Diez años de sequía: el largo ayuno del fútbol cruceño


Santa Cruz, cuna histórica del fútbol boliviano, atraviesa una sequía que ya cumple diez años: ninguno de sus representantes en la División Profesional ha vuelto a levantar el trofeo máximo desde el inolvidable título de Sport Boys en 2015.

 

Por Pedro Rivero de Ugarte



 

Fuente: diez.bo

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El tiempo pasa y la herida sigue abierta. Santa Cruz cumple una década sin títulos en la máxima categoría del fútbol boliviano, una sequía que golpea el orgullo de una plaza que durante años fue protagonista y referencia a nivel nacional. Ni Blooming, ni Oriente Petrolero ni Guabirá han podido romper el maleficio en la División Profesional.

Para encontrar al último campeón cruceño hay que retroceder hasta 2015, cuando el hoy desaparecido Sport Boys sorprendió a propios y extraños. Aquel equipo, dirigido por Carlos Leeb, escribió una de las páginas más memorables del balompié nacional al coronarse contra todo pronóstico y llevar la gloria a Warnes.

Desde entonces, el fútbol cruceño no volvió a trepar a lo más alto del podio. Los intentos quedaron en el camino, las ilusiones se repitieron cada temporada y las frustraciones se acumularon año tras año, mientras otros departamentos tomaron el control del protagonismo.

En Oriente Petrolero, la espera es aún más larga. Hay que retroceder 15 años, hasta 2010, para encontrar su última estrella. Aquel equipo, dirigido por Gustavo Quinteros, marcó una época y fue el último gran grito de campeón del albiverde, hoy sumido en una prolongada lucha por recuperar su identidad ganadora.

Blooming tampoco escapa a la nostalgia. Su última consagración data de 2009, hace ya 16 años, cuando dio la vuelta olímpica en La Paz bajo la conducción de Víctor Hugo Andrada. Desde entonces, la Academia ha convivido con campañas irregulares y la constante ilusión de volver a ser.

Guabirá, el otro representante cruceño en la División Profesional, tampoco ha logrado romper la racha. Pese a su crecimiento institucional y deportivo en los últimos años, el título sigue siendo una cuenta pendiente que alimenta la frustración colectiva del fútbol departamental.

Hoy, el panorama parece lejano para Santa Cruz. La brecha con los clubes paceños, tanto en poderío económico como deportivo, se ha ampliado con el tiempo. Sin embargo, la historia enseña que las sequías no son eternas. La pregunta que resuena es cuándo volverá el grito de campeón para una tierra que vive y respira fútbol.