El clásico cruceño volvió a demostrar por qué es considerado el duelo más pasional del país. Oriente Petrolero celebró en casa y la fiesta no se limitó solo al resultado, sino también al espectáculo en las tribunas.
Fuente: diez.bo
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El clásico del ‘petardo’ volvió a lucirse. Así lo denominan desde hace años al duelo entre Oriente Petrolero y Blooming. Aunque hace tiempo que ninguno pelea títulos y lo deportivo suele quedar relegado, esta vez la gente hizo sentir que el espectáculo continúa intacto. La ciudad vivió otra jornada inolvidable.
Oriente volvió a ser local y tuvo su fiesta. No solo por cortar una larga racha de 1.155 días sin ganarle a su clásico rival (3-1), sino porque la hinchada armó un carnaval en las tribunas y en los alrededores del estadio. El ambiente volvió a demostrar que este encuentro es mucho más que fútbol.
Lo que caracteriza a este partido como único e inigualable es justamente eso: la pasión popular. La gente dejó claro una vez más que el aliento no depende de un título ni de la tabla de posiciones. Es sentimiento puro, es pertenencia y es cultura futbolera.
Blooming no fue la excepción. Más allá del resultado adverso, sus hinchas vivieron el clásico desde su sede, alentando a la distancia y mostrando ese fervor que mantiene encendida la rivalidad. La fiesta también se vivió en celeste.
Santa Cruz volvió a demostrar la grandeza de su fútbol y el peso de su tradición. Ratificó que este partido es el más pasional del país, el que se vive de forma distinta, el que no admite comparación con ningún otro clásico boliviano.
No es casualidad: estamos hablando de la región más futbolera de Bolivia, la que respira fútbol en cada rincón, la que más jugadores aporta al profesionalismo y la que nutre las selecciones nacionales. En Santa Cruz, este deporte es parte del ADN cultural
Por eso, una vez más el mensaje es claro: disfruten, no envidien y vivan el clásico del petardo. Porque aunque cambien los resultados o los protagonistas, el espectáculo en la capital futbolera del país nunca falta.