Estrategias nacionales de seguridad: “Fiebre del oro de China y el saqueo en el Cono Sur”


Roberto Rosso A.

 



El final de la Guerra Fría, y el “desorden” del sistema político internacional que ello comportó, fomentó la aparición de actores internacionales no estatales -transnacionales- que han modificado la tipología de las amenazas y los riesgos. Ello ha traído consigo un replanteamiento de la seguridad de los Estados. Este nuevo escenario y retos hacen necesario actuar de manera integral y multilateral; al mismo tiempo que exige una actuación más preventiva y proactiva para lo cual las Estrategias Nacionales de Seguridad resultan herramientas clave.

Latinoamérica y particularmente el Cono Sur viene ocupando un lugar cada vez más central en la estrategia de abastecimiento de oro de China. Según una cifra citada por la Fundación Francesa para la Investigación Estratégica (FRS), ya podría representar hasta el 10 por ciento de las reservas mundiales. Para China, el oro es una herramienta para reducir la dependencia del dólar y reforzar la seguridad de los recursos, pilar del “concepto global de seguridad nacional” de Xi Jinping.

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“El oro, como moneda universal que puede circular fuera del sistema financiero mundial, no solo sirve como reserva de valor, sino también como herramienta para eludir las sanciones económicas en caso de crisis diplomáticas”, el Partido Comunista de China participa directamente en la adquisición de oro, tanto a través del Banco Popular y los brokers como con políticas que incentivan las compras y la extracción en el extranjero. Estas iniciativas suelen basarse en cadenas de suministro opacas con elevados costes medioambientales y sociales, así lo hizo conocer una consultora internacional especializada en seguridad global, derecho y delitos relacionados con los recursos.

Vamos mencionando algunos ejemplos: el Mirador, un megaproyecto de cobre y oro situado a unos 1000 metros de altitud en la Cordillera del Cóndor, en la provincia ecuatoriana de Zamora-Chinchipe. Considerado uno de los yacimientos más grandes del mundo, alberga 4,82 millones de onzas de oro y 6,34 millones de plata. A su cargo se encuentra La empresa transnacional china Ecua corriente S.A. (ECSA), parte del consorcio estatal China Railways Construction Corporation (CRCC)-Tongguan, la misma fue acusada de corrupción y graves desastres medioambientales en varias regiones del mundo.

De los informes de la Universidad Central del Ecuador, se conoce que la expansión del Mirador ha provocado varios problemas: el deterioro de las carreteras por el tráfico pesado, el desplazamiento de las comunidades locales, la grave contaminación de los ríos con repercusiones en la pesca y la salud, condiciones laborales abusivas y un clima de violencia marcado por el asesinato.

En la misma zona, otra empresa minera china, Totalfor, se retiró repentinamente en mayo del presente año, dejando a decenas de familias en la ruina, sin pagar los más de USD 1,9 millones que debía a las empresas y los trabajadores locales. Los contratos incumplidos, los cheques sin fondos y los daños medioambientales han convertido la promesa de desarrollo en pobreza y deudas.

Entre la minería ilegal y la informal

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la creciente demanda china, que ha impulsado los precios por encima de los USD 3000 la onza, está favoreciendo en el Cono Sur americano un mercado ilegal de oro. Esta economía ilícita aumenta la inestabilidad regional, en la que operan diversos actores criminales, desde los cárteles de la droga hasta las mafias chinas, como las tríadas y la de Fujian.

El Saqueo del oro boliviano

En el norte de La Paz, Bolivia, decenas de compañías chinas operan las 24 horas del día, los 365 días del año, para extraer oro. En los papeles éstas no existen, pues se ocultan tras cooperativas mineras que reciben una renta a cambio de mantener el secreto. Extranjeros se enriquecen con el oro boliviano sin pagar impuestos y contaminan los ríos con mercurio y otros desechos tóxicos que después llegan al Parque Madidi.

El trabajo en los campamentos mineros en Mayaya, una comunidad en el bosque amazónico del norte de La Paz, nunca para, o casi nunca. Miles de obreros trabajan por turnos de 11 horas en gigantescas zonas de suelo estéril, contaminado, desértico, que se abre paso como una enfermedad. Desde aquí se envenena el río Kaka, cuyas aguas, kilómetros más abajo y junto a otras corrientes, besan las orillas del Parque Nacional Madidi.

Los mineros trabajan para empresarios chinos. Una asociación ilegal entre cooperativas bolivianas e inversionistas extranjeros (gran mayoría del gigante asiático) han hecho realidad esta devastación con la complicidad del Estado boliviano en la pasada gestión de los veinte años del MAS – IPSP. La minería aurífera ha destruido la naturaleza en estas poblaciones y el impacto llega al Madidi, una de las áreas más importantes del mundo en biodiversidad. Cada día, a cada hora, miles de litros de agua con mercurio y otros contaminantes tiñen los ríos que desembocan en esta área protegida.

En los últimos años, la República Popular de China se convirtió en el principal acreedor binacional de Bolivia. Hasta fines del 2021 se le debía el 10,3% de la deuda externa pública, equivalente a $us 1.312 millones.

