Este miércoles se conoció una conmovedora carta que un grupo de humoristas y actores escribió en homenaje a Rob Reiner, el director que murió asesinado en su casa el domingo por la madrugada junto a su esposa.
En la declaración que publicaron en la agencia AP, los amigos íntimos de Rob Reiner encabezados por Billy Crystal, Larry David y Martin Short destacan el amor que Reiner tenía por el cine y lo exitoso que fue durante su vida.
“Absorbiendo todo lo aprendido de su padre Carl y su mentor Norman Lear, Rob Reiner no solo fue un gran actor cómico, sino que se convirtió en un maestro de la narración”, comentaron.
Acerca de Reiner como persona, las figuras de Hollywood comentaron que Reiner tenía el “don de la libertad”. “Si tenías una idea, él te escuchaba y te integraba en el proceso. Siempre sentías que trabajabas en equipo. Estar en sus manos como cineasta fue un privilegio, pero eso es solo una parte de su legado”, sentenciaron.
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Además, destacaron el amor que tenían Reiner y Michele Singer el uno por el otro. “Juntos, formaban una fuerza especial: dinámicos, desinteresados e inspiradores. Éramos sus amigos y los extrañaremos por siempre”, cerraron.
Además de Crystal, David y Short, la carta la firmaron Albert y Kimberly Brooks; Alan y Robin Zweibel; Marc Shaiman; Lou Mirabal; Barry y Diana Levinson; James Costos; y Michael Smith.
La carta completa de Billy Crystal a Rob Reiner
Ir al cine en una sala oscura llena de desconocidos que comparten una experiencia, riendo, llorando, gritando de miedo o presenciando un drama intenso sigue siendo una emoción inolvidable. Es contar una historia que el público nos exige.
Absorbiendo todo lo aprendido de su padre Carl y su mentor Norman Lear, Rob Reiner no solo fue un gran actor cómico, sino que se convirtió en un maestro de la narración. Ningún otro director tuvo su alcance. De la comedia al drama, del falso documental al documental, siempre estuvo en la cima de su carrera. Cautivaba al público. Confiaban en él. Hacían cola para ver sus películas.

Su toque cómico era incomparable, mientras que su pasión por acertar con la música de los diálogos y su agudeza para afinar el drama eran sencillamente elegantes. A los actores, los adoraba. A los guionistas, los hacía mejores. Su mayor don era la libertad. Si tenías una idea, él te escuchaba y te integraba en el proceso. Siempre sentías que trabajabas en equipo. Estar en sus manos como cineasta fue un privilegio, pero eso es solo una parte de su legado.
Rob también era un ciudadano apasionado y valiente, que no solo se preocupaba por este país que amaba, sino que hacía todo lo posible por mejorarlo; y con su amada esposa Michele, tenía la pareja perfecta. Fuertes y decididos, Michele y Rob Reiner dedicaron gran parte de sus vidas al bienestar de nuestros conciudadanos. Juntos, formaban una fuerza especial: dinámicos, desinteresados e inspiradores. Éramos sus amigos y los extrañaremos por siempre.
Hay una frase de una de las películas favoritas de Rob, ¡Qué bello es vivir!, que dice: “La vida de cada hombre toca la de muchos otros, y cuando no está, deja un vacío terrible, ¿verdad?“. No tenés ni idea.