En la Franja de Gaza, la cuestión de la «línea amarilla» es una preocupación creciente para la población. Es la frontera entre la supuesta zona segura, donde los residentes deberían estar seguros, y la parte del territorio controlada por el ejército israelí, que representa el 53% del enclave. Muchos en el terreno dicen que está constantemente «movida hacia adelante» o no respetada, que es solo un concepto vago, casi invisible.

Con la enviada especial de RFI en Jerusalén, Alice Froussard
«En realidad, la ‘línea amarilla’ se ha convertido en una pesadilla para todos los palestinos de Gaza. Incluso para los que no viven al lado»: la joven que habla, Maha Hussaini, está en Gaza. Trabaja para Euro-Med Human Rights Monitor, una organización de derechos humanos.
«Han ampliado la zona ocupada»
Esta línea está lejos de ser clara en el terreno, dice. «Su ubicación estaba claramente definida en el acuerdo de alto el fuego. Pero desde entonces, las fuerzas israelíes han superado varias veces este límite y han ampliado la zona ocupada, y esto mediante fuego real, excavadoras, ataques aéreos o disparando directamente contra casas, civiles y lugares de encuentros», detalla.
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Maha describe bloques amarillos, de cemento, que delimitan una zona «segura» antes de la verdadera línea amarilla. Pero estos bloques se desplazan con el paso de los días, a menudo para encontrarse en medio de barrios residenciales de Gaza.
Desplazamiento de población
«También hemos documentado varios casos en los que personas se durmieron por la noche pensando que estaban en una zona segura, donde podían quedarse cómodas porque estaban lejos de la ‘línea amarilla’, pero cuando despertaron, los bloques amarillos estaban delante de su casa… Así que, en estos casos, cogen lo que pueden de sus pertenencias y huyen», cuenta la mujer.
Para ella, esta situación es un claro ejemplo de cómo se está implementando el desplazamiento de población en Gaza.