Gradualismo, corrupción y otras estrategias del montón


Con los ánimos del gabinete más templados, el gobierno empieza a orientar su política económica y lanzar globos sonda para evaluar impactos de posibles reformas en los diferentes problemas a resolver

Gradualismo, corrupción y  otras estrategias del montón
Paz y Lara volvieron a encontrarse en acto público

 

Fuente: El País.bo



Sofocada la amenaza de incendio por la parte vicepresidencial – solo un live en una semana y sin atacar directamente al presidente – , quien sabe si por espíritu navideño adelantado o porque se han alcanzado acuerdos y definido nuevos marcos, el gobierno de Rodrigo Paz Pereira parece haber empezado a despejar el camino para desplegar su verdadero plan. Y hay señales de todo tipo.

Aquello de los 100 días de gracia para el recién electo no suele aplicar en Bolivia, menos en condiciones de crisis aguda como la que se transita. Hasta Samuel Doria Medina, socio preferente y aparente tutor de una buena parte del gabinete salió a las pantallas a ponerle plazos al electo.

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Doria Medina había propuesto resolver los problemas en “100 días, carajo”, pero no entró ni a segunda vuelta, por lo que es Rodrigo Paz el que ahora tiene que sortear las minas antipersonas enterradas en el camino. Algunas son muy visibles, otras no tanto, pero cualquiera puede ser destructiva.

La narrativa

Lo que sí está claro es el hilo conductor que todas las dependencias del Gobierno tratan de instalar: la corrupción es la culpable. La idea no es tan original que digamos – todos los gobiernos del mundo suelen culpar “a la herencia recibida” para justificar sus decisiones más duras en los 100 días de gracia – pero en el caso boliviano además le añade una dificultad en el cierre que va a ser difícil de gestionar si realmente se quieren abordar problemas de fondo, pues si el problema es la corrupción, con acabar con ella sería suficiente para que volviera la bonanza. “¿O no?”.

En Argentina, Milei llegó al gobierno pidiendo sacrificios en nombre de un futuro más libre (supuestamente mejor, aunque nunca lo verbalizó en esa dirección); en Bolivia Paz llegó al poder prometiendo “capitalismo para todos”. El nivel de bienestar de unos y otros en el peor momento es incomparable. Lo de los sacrificios nunca quedó demasiado claro.

Paz tasó en 16.000 millones de dólares el “robo” de 20 años de gobiernos del Movimiento Al Socialismo (MAS). De momento se le ha abierto proceso a los “Lidia Patty”, mientras que el poderoso expresidente de YPFB, Armin Dorgathen, ha sido localizado en Brasil. A Evo se le ha citado en La Paz, aunque ya tiene otras citas a las que no acude y ese – dicen en el mercado Bolívar – es el problema.

En nombre de la lucha contra la corrupción se ha elevado el precio de la marraqueta en La Paz (¿?), y gracias a la lucha contra la corrupción se han acabado las filas en los surtidores. El primer “éxito” se siente como hurto; el segundo como “alivio”: ¿Por qué habría que levantar la subvención al combustible ahora que todo volvió a la normalidad? Como el tema se ha pateado hasta marzo – probablemente después de subnacionales -, pues seguramente habrá tiempo de articular otra narrativa, aunque varios analistas recuerdan que los 500 y pico millones de emergencia que librará la CAF apenas cubrirán un par de meses de importación – tres sin corrupción -.

Exagerar y cambiar

La narrativa a veces se va de las manos. El presidente Paz en plena conferencia de prensa dijo textualmente que “sus ahorros en la Gestora no hay”. Casi 30.000 millones de dólares esfumados de la noche a la mañana, incluidos los de muchos viejitos que los suman a los de sus familias para intentar sobrevivir hasta fin de mes. El ministro de Economía Gabriel Espinoza tardó de más en salir a “matizar” al presidente, y el propio Paz al día siguiente quiso comparar 30.000 millones con casi 200 que supuestamente se perderán en el arbitraje internacional, que viene a ser como una suerte de justiprecio a pagar por los países que intentan ejercer su soberanía sin salirse del sistema occidental organizado.

Del sistema también hablaron en Cancillería y en Gobierno, luego de posesionar al jefe de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) que obviamente no tiene los mecanismos para actuar contra las corruptos porque el paquete de medidas de lucha contra el blanqueo – que exigía la comunidad internacional – se tumbó al inicio de la pasada legislatura. De aquellos polvos estos lodos: nos metieron en la lista gris del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) de la que hay que salir para optar a cualquier financiamiento internacional y para lo que, básicamente, hay que reponer aquel paquete de medidas rechazado, sea en formato leyes, decretos o como sea, aunque nadie quiera hablar de ello.

El otro asunto de la semana ha sido Boliviana de Aviación (BoA), la aerolínea estatal creada (2009) luego de la quiebra de Aerosur – que no pagaba a sus trabajadores, hay que recordar – y que en los últimos años ha sido objeto de críticas por un “deficiente servicio”.

Sobre BoA ha habido menos relato de corrupción – algunos temas de reventa de pasajes – pero sí un cambio en los diagnósticos: si antes era una empresa a liquidar, hoy ya no se habla de cielos abiertos y libre competencia, sino de un rescate de 25 millones de dólares y una “asociación público – privada” para gestionarla. El tema del avión no afecta a los de más abajo, sino a los de más arriba, y el gobierno tendrá que calcular también esas decisiones.

En otros asuntos no menores, se empezó a publicar un “precio referencial real” del dólar en Bolivia en base a los verdaderos precios tasados por los bancos en el mercado mayorista – el de los que necesitan muchos dólares -, que es el paso previo a la libre flotación, aunque de momento se dice que ayudará a la estabilidad y reducirá la especulación, pese a que un día estuvo en 7,80, al otro en 9 y pico y luego en 8.

La estrategia es conocida como “globos sonda”, una dinámica consistente en mandar señales para analizar el humor social con el que serían recibidas las diferentes dinámicas.

Paz y Lara pasan página

La otra imagen de la semana llegó el viernes, con Edmand Lara y Rodrigo Paz juntos en un acto en la Academia Nacional de Policía con los nuevos egresados. Apenas se miraron, aunque intercambiaron algunas muecas en las redes. Se supone que el impase está superado, lo que seguramente supondrá una menor actividad del expolicía en redes – al menos de la actividad crítica, aunque ese mismo viernes publicó un pedido de censura por los operativos contra los discapacitados movilizados –  y la cesión de algún espacio más para el vicepresidente – esta semana ya ha estado en dos actos de la Policía -.

También tuvo su momento en la Asamblea: está en marcha la selección de vocales del Tribunal Supremo Electoral sin demasiadas exigencias y también las elecciones subnacionales, donde seguramente Lara se jugará su futuro e influencia. El ciclo político no ha terminado y marzo servirá para calcular de verdad las fuerzas de unos y otros sobre el tablero territorial. De momento los involucrados siguen analizando, pero el calendario apremia.

Fuente: El País.bo