Fuente: https://ideastextuales.com

Habiendo realizado pasantías con su papá desde los 17 años durante todas las vacaciones, y una pasantía en Niki Beach en el departamento de Marketing, Cata trabajo con una influencer en creación de imagen.



Recientemente dio una charla en Estados Unidos, durante un desayuno de Global Youth Leadership Forum, donde habló del “arte de conectar” como eje conceptual de la campaña presidencial que lideró y de la que te presentamos los puntos más importantes:

“Junto a un equipo de jóvenes llevamos a Rodrigo Paz Pereira a la presidencia de Bolivia. Yo soy medio loca con el orden, necesito mi estructura para que mi cerebro funcione así que decidí ponerle título a esta intervención y lo más sensato en lo que pude pensar fue “El arte de conectar.”

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Antes que nada, agradecer, agradecer a Dios por permitirnos estar aquí, al Global Youth Leadership Forum por la invitación, a los jóvenes que trabajaron día y noche para sacar esto adelante.

Para comenzar quiero advertirles, porque en esta intervención se va a escuchar mucho sobre lo imposible, sobre números en encuestas, sobre algo inalcanzable y a todo eso yo le encontré dos palabras que definieron la solución y lo que hizo que ese imposible se vuelva posible: Familia y juventudes.

No es secreto que la primera campaña que tuve la suerte de liderar fue para un candidato que más o menos conocía bien. Aunque durante la campaña fui conociéndolo mucho más, no solo a él, pero a Bolivia. Ando practicando lo de no empezar a salirme de línea y hablar por horas así que si me desvío mantengan en mente que esto era 10 veces peor antes de esta campaña.

Les cuento un poco de mí para que entiendan mi perspectiva cuando se me presentó esta situación enfrente. Graduada de Ciencia de los Medios y Sociología de Boston University, pero antes de eso graduada con masterado de aguante político. No por decisión propia, vengo de una familia que siempre puso la patria antes que cualquier cosa. Mi abuela el otro día me decía que a ella no le gusta eso de patria primero, porque para ella mi papá, ella, mi abuelo y mis tíos son ciudadanos de la patria grande: el mundo. A ver, que después de tantos exilios entiendo el sentimiento, pero no fue hasta hoy, que tenía que buscar una manera de presentarme en 5 minutos a un cuarto lleno de líderes jóvenes que me puse a pensar en esa frase que dijo mi abuela de la patria grande.

Ahí entendí que esto es más grande que Bolivia (aunque si le preguntan a mi papá te dirá que no hay nada más grande que Bolivia), pero sí, yo creo que esto se trata de algo mucho más grande. Mi interpretación de la patria grande de la que habla mi abuela es la democracia. Le di la vuelta a la frase que escuchábamos desde pequeños “patria primero”. Mi familia no es una familia política, es una familia defensora de la democracia. Más que como principio político, como estilo de vida: libertad de decisión, libertad de cometer errores, libertad.

Hace más o menos 5 meses tuve que tomar una decisión que honestamente no estaba lista para tomar, pero sí tuve la libertad de tomarla y ahí empecé a entender la importancia de la lucha que tantos familiares habían enfrentado. Para empezar a ponerlos en contexto, hace 5 meses se me acercó mi papá, nos sentó a mí y a mi mamá y nos dijo más o menos: “No tenemos apoyo, no tenemos números en las encuestas, no tenemos medios tradicionales, no tenemos mucho más de lo que vemos en esta mesa: familia”.

Me preguntó si yo creía que podía ayudarlo hasta que alguien se sienta inspirado y nos ayude a pagar un gran asesor como el que tenían los otros candidatos. En ese momento yo trabajaba en línea para una compañía en Estados Unidos y tomé la decisión de dejarlo y empezar a meterme de lleno en la campaña. Como se sabe, acepté. El día siguiente me puse a pensar en cómo iba a hacer esto, necesitábamos algo diferente.