Varias regiones del Cono Sur americano

Como en el Perú, están transformando la pequeña extracción artesanal en actividades industriales de alto impacto ambiental, especialmente en Madre de Dios, en la Amazonía, Puno y los Andes, en la frontera con Ecuador. El uso del cianuro altamente tóxico es frecuente porque permite a los mineros extraer dos o tres veces más oro del mismo mineral que con el mercurio. En Guyana y Venezuela, las autoridades han identificado a inversores y operadores chinos como figuras centrales en el tráfico ilegal de oro, con redes logísticas que facilitan su transporte. En Ecuador. El uso del cianuro altamente tóxico es frecuente porque permite a los mineros extraer dos o tres veces más oro del mismo mineral que con el mercurio. Informes recientes señalan su presencia en las zonas mineras del norte, en la provincia de Imbabura. Entre 2017 y 2024, la extracción ilegal de oro ha devastado más de 1.700 hectáreas de la Amazonía ecuatoriana, especialmente en la provincia de Napo.

Análisis clínicos realizados en 2024 han detectado metales pesados en la sangre de las comunidades indígenas kichwaruna, mientras que la violencia va en aumento. El pasado mes de mayo, 11 militares fueron asesinados en la provincia de Orellana durante una operación contra grupos armados vinculados al tráfico de oro. Al igual que en Bolivia por Mapiri, otro pueblo minero en el norte paceño, a 66 kilómetros de Mayaya, allí ya no hay nada. La ribera del río se ha convertido en un desierto gris de piedras sueltas donde los buitres saltan en busca de basura o algún animal muerto.

Red china de comerciantes internacionales

El Observatorio de Conflictos Mineros de Latinoamérica (OCMAL), desde 2020 se han disparado las exportaciones de concentrados de oro desde Perú, casi todas con destino a China. En 2024 alcanzaron casi 400.000 toneladas, por un valor de USD 884 millones, 20 veces superior al de 2019.

Los principales exportadores no son empresas mineras, sino “comerciantes internacionales”, que compran el concentrado a terceros sin declarar su origen en el momento del envío. Entre los principales operadores en Perú se encuentran IXM, controlada por el consorcio chino CMOC, y Humon Latin America, parte del grupo Humon que opera fundiciones en China.

En Bolivia. Las orillas de los ríos, deforestadas, contaminadas, y convertidas en pedregales, están repletas de maquinaria de procedencia china, fabricadas por gigantescas compañías que en su mayoría están vinculadas al Partido Comunista Chino (PCC). Hay volquetas Howo, de la CNHTC (China National Heavy Duty Truck Group Co.), una empresa del Gobierno Popular de China; maquinaria de LiuGong, una empresa pública china. La compañía Sinotruck Group, parte también de la CNHTC, tiene sus productos repartidos en estas zonas.

Importante destacar que China National Heavy Duty Truck Group Co., Ltd., CNHTC o Grupo Sinotruk, es un fabricante estatal chino de camiones con sede en Jinan, provincia de Shandong. Actualmente es el tercer mayor fabricante de camiones de China continental. Es conocido por desarrollar y fabricar el primer camión pesado de China: el “Huanghe”, literalmente, Río Amarillo), según los reportajes y el apoyo del Rainforest Journalism Fund del Pulitzer Center.

Los concentrados de oro son, de hecho, multimetálicos. Por esto, según expertos, a menudo, cuando se exportan, solo se declara el metal principal, como el oro, lo que permite que otros elementos preciosos que contienen, incluidas las tierras raras y los minerales críticos, se envíen a China.

Según OCMAL, los concentrados de oro también llegan a Perú desde países vecinos como Ecuador, Colombia y Bolivia, a través de comerciantes chinos como IXM, que utilizan los depósitos del puerto de Callao como centro logístico para luego enviar los cargamentos, junto con los de origen peruano, a China.

También se utilizan mulas chinas para transportar concentrado de oro a su país, y en los últimos meses se han producido varias incautaciones en los aeropuertos brasileños, siendo Hong Kong uno de los destinos más frecuentes.

Todo esto nos debe llevar a la reflexión de que la Seguridad Nacional es la cualidad de lo seguro. A su vez, por seguro entendemos: El no tener dudas la probabilidad de que algo ocurra o no falle o, por último, y es lo que nos interesa, el estar a salvo, un ámbito o lugar libre y exento de riesgo, de todo peligro. De nada sirve estar seguro si no es para algo. Esto, en los escenarios democráticos, desemboca en garantizar los derechos fundamentales y las libertades públicas; por tanto, no hemos de perder derechos y libertades para estar seguros, sino que hemos de estar seguros para poder ejercitar nuestros derechos y libertades.

Significa en pocas palabras que, como ambición futura, está la necesidad de un Consejo de Seguridad más proactivo. Para que en el corto plazo creen que el objetivo de conseguir que las amenazas distantes no se conviertan en inminentes y que las inminentes no se transformen en destructivas. Este reto de seguridad colectiva exige un compromiso real que aporte recursos humanos, materiales y financieros, no basta sólo con gestos o palabras.

Un nuevo cambio gubernamental, el paso de los años y el subsiguiente desfase, implica la aprobación de una nueva Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) para el 2026. En ella se deben concretar dos objetivos principales: Proteger al pueblo de las amenazas internas o externas y Promover su prosperidad con un suministro seguro de nuestras materias primas y muy importante la ESN de 2026 sea precisa, todas las amenazas en lo posible no deben generen inseguridad en el espacio de las “infraestructuras, suministros y servicios críticos.”