Gonzalo Espinoza
“El liderazgo de una mujer que combina experiencia política, visión empresarial y un compromiso social real.”
Las próximas elecciones subnacionales en el Beni comienzan a dibujar un nuevo escenario político. No se trata únicamente de nombres o partidos, sino de un cambio cultural que ya se siente en las provincias, en los pueblos, en los sectores productivos y en las redes sociales: las mujeres están tomando un rol protagónico como nunca antes.
En este nuevo contexto, han surgido varias voces femeninas dentro del departamento. Algunas con trayectoria nacional, como el caso de figuras conocidas que han tenido visibilidad pública en años anteriores. Y otras que, sin haber tenido la maquinaria política tradicional, han construido su liderazgo desde el territorio, desde el trabajo y desde la credibilidad social. Y ahí aparece, con fuerza propia, la figura de Lavive “Chichina” Yáñez.
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Una líder que nació del esfuerzo, no del cálculo político
Hoy, Chichina Yáñez se perfila como una de las precandidatas más sólidas rumbo a la Gobernación del Beni. Su historia está marcada por tres elementos que la distinguen: Lucha legítima desde la política, coherencia al retirarse y un regreso basado en resultados reales
Fue diputada nacional y dejó una marca: defendió al Beni cuando pocos estaban dispuestos a incomodar al poder, se enfrentó a los mismos de siempre, discutió cada proyecto que no beneficiaba al departamento y cargó sobre sus hombros el costo político de decir la verdad.
Cuando sintió que la política dejó de servir al pueblo y comenzó a servir a intereses personales, se apartó, pero no para desaparecer, sino para volver a abrirse camino desde donde ella mejor sabe hacerlo: el trabajo productivo.
Chichina no volvió a la vida pública con discursos; volvió con hechos: se consolidó como empresaria ganadera, construyó relaciones en todo el territorio y fortaleció una nueva forma de liderazgo social.
Conoce el Beni
Lo que más pesa en su precandidatura es que no hay un municipio del Beni que no la haya visto caminar, trabajar o reunirse con su gente.
Ha vivido o trabajado en: Reyes, Santa Ana del Yacuma, Guayaramerín, Trinidad y Santa Rosa, y ha recorrido el departamento entero mucho antes de pensarse candidata. No es una política que aparece en tiempo de campaña, es una mujer que ha construido territorio durante años.
Acción Social: el proyecto que la conecta con la gente
Chichina lidera hoy una plataforma que está creciendo silenciosamente, pero con fuerza: Acción Social de Lucha, Trabajo y Desarrollo para el Progreso del Beni.
Desde ahí impulsa: ruedas de negocio, integración entre productores y empresarios, propuestas agroindustriales, iniciativas ganaderas modernas, y un puente real entre el sector privado y la gente común.
El objetivo es simple y poderoso: convertir al Beni en un polo productivo que deje de esperar desarrollo y empiece a generarlo.
Una precandidata con aceptación social.
Mientras otros apenas evalúan si entran o no a la competencia, Chichina ya tiene presencia territorial, aceptación en sectores productivos, respaldo de mujeres y jóvenes, credibilidad ganada en el campo y en la política, y algo que pocos candidatos poseen: respeto social.
Por eso, muchos benianos ya la consideran una opción real para competir por la Gobernación, no como una apuesta improvisada, no como una figura mediática, sino como una mujer que trabajó desde abajo y que hoy emerge por mérito propio.
Un momento para el liderazgo femenino.
El Beni vive un proceso interesante: las mujeres están ocupando los espacios que antes se les negaban, hay nuevos liderazgos, nuevas voces y nuevas formas de hacer política y entre todas ellas, una destaca por su constancia, su carácter y su cercanía al pueblo: Lavive
“Chichina” Yáñez — una mujer que no solo representa al Beni, sino que lo conoce, lo
camina y lo trabaja todos los días.
El escenario electoral del Beni está cambiando, y esta vez, el cambio viene con nombre de mujer, Chichina Yáñez no es solo una precandidata, es un liderazgo que se ha forjado en la lucha, en la producción, en el territorio y en la gente, un liderazgo que no nació en un escritorio, sino en la tierra, en las rutas, en las estancias y en las comunidades. El Beni tiene la oportunidad de escribir un capítulo distinto, y Chichina, hoy, es parte central de esa historia