Yo escuchaba en millones de entrevistas de los otros candidatos “Los jóvenes son 60% del padrón electoral.” Se me metió a la cabeza “¿Por quién votarías tú?” Ahí empecé a listar las razones por las que votaría por mi papá, tachando el “porque es mi papá” de la lista. Entonces empecé con eso, moldear a un candidato por el que yo votaría. Debo admitir que tener al candidato más carismático me facilitó la situación un montón, entonces solo tenía que ver cómo hacer que todo Bolivia vea lo que yo estaba viendo. Llegó el punto de escoger vicepresidentes, mi candidato escogió al capitán Lara. Una personalidad en TikTok, ex policía, abusado por la policía, en una lucha continua contra la corrupción. Me pareció de estudio la personalidad del capitán. Había creado una comunidad en redes sociales que lo amaban y lo defendían. Era un influencer. Necesitaba volver a mi papá en influencer. ¿Parece fácil eh? Pero imagínense pedirle a tu papá que grabe cada idea que tenga, les dedico editar 10 dad jokes por video, ahí se complicaba un poco la cosa. Pero, en fin, así fue que le di solo una instrucción a mi papá para empezar algo que nunca se había visto en Bolivia.

“Tenemos que abrirle las puertas de la casa a Bolivia. Necesito, papi, que muestres lo que vemos nosotros todos los días. Necesito que le des la seguridad a Bolivia que tenemos nosotros como hijos de que tú estás preparado para ser el siguiente presidente de Bolivia. Graba todo lo que hagas y todo lo que pienses, miles de videos al día, no importa: yo veo cómo elegir lo que funciona.” Me empecé a meter a tiempo completo a ver cuáles son temas, palabras, colores, lugares que mueven a jóvenes. Empecé a armar un equipo que se anime a trabajar sin ninguna recompensa. Adivinen quiénes fueron los primeros en saltar: jóvenes. Armamos un equipo de 3 personas: yo, Mike, un chico que para mí define el alma de los jóvenes bolivianos. Un joven de como 28-30 años que entregaba cartas en la oficina de mi papá cuando trabajaba en el Senado que un día ayudó a mi papá a hacer algo en su computadora. Mike estudió leyes y estaba a punto de perder su trabajo en el Senado porque no había plata para pagarle. Ahí mi papá le ofreció que lo ayude a manejar sus redes; todos sus hijos estaban en la universidad y nadie le daba mucha bola y él no sabía cómo usar nada de redes sociales. Mike aceptó y 5 años después Mike, creo yo, fue la pieza clave para sacar esta campaña adelante. Y bueno, la tercera persona de este gran equipo de marketing político, nuestro candidato. Con eso empezamos: Yo todas las mañanas pasándole información a mi papá de qué es lo que la Bolivia joven quería escuchar y después él salía de viaje con Mike y ya él se encargaba de traer la visión a la vida. Hace 5 meses Rodrigo Paz tenía 1.8% de chance en las encuestas presidenciales, a todos los medios tradicionales en contra, pero también tenía un teléfono y dos jóvenes que creían completamente en él.

Uno no nace sabiendo todo, eso no es secreto. Yo sin duda no soy la excepción, apenas empecé a aprender. Eso es algo que sí reconocí desde el día uno. Yo no puedo decir que una chica de 23 años se volvió gurú de marketing político de un día a otro. Entonces empecé a buscar de dónde podría aprender todo lo que siento que no sabía y podría llegar a ser una debilidad en la campaña.

Un día en un café escuché a una chica hablar de cómo manejaba Facebook para una compañía, me acerqué a la mesa y le pedí tomar un café. Pasé 3 horas escuchando cómo lo hacía ella. Llegué a mi casa después de tomar 30 páginas de notas y empecé a aplicar todo. Otro día charlando con un amigo de mis papás me contaron que conocían a alguien que se especializa en marca personal. Le tiré una llamada y también, 3 horas después de conversación había definido cuál iba a ser la “marca” Rodrigo Paz. Ya empecé a formar criterio marketero, ahora necesitaba más jugo político, una llamada a mi abuelo y horas sentada en un café, charlando con cada persona que conocía, haciéndoles preguntas incómodas para entender cómo pensaba el boliviano cotidiano me ayudó a resolver el lado político que bueno, también estaba bastante cubierto por un crack que ahora es presidente de Bolivia.

