Milagro en la selva del Beni: El dramático testimonio del piloto que sobrevivió a una caída de avioneta


El capitán Carmelo Egüez y un joven piloto en instrucción salieron ilesos, solo con golpes, tras aterrizar de emergencia en medio de árboles grandes. «Es un milagro que estemos vivos», declaró el capitán desde el hospital.

Milen Saavedra



Fuente: Red Uno/Que no me pierda

Este jueves, una avioneta que cubría la ruta entre Trinidad y Santa Ana de Yacuma sufrió un desperfecto mecánico y tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en una zona boscosa y de difícil acceso, a solo ocho millas de la partida. A pesar de la gravedad del accidente, los dos ocupantes sobrevivieron, un hecho que el capitán de aviación civil Carmelo Egüez calificó como un milagro.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

El capitán Egüez, con 43 años de experiencia en vuelo, se encontraba en la aeronave junto a un joven piloto recién egresado de la escuela, a quien estaba habilitando en lo que era su segundo vuelo juntos.

Falla mecánica y aterrizaje forzoso en la selva

Desde el hospital, Egüez relató los momentos de terror que vivieron a bordo del pequeño avión a carburador.

«Habíamos volado ya aproximadamente unas 7 millas. Y de repente las RPM [Revoluciones por Minuto] empezaron a bajarse», explicó el capitán. La pérdida de potencia forzó a la aeronave a desviarse hacia la derecha mientras estaban en ascenso, a una altura de apenas 1.000 pies.

El capitán detalló que, al estar tan bajos, no tuvieron tiempo de reportar la emergencia a la torre de control y se vieron forzados a buscar un lugar para descender. La pampa o bajío (zona despejada), estaba a unos mil metros de distancia, pero la selva se encontraba justo debajo de ellos.

«No pudimos hacer la emergencia en la pampa… nos tocó hacer un aterrizaje en medio de la selva, árboles bastante grandes», lamentó.

Una oración rápida que marcó la diferencia

Ante la inminente caída, el capitán Egüez, cristiano evangélico, realizó una rápida oración. «Le pedí a Dios que nos ayudara a salir vivos porque no veíamos la posibilidad de llegar a la pampa», confesó.

La pericia y la experiencia fueron clave: justo antes del impacto con los árboles, el piloto tomó la decisión de «jalar el bastón [la cabrilla]» para evitar estrellarse de punta. Además, cortó completamente la mezcla y las baterías para que no hubiera un incendio, maniobra que resultó exitosa.

«Doy gracias a Dios. Yo soy una persona creyente en Dios. Es un milagro que estemos vivos y que nos salió bien», reiteró el capitán, destacando que el accidente no fue por falla humana, sino por falla de la máquina.

Los dos ocupantes fueron rescatados por personal de emergencia y se encuentran en el hospital solo con golpes leves. Egüez, quien ha dedicado su vida a instruir a nuevos pilotos, afirmó que este accidente es «parte de nuestra vida de los aviadores».