Federalismo en espera: Las autonomías inconclusas frenan un cambio de modelo


La viceministra Andrea Barrientos y el exdirector de la FAM-Bolivia Rodrigo Puerta conicidieron en que las autonomías son ‘débiles’.

Por Mauricio Diaz Saravia

Un cabildp en Santa Cruz, la principal región que exige federalismo.
Foto: CPSC

Un cabildp en Santa Cruz, la principal región que exige federalismo. Foto: CPSC



Fuente: La Razón

El debate sobre el federalismo volvió a instalarse en la agenda política boliviana como una propuesta de cambio estructural frente al agotamiento del modelo autonómico inconcluso.

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Al inaugurar su gobierno, no así en la campaña, el presidente Rodrigo Paz propuso el federalismo, aunque reconoció que las condiciones aún no están dadas.

Detrás de esta consigna política, que implica compartir el poder entre el Estado central y los gobiernos subnacionales, persiste una realidad menos visible, pero determinante: las autonomías, reconocidas por la Constitución de 2009 como el eje de la descentralización, aún no se han consolidado. Esta debilidad estructural convierte al federalismo en una idea más aspiracional que viable, mientras el Estado continúa operando bajo una lógica centralista.

Autonomías

La viceministra de Autonomías, Andrea Barrientos, afirmó en entrevista con La Razón que el problema no está en la falta de normas, sino en su aplicación. “Bolivia no tiene un déficit legal en materia autonómica, tiene un déficit de implementación y de voluntad política”, dijo.

Para la autoridad, plantear el federalismo sin haber hecho funcionar el modelo autonómico vigente implica desconocer los avances logrados y, sobre todo, las tareas pendientes.

A más de una década de la puesta en marcha de las autonomías, las gobernaciones y alcaldías siguen enfrentando limitaciones severas para ejercer sus competencias. Las decisiones estratégicas y los recursos continúan concentrados en el nivel central. “Mientras no exista autonomía fiscal real, hablar de descentralización profunda es solo un discurso”, advirtió Barrientos, que subrayó que la dependencia financiera condiciona toda la gestión subnacional.

Federalismo

Esta lectura es compartida por Rodrigo Puerta, exdirector ejecutivo de la Federación de Asociaciones Municipales de Bolivia (FAM-Bolivia), quien sostiene que el federalismo se ha convertido en una bandera política que no dialoga con la realidad institucional del país. “No se puede saltar al federalismo cuando todavía no hemos logrado que los municipios ejerzan plenamente las competencias que ya tienen”, señaló.

A su juicio, el problema de fondo es que el poder y los recursos siguen centralizados, independientemente del modelo.

Uno de los principales nudos críticos es el régimen económico-financiero. Gobernaciones y alcaldías dependen en gran medida de transferencias del Tesoro General del Estado, lo que limita su capacidad de planificación a mediano y largo plazo. “Las autonomías no pueden desarrollarse si cada decisión presupuestaria depende del nivel central”, afirmó Puerta, que dijo que sin un pacto fiscal no existe descentralización efectiva.

Modelo

La fragmentación de competencias es otro factor que frena el proceso. Aunque la Constitución define atribuciones exclusivas, concurrentes y compartidas, en la práctica persisten superposiciones y vacíos. “Muchas veces los gobiernos subnacionales no saben hasta dónde pueden actuar y dónde empieza la competencia del nivel central”, reconoció Barrientos.

Esta ambigüedad genera conflictos, paraliza proyectos y alimenta la percepción de ineficiencia del modelo autonómico.

Más allá de lo normativo, ambos coinciden en que el principal obstáculo es político. “La descentralización real implica ceder poder, y eso siempre genera resistencias”, afirmó la viceministra.

El centralismo —explicó— no solo es una estructura administrativa, sino una forma histórica de control político y económico. Puerta coincidió en que “el centralismo se ha mantenido como un mecanismo de disciplinamiento hacia las regiones”.

Debate

El debate, en este contexto, aparece como una respuesta simplificada a un problema complejo. “Cambiar el nombre del Estado no va a resolver la falta de capacidades institucionales ni la dependencia financiera”, advirtió Puerta.

Barrientos sostuvo que “ningún modelo funciona si no hay corresponsabilidad, transparencia y fortalecimiento institucional”.

En tanto, las autonomías indígenas reflejan con claridad estas limitaciones. Aunque representan uno de los avances más innovadores del proceso constitucional, su implementación ha sido lenta y desigual. “No basta con reconocer el derecho al autogobierno si no se garantizan recursos y asistencia técnica”, analizó la viceministra.

En la misma línea, Puerta agregó que muchas de estas autonomías “siguen atrapadas en procedimientos burocráticos que les impiden ejercer poder real”.

Municipios

En el ámbito municipal, las dificultades son similares. Los gobiernos locales enfrentan crecientes demandas ciudadanas, pero con presupuestos limitados y escaso apoyo técnico. “Se descentralizaron responsabilidades, pero no capacidades”, afirmó Puerta.

Esta situación ha generado alcaldías sobrecargadas, con poco margen de maniobra y alta dependencia económica del nivel central.

Desde esta perspectiva, el federalismo corre el riesgo de convertirse en una promesa vacía si no se abordan primero las fallas del modelo autonómico. “Sin instituciones sólidas y sin un nuevo pacto fiscal, cualquier cambio de estructura va a reproducir los mismos problemas”.

La experiencia comparada respalda esta advertencia. Los Estados federales exitosos se construyeron sobre bases sólidas de institucionalidad, cultura democrática y autonomía fiscal. “Bolivia aún no ha completado ese proceso”, afirmó Puerta, quien alertó sobre el riesgo de profundizar la fragmentación territorial si se impulsa un cambio de modelo sin consensos ni bases técnicas.

Estado

El debate de fondo no es, entonces, qué tipo de Estado adoptar, sino por qué el modelo vigente no ha sido plenamente implementado. Mientras esa pregunta no tenga respuesta, el federalismo seguirá siendo una consigna política más que una alternativa real.

Varios actores políticos reclaman la implementación del federalismo. Uno de ellos, es el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, con quien coincide el presidente Paz.

“Creo que en años venideros, si hacemos bien las cosas, Bolivia será federal, lo cual potenciará a sus regiones”, dijo el mandatario en el encuentro Visión Bolivia 2025, el día anterior a la asunción de su mandato. Repitió la idea durante su posesión.

Fuente: La Razón