La crisis que vive el país es muestra de la dejadez de sus gobernantes, incapaces de ver más allá de los esquemas ideológicos y de la realidad. Ocultarse tras la propaganda y los vítores de los conmilitones no modifica el día a día: es, simplemente, un placebo del círculo palaciego. Un par de aplausos para pasar el mal rato.
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Haber malgastado los recursos provenientes de la exportación del gas para terminar en una crisis de combustibles, sin mejoras en salud ni en educación, deja ver que todo quedó en promesas revolucionarias incumplidas. Entre fábricas de papas fritas y escándalos, el gobierno de Luis Arce nos mostró la decadencia de quienes se creían elegidos para permanecer en el poder. El Movimiento Al Socialismo se dedicó al despilfarro, al espectáculo, a destruir la educación, dejando de lado el pensamiento crítico e intentando coartar la libertad de prensa y de opinión.
Las nuevas autoridades conocen el estado delicado en que se encuentra el país y las reformas que deben emprenderse para salir de él. Las elecciones, tanto en primera como en segunda vuelta, muestran que la ciudadanía va más allá del conflicto entre izquierda y derecha. Es necesario que las autoridades actúen. Tanto el presidente Paz, el vicepresidente Lara, los ministros y los parlamentarios se hallan ante el desafío de crear una nueva Bolivia, abierta al mundo. El desafío es inmenso, y uno de los mayores consejos para tal cometido es el que da a conocer Max Weber en su conferencia “La política como vocación”, donde explica la diferencia entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. Realiza una distinción fundamental para el accionar político, al separar lo ideal de la realidad.
La ética de la convicción tiene como base principios absolutos e indiscutibles, sin importar las consecuencias de las acciones. Sus actores se guían por la motivación de sus ideales, que pueden ser morales o religiosos. El peligro de esta forma de hacer política es que quienes la practican no asumen la responsabilidad de sus actos. Ejemplos en el país sobran, pues los culpables suelen ser el imperialismo, los colonialistas, los antipatria, la derecha, la izquierda, la naturaleza y un largo etcétera. El quehacer político basado en la convicción causa graves daños, y la historia demuestra que los regímenes de Hitler, Stalin o Pol Pot son una muestra de lo destructivos que pueden llegar a ser quienes creen que todas sus acciones están guiadas por la buena fe.
La ética de la responsabilidad exige a los políticos considerar las consecuencias de sus actos y asumir la responsabilidad por ellas. Tal modo de proceder es propio del político profesional, que debe tener la capacidad de tomar decisiones en un mundo complejo. La realidad, el día a día, es el eje rector de sus acciones, más allá de sus deseos. Weber considera muy importante un baño de realismo para evitar males mayores y comprender el poder que se ejerce, así como la manera en que las decisiones afectan la calidad de vida de la sociedad. El Decreto Supremo 21060 es una muestra de la ética de la responsabilidad en el poder: ante la crisis que atravesaba Bolivia, con una hiperinflación galopante, el presidente Paz Estenssoro tuvo que actuar. Las medidas no podían ser cosméticas; no era posible seguir negando la realidad. A pesar de su dureza, lograron estabilizar la economía y abrir el país al mundo.
La historia es una gran maestra que debemos conocer para avanzar. Tanto en el país como en el mundo podemos hallar ejemplos de cómo se han desenvuelto la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. Que nuestras autoridades comprendan que su accionar tiene consecuencias es fundamental, y más aún que sepan tener el valor de asumirlas. En el nuevo ciclo político que comienza, es importante mantener la esperanza en mejores días y confiar en que cada uno de nuestros gobernantes contribuya a mejorar la calidad de vida de todos los bolivianos.
Durante estos cinco años de la gestión de Rodrigo Paz Pereira seremos testigos de cómo iremos forjando los próximos veinte a cincuenta años.
Jorge Roberto Marquez Meruvia
Politólogo