Así empezó a tomar forma este proyecto, donde tomo un paréntesis para resaltar el gran punto de diferencia entre Catalina Paz y Jaime Durán Barba y otros asesores. Catalina Paz aceptó que no sabía todo entonces decidió buscar a jóvenes que, sumados, armaban al asesor de marketing político ideal.

Esta campaña dice ser la campaña que fue diseñada para los jóvenes. Ahí es donde creo que se equivoca, esta fue la campaña de los jóvenes. Se tomó todas las decisiones importantes con los jóvenes y las que no se tomaban con ellos se tomaban pensando en ellos. Y ahí es donde entra el verdadero secreto de esta campaña.

El candidato Rodrigo Paz no fue el protagonista de esta campaña, fue la gente. Pasé horas en diferentes pueblos y a los que no podía llegar buscando a alguien que sí, pasando el mensaje; al no tener propaganda pagada, tuvimos que apelar a redes sociales y a la fuerza de los jóvenes en redes sociales. Observé que a los jóvenes les daba más ganas de seguir a alguien que sus amigos seguían, por ende si ellos veían en redes sociales que sus amigos votaban por Rodrigo Paz, que votar por él era “cool”, entonces más gente iba a votar. Para lograr eso empecé a hablar con jefes de comunidades, yo no quería que Rodrigo Paz suba contenido, necesitaba que Rodrigo Paz vaya a un pueblo donde todos los chicos del colegio quieran sacarse una foto y grabar un video con él. Necesito que cuando una persona entre a TikTok le aparezcan millones de personas grabando a Rodrigo Paz. Con esta visión creamos grupos de jóvenes en los 9 departamentos que sigan a mi papá por todo lado y suban contenido desde sus redes.

A esto le aumentamos el cambio de formato entre lo que uno normalmente estaba acostumbrado en política: un señor bien vestido parado en fondo blanco hablando a la gente. Cambiamos eso por un señor con ropa que usaría un ciudadano normal día a día, de fondo diferentes realidades de Bolivia ya que el video se grababa en pleno viaje a comunidades; en vez de que alguien lo filme, él se filmaba en modo selfie y en vez de un candidato hablándole a la gente, lo volvimos un candidato hablando con la gente.

Implementando esto y horas de horas de viaje de mi papá por pueblos logramos que de un 1.8% subamos a un 9% una semana antes de las elecciones, ahí bajé la cabeza y dije tal vez no lo logremos. Mi papá vivía intentando explicarme que él lo siente diferente, que está seguro que lo logramos, que en los pueblos él lo siente, que la gente está emocionada y que esto se está volviendo un movimiento, no solo una candidatura. Una vez más mi papá tenía razón, ganamos la primera vuelta de las elecciones con 32% con un 24% de voto joven.

Ahí empezó la segunda parte de esta historia, se me empezó a salir de las manos y tuve que una vez más pedir ayuda. Llamé a un profesor que tuve, con el que hice un curso de marketing político que me enseñó más que mis 4 años de universidad. Le expliqué la situación: no tenemos un dólar para pagarle, los medios tradicionales en contra, animales de marketing político como asesores al otro lado, lo único que tenía para ofrecerle era una familia que la iba a pelear, un grupo de jóvenes listos para todo y un candidato de la gente y para la gente. Así se sumó uno de los asesores políticos más relevantes del siglo XXI a una campaña en la que no se le iba a pagar un peso y con una estructura borrosa en la que la única regla era: todos hacen todo. Esta ayuda le dio lo que le estaba faltando al equipo: data. Me pasé días de días estudiando a los bolivianos con data que mi profesor conseguía diaria. El equipo se hizo más grande, como habíamos previsto esto se volvió un movimiento, pero un movimiento de juventudes.

Aguantar como marketera esta campaña fue un reto, pero aguantarla como hija fue una de las cosas más difíciles que hice y que creo que voy a hacer en mi vida. Como hermana mayor, se volvió parte de la tarea defender a mis hermanos de todo lo que nos tocaba vivir a mí, a mi papá y a mi mamá. De la misma manera que en la primera vuelta empezamos abajo, nos marcaban con 30% en las encuestas, ahora la pelea era 1 vs. 1, un balotaje como saben es mucho más agresivo que una ronda electoral normal. Una guerra de desinformación increíble y un lado de la política que fue primera vez que conocía: empecé a entender por qué se le llamaba monstruo. Nuestro equipo pasó de 3 personas a 15, todos debajo de los 35 años y trabajando sin sueldo alguno. Así llegamos a un 54% que nos otorgó la victoria un 18 de octubre.

