Registros filtrados de seguridad e inteligencia proporcionan evidencia de miles de ejecuciones bajo custodia, mientras familias buscan respuestas sobre desaparecidos tras la caída de la dictadura en 2024. IMÁGENES SENSIBLES.

En un sótano de hotel en Damasco, un herrero de 57 años recibió respuestas que buscaba desde hacía 13 años: su hermano mayor había muerto en agosto de 2012, diez días después de ser arrestado por fuerzas de seguridad del régimen de Assad.
Una investigación publicada este miércoles por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) revela evidencia documental de más de 10.000 muertes bajo custodia del gobierno sirio, basada en registros filtrados de inteligencia y seguridad que exponen el funcionamiento interno de la represión del régimen durante la guerra civil.
El denominado “Damascus Dossier” comprende más de 134.000 documentos obtenidos por la cadena alemana NDR y analizados junto al ICIJ y 24 organizaciones periodísticas internacionales. Los archivos incluyen certificados de defunción, fotografías de cadáveres y registros burocráticos que muestran cómo el Estado documentaba sistemáticamente las muertes que causaba.
Hallazgos de la investigación
Un equipo de periodistas del ICIJ, NDR y el diario alemán Süddeutsche Zeitung analizó una muestra aleatoria de 540 fotografías contenidas en los archivos. Los resultados son estremecedores: el 75% de las víctimas mostraba señales de inanición, casi dos tercios presentaba indicios de daño físico, y aproximadamente la mitad de los cuerpos aparecía desnuda sobre pisos o superficies metálicas.
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La investigación documenta un patrón burocrático diseñado para encubrir las causas reales de muerte. La mayoría de los certificados fueron firmados en los hospitales militares Harasta y Tishreen de Damasco, instalaciones conocidas por maltratar prisioneros. En casi todos los casos, la causa registrada era “paro cardiorrespiratorio” o “paro cardíaco”.
Un ex médico del hospital Harasta declaró a NDR que los certificados se preparaban de antemano y simplemente se entregaban a los doctores para su firma, según reporta el ICIJ.
Testimonios de familias
El ICIJ y NDR entrevistaron a siete familias cuyos seres queridos aparecen en los registros. Para algunas, los documentos representaron la primera confirmación de que sus familiares habían muerto.
Thaer al-Najjar, el herrero sirio, relató al ICIJ cómo él y su hermano Imad respaldaron las protestas pacíficas de 2011 contra el gobierno de Bashar Assad. Cuando la represión se intensificó, Thaer se unió a grupos armados de oposición. Imad, quien padecía una infección ósea que le impedía combatir, igualmente se convirtió en objetivo.
Durante un enfrentamiento, Thaer resultó herido de bala en la espalda. Según su relato, todos los demás miembros de su unidad murieron en el combate. Los hermanos buscaron refugio en casa de sus padres, pero Thaer temió un arresto inminente y huyó.
Dos días después, oficiales de seguridad irrumpieron en la vivienda, sometieron a Imad y se lo llevaron junto a otro hermano menor, Eyad. Este último fue liberado una semana después con el cuerpo cubierto de moretones y murió días más tarde, presuntamente por las lesiones sufridas durante su detención.
El certificado que Thaer recibió recientemente indica que Imad falleció el 14 de agosto de 2012. El documento señala que el detenido “no respondió a la resucitación, a pesar del intento continuo durante 30 minutos hasta el momento de la muerte” mientras recibía tratamiento en un departamento de emergencias.
Al ver el papel, Thaer rompió en llanto y salió corriendo de la habitación. Minutos después regresó sosteniendo la fotocopia del certificado.
“¿Es este un documento preciso, o es posible que haya sido manipulado?”, preguntó con incredulidad, según reporta el ICIJ.
Encubrimiento sistemático
La investigación del ICIJ documenta esfuerzos deliberados por ocultar la magnitud de las violaciones. Citando un informe de Reuters, el consorcio señala que durante años las fuerzas de seguridad trasladaron miles de cuerpos desde fosas comunes en suburbios de Damasco hacia ubicaciones secretas en el desierto.
Una investigación de Naciones Unidas previamente había determinado que detenidos fallecidos en prisiones damascenas eran enviados rutinariamente a hospitales militares cercanos, donde médicos emitían reportes declarando muerte por “paro cardiorrespiratorio”.
Cuando el gobierno de Assad colapsó en diciembre de 2024, decenas de miles de sirios acudieron a prisiones, hospitales y sitios de entierro buscando información sobre familiares desaparecidos.
Thaer al-Najjar, ahora padre de cuatro hijos y abuelo, visitó repetidamente la prisión de Sednaya, el complejo militar donde el régimen ejecutó a miles de detenidos. Imad era pintor, y Thaer revisó las paredes de las celdas esperando encontrar alguna de sus obras. No halló nada.
“Antes de la caída del régimen, vivíamos esperando que todavía estuviera vivo”, declaró al ICIJ. “Pero después de la caída del régimen, perdimos la esperanza”.
Habib Nassar, alto funcionario de derechos humanos de la Institución Independiente de la ONU sobre Personas Desaparecidas en Siria, describió el colapso del régimen como “un enorme terremoto psicológico y emocional” para las familias. La apertura de las prisiones fue “también el momento en que decenas de miles de familias se dieron cuenta de que sus seres queridos podrían no volver nunca”, afirmó.
Acceso restringido
Tras la deposición de Assad, las nuevas autoridades sirias permitieron brevemente fotografiar documentos en instalaciones de seguridad del antiguo régimen, pero prohibieron retirar originales. Posteriormente cerraron completamente el acceso a los archivos.
Esta decisión ha impedido que familias accedan no solo a información sobre víctimas, sino también a registros que identifican a responsables de las muertes. Al-Najjar manifestó al ICIJ que no buscaría venganza contra miembros del antiguo régimen, con una excepción: si encuentra al responsable directo de la muerte de su hermano, dijo, “lo cortaré en pedazos”.
El herrero no ha informado a su madre de 90 años sobre la muerte de Imad. Ella mantiene la esperanza de que su hijo mayor regrese algún día, y Thaer no puede quitarle esa ilusión.
NDR compartió los nombres de víctimas identificadas en el Damascus Dossier con cuatro organizaciones no gubernamentales e intergubernamentales, con la esperanza de ayudar a más familias a conocer el destino de sus seres queridos.
Un año después de la caída del régimen, funcionarios e investigadores advierten que podría tomar más de una década documentar completamente el destino de los desaparecidos en la vasta red de prisiones que operó durante la guerra civil siria.