El poder y la caída de Luis Arce


 

La triste y trágica caída del poder por parte del exmandatario, Luis Arce Catacora, deja muchas lecciones de reflexión para la clase política del país. Muchos de ellos creen que llegar al trono presidencial es eterno, acompañado de un endiosamiento totalmente falso y pensando además que uno tiene millones de amistades, cuando más bien es todo lo contrario. La caída de Arce desde el último piso de la caja de cemento llamada “Casa Grande del Pueblo”, lo dejó totalmente destrozado y “muerto” en su vida política y porque no decirlo en lo personal.



Hoy está, más que nunca… solo, solito y solo detrás de una celda policial. Sin que esas voces que cuando estaba gozando del poder lo apoyaban gritando: “Lucho, nos estás solo… carajo”. Ahora esas voces mal llamadas “movimientos sociales” se esfumaron de las afueras de las instalaciones de la FELCC de la ciudad de La Paz. Para el colmo, ni familiares, ni exministros, ni ex viceministros, ni exdirectores, ni su propia militancia partidaria masista que juró tener lo acompañan en su peor momento político que atraviesa don Luis Arce. ¡Silencio sepulcral!

Que trágico y desolador había sido llegar al poder. Ni uno de sus “hermanos/as” que no se cansaba de repetir en sus discursos políticos al entregar obras públicas, ahora está con él. Lo único que cosechó Luis Arce durante los cinco años de su gobierno fue una militancia mercenaria. “Militancia” que jamás defendió principios, si no buscaba dinero; “militancia” que no marchaba por ideales, sino porque les pague por marchar; “militancia” que parecía tan fuerte, al fin al cabo fue un rebaño que buscaba solo tener dinero mal habido sin trabajar de verdad.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Hoy día en las redes sociales ya no se lee, ni se escucha un post o un audio en defensa de Arce Catacora. Existiendo una soledad digital palpable. ¿Dónde están esos sus servidores públicos que le juraban lealtad cuándo gobernaba el país? Seguro que ahora están de llunkus con el gobierno de Rodrigo Paz. La única que demostró su verdadera lealtad en las buenas y en las malas, fue su exministra de la Presidencia, María Nela Prada (sobrina del extinto Gral. Hugo Banzer Suárez), el resto que decían ser sus fieles servidores, ahora le dieron la espalda como diciéndole “ya no nos sirves”.

Hoy Luis Arce, afronta el peor momento de su vida a nivel personal y político. No hay esa mano amiga, sí la tuvo de verdad cuando era presidente, que le dé un golpecito de apoyo en la espalda o esa voz de aliento para que salga del fondo de ese túnel sin luz en el que se encuentra desolado. La soledad personal y política que hoy carga en sus hombros, es fatal. Fue aplaudido por interés, pero no fue querido de verdad y con sinceridad.

La universidad de la vida política, deja grandes lecciones de aprendizaje, no solo a Arce Catacora, sino a la clase política nacional. Una de esas es, que el poder revela quién eres de verdad, cuándo estás en lo más alto del mismo. Y la verdad, cuando Arce estuvo con el privilegio del poder, reveló frialdad, distancia y cálculo.

Ahora que lo perdió, la vida le revela otra verdad más cruda: “los vínculos que no construyes cuando estás arriba, no aparecerán para sostenerte cuando estés abajo”. Y también es la demostración de que el poder, sin humanidad, se diluye y que la vida sin afectos termina sola, incluso antes de que cierren y metan candado a las rejas frías y desoladas, donde tus únicos compañeros son algunos roedores o insectos. ¿¡Terrible final!

Con esto, una vez más queda establecido que el poder es efímero, la reputación perdura. Los cargos públicos son temporales y la ingratitud en la política boliviana es una constante a la hora de la caída del trono del poder.

Luis Arce Catacora, en este momento no tiene ni quien le escriba.