoral está prevista para el 22 de marzo de 2026, con una eventual segunda vuelta el 26 de abril. Sin embargo, Tahuichi advirtió que desde este fin de semana el calendario electoral ingresó a una “línea roja” que definirá si la elección mantiene o no sus tiempos.
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“Si no aprueba la Cámara de Diputados, la elección se va a postergar. Estamos al borde del precipicio, del abismo. Esperemos que puedan aprobar la convocatoria”, afirmó.
El vocal explicó que, si la norma fuera aprobada de inmediato, la elección podría adelantarse una semana, realizándose el 15 de marzo de 2026. Pero si la Cámara de Diputados no la aprueba esta semana, se confirmará la votación para el 22 de marzo y la segunda vuelta quedará fijada para el 26 de abril.
Tahuichi subrayó además que el hito más importante del proceso es el 3 de mayo de 2026, fecha límite para la posesión de las más de 5.000 autoridades subnacionales. “No existe posibilidad de prorrogar los mandatos actuales, por lo que cualquier retraso compromete directamente la transición institucional”, aseguró.
El retraso legislativo no solo afecta las fechas de votación, sino también la calidad del proceso electoral. El vocal señaló que el calendario se vería comprimido de manera crítica; por ejemplo, el periodo de empadronamiento se reducirá de 15 a 10 días; los 30 días previstos para el sorteo de jurados electorales deberán acortarse; la repetición de mesas, que habitualmente se realiza dos semanas después de la votación, tendría que efectuarse en solo una.
“Todos estos ajustes afectan la calidad electoral y ponen en riesgo el cumplimiento adecuado de cada etapa del proceso”, remarcó Tahuichi.
BD/LE