Leo Rosas: «Estuve dos años en negación con Dios. No es lo mejor, porque Dios siempre es el camino»


Se confiesa. Con su voz y una honestidad que conmueve, Leo Rosas habla del amor, la fe y los sueños que aún lo acompañan en esta etapa de su vida

 

Por Kathryn Chávez



 

Fuente: eldeber.com.bo

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Con la sensibilidad a flor de piel y una madurez que se refleja tanto en su voz como en sus palabras, Leo Rosas llega a Santa Cruz en medio de su gira Homenaje a los Grandes, un proyecto musical que nace desde la gratitud y la memoria.

Ciudadano del mundo, romántico declarado y alma vieja, el cantante abre su corazón para hablar de la música, el amor en todas sus formas, las pérdidas que marcan la vida y los sueños que aún lo impulsan a seguir adelante.

¿Hace cuánto llegaste a Santa Cruz?

Ahorita estamos con una gira que se llama Homenaje a los Grandes. La empezamos en Sucre. Yo soy un ciudadano del mundo ahora; ando a veces aquí, a veces allá.
¿De dónde nace la idea de hacer un homenaje a los grandes de la música?

Se da porque lo empecé a hacer con mi equipo de trabajo como un regalo a Bolivia por sus 200 años. El primer show lo hicimos en Sucre, la capital de nuestra amada patria. Fue un espectáculo hermoso, de más de 40 canciones, con mi banda, en el Teatro Gran Mariscal, rindiendo homenaje a los grandes artistas de la música.
¿Sentiste el cariño de la gente que siempre te apoya?

Siempre, siempre siento el cariño. Es algo mágico, algo muy bonito.
¿Qué proyectos musicales se vienen?

Hemos grabado una canción que ya está masterizada y solo nos falta trabajar el videoclip. Eso lo vamos a hacer para lanzarla a principios de enero.
Es una canción muy romántica que se titula La primera vez.
Si te digo Marian, ¿qué se te viene a la cabeza?

Mariancita, una persona muy importante en mi vida y que sigue siéndolo. Fue una persona maravillosa. Como todos los humanos, tenemos errores y las parejas siempre tienen diferencias, pero ella siempre está aquí, digamos. La extraño, pero siento que ahora está en un lugar mejor.
¿Te apoyó mucho?

Fue un gran apoyo para mí. Nos apoyamos mutuamente y aprendimos muchas cosas juntos durante el tiempo que estuvimos. Fue una etapa muy linda en mi vida y siempre va a perdurar para mí.
¿Crees en el amor todavía?

La verdad, yo creo en el amor, en todas sus formas. El amor que siento por mi papá, por mi mamá, por mis hermanos, por mi familia, también es amor. Hay amor de hermanos, de padres, de amigos y, lógicamente, el amor de pareja. El amor de pareja hoy es más complicado; estamos en una generación diferente y yo soy un alma vieja.
¿Qué hacés cuando no estás en el escenario?

Me gusta mucho ir al cine y viajar. Antes no me gustaba viajar, pero fue una enseñanza que me dejó Marian. A ella le encantaba viajar. Me acuerdo que una vez al mes viajábamos en México. Yo renegaba porque se gasta cuando uno viaja, pero es un gasto lindo, porque uno aprende de otras culturas, idiomas y formas de vivir. Eso es maravilloso y eso me dejó.
¿Sos de llorar?

Llorar es liberarse, es limpiar el corazoncito, sacar lo que uno tiene adentro. Se vale llorar y no está mal. No es cierto que los hombres no lloran; se vale llorar.
¿Sanaste ya el corazón?

No sé, la verdad. No es que uno diga “voy a sanar” o “haré un tratamiento para sanar”. Para mí, Dios es quien sana. Siempre hay que orarle: en la mañana, en la tarde y en la noche. Cuando uno está bien y cuando uno está mal, nunca olvidarse de Él.
Cuando falleció Marian, me alejé completamente de Dios.
¿Le cuestionaste a Dios el porqué de los momentos duros?

Sí. Durante siete meses, todos los días y todas las noches le oraba, le pedía, y nada. Tenía mucha fe, pero no se recuperaba.
¿Hubo un momento de negación con Dios?

Después de que ella fallece, estuve dos años en negación con Dios. No es lo mejor, porque Dios siempre es el camino. Hay personas que tal vez no creen en Dios y es respetable, mientras no hagan daño a nadie.
¿Te considerás una persona alegre o aburrida?

A veces soy aburrido, no siempre. No se puede estar bien las 24 horas. Hay momentos en los que uno está cansado y le toca estar así, como a todos. Siempre trato de dar lo mejor, aunque la moneda tenga dos caras: hay personas que conocen lo lindo y otras que conocen lo malo.
¿Qué sueño te falta por cumplir?

Muchísimas cosas. Después de La Voz vino una crisis en el país y luego la pandemia a nivel mundial. Muchas actividades quedaron en pausa y ahora las estamos retomando. Si bien tenía 21 años y ahora tengo 27, seguimos con el mismo ánimo, trabajando en nuevas canciones, nuevos videos y soñando, porque la vida es un sueño.
¿Pensás formar una familia en algún momento?

Trato de disfrutar el momento y vivir la vida día a día, sin planificar demasiado. Nunca he sido de planificar. Con Marian era igual: cuando viajábamos, ella decía “hagámoslo de acá a un día” y yo respondía “si viajamos, que sea mañana”.
¿Te ha tocado salir al escenario con el alma rota?

Sí. Cuando tuve la oportunidad de cantar en el concierto de Juan Gabriel en 2014, había fallecido mi abuela hacía muy poquito. Fue muy difícil, pero tenía que hacerlo.