Volvamos a lo que les comentaba al principio, mi familia es de la patria grande, mi familia defiende la democracia, mi familia defiende el derecho a decidir, mi familia no tendría nada que defender el día de hoy si no hubiera sido por el fuego que tenemos los jóvenes de salir adelante. Creo firmemente que Bolivia no hubiera salido de 20 años de abuso y de atropello sin los jóvenes.

No hay cómo comparar la experiencia, pero siento que los jóvenes estamos empezando a entender que no tenemos que saber todo, pero que tenemos que querer aprender todo. Repito, nada se compara con la experiencia, pero en esta campaña se vio a gente con mucha experiencia que se olvidaron de algo que una chica de 23 años sin experiencia, un asistente de oficina (Mike) y un candidato que cree en las nuevas generaciones nunca dejaron de lado: el arte de conectar. Un grupo de jóvenes conectaron con Rodrigo Paz, después otro grupo de jóvenes conectaron con el mensaje que otro grupo de jóvenes daba sobre Rodrigo Paz, así sucesivamente esto se volvió una cadena unida no por partido político sino por sentimientos.

Rodrigo Paz fue la clave para una necesidad: los jóvenes no se sentían incluidos, se sentían usados. Al final del día “el padrón electoral es 60% joven”, pero eso nunca significó incluir a los jóvenes, siempre lo tenían más en el sentido de usar a los jóvenes. El arte de conectar: saber que si grabas tu video en selfie la gente se va a sentir más cercana a ti; saber que si les grabas cómo te despiertas en las mañanas van a pensar que tienen la confianza de decirte cómo les gustan las cosas. Bolivia conectó, después de 20 años Bolivia conectó.

Una de las preguntas que tengo que responder en esta larga y narrativa intervención es qué veo yo para el futuro de Bolivia. La respuesta puede ser cliché, pero el futuro somos los jóvenes. Somos una generación dispuesta a aprender de los errores y de los aciertos de los que lo hicieron antes de nosotros. No solo somos capaces de aprender, pero también estamos obligados a aprender, porque nos dejan un país en el que tenemos que hacer casi todo lo contrario que se estuvo haciendo los últimos 20 años; es un reto sí, pero también una oportunidad. Lo que se viene para Bolivia es esa libertad por la que mi familia pelea, lo que se viene a Bolivia, como dije antes, es un reto sí pero también es una oportunidad. Lo que se viene a Bolivia es renovación, son personas que sueñan en grande, vimos a nuestros padres mantenerse firmes 20 años creyendo en que se viene un mejor futuro para Bolivia lo cual nos incitó a nosotros a pelear por ese futuro y con estas elecciones conseguirlo. Bolivia es un diamante en bruto que el mundo está empezando a ver brillar, un país con oportunidades infinitas, un país que resuelve, que no se queda con brazos cruzados mientras le hacen daño, observa, analiza y se defiende. Estas elecciones no fueron una historia de una joven que ayudó a su papá a ser presidente, es una historia de jóvenes que ayudaron a un candidato a salvar a Bolivia.

Bolivia los recibe con brazos abiertos. Al igual que nuestras juventudes, seguimos aprendiendo, pero ya estamos aplicando soluciones, soluciones que en dos semanas de gobierno estabilizaron el dólar que se había triplicado de valor, decisiones que cortaron las filas de días de gasolina, decisiones que quitan impuestos a grandes fortunas, pero más que nada decisiones que hicieron que Bolivia vuelva a estar en el mundo y decisiones que lograron que yo cuando entro a salones como este lleno de líderes de todo el mundo con historias y logros gigantes, me sienta orgullosa de decir: Hola, me llamo Catalina Paz y soy de Bolivia».

Fuente: Trendsletter Bolivia. Edición: Gabriela Ichaso.