Municipios golpeados por el desastre perdieron entre el 33% y 94% de sus bosques


Warnes, Colpa Bélgica, El Torno, Porongo y Montero están entre las zonas con más pérdida de cobertura arbórea. Especialistas advierten que hay puntos vulnerables entre La Guardia y la capital cruceña. Piden proteger el Cordón Ecológico

Fotos: Fuad Landívar

Fuente: El Deber

“La crecida violenta cambió para siempre el Piraí. El río tuvo que hacerse profundo para que no lo sigan hiriendo”, dice Juan Pardo, un vecino que fue a ver el desastre que dejó el turbión en Valle Sánchez, en el municipio de Warnes.



En esta zona el agua se entró unos 200 metros y arrasó con la plaza turística, conocida como el malecón, llevándose cabañas y árboles, dejando un barranco de unos 12 metros, cuando antes no había ni uno.

Municipios golpeados por el desastre perdieron entre el 33% y 94% de sus bosques

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Warnes, Colpa Bélgica, El Torno, Porongo y Montero, que están en la zona de influencia del río Piraí, perdieron entre el 33% y 94% de su cobertura arbórea en las últimas décadas y fueron los más golpeados por el desastre el pasado fin de semana.

En Valle Sánchez los vecinos podían acceder caminando unos pasos a la playa del Piraí, porque la plaza fue construida sobre las riberas, pero ahora se sienten desprotegidos porque el turbión se llevó parte de la franja de  los 1.000 metros de protección, donde la norma exige que no debe haber tala de árboles ni  construcciones.

La riada también dejó luto y destrucción en otros municipios, considerado el peor desastre en más de 40 años. Y, aunque la población sufre directamente los efectos de los eventos climáticos y meteorológicos extremos, son los datos de la deforestación los que ayudan a explicar el desastre. Los municipios más afectados son los que registran la mayor pérdida de su cobertura arbórea. Pero eso no es todo: el río Piraí también perdió gran parte de su bosque de protección, el 62,5% solo entre Porongo y Santa Cruz de la Sierra.

Un informe de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) muestra que el departamento cruceño pasó de  tener 31.963.731 hectáreas de bosque en 1956 a 25.688.144 hectáreas en 2022.

En cuanto a los municipios, los más golpeados recientemente por los desastre están entre los  más afectados por la pérdida de su cobertura arbórea, en este mismo periodo. Warnes que tenía122.903 hectáreas disminuyó a 6.909, lo que significa un 94% de su cobertura arbórea. Montero pasó de 27.668 a 1.876 hectáreas (93%);  La Guardia de 80.352 a 26.908 hectáreas (67%); y El Torno, de 83.828 a 55.892 hectáreas (33%).

Municipios golpeados por el desastre perdieron entre el 33% y 94% de sus bosques

En el caso de Porongo, la reducción fue de 66.272 a 36.702 hectáreas (45%); mientras que Colpa Bélgica de 9.479 a 3.433 hectáreas (64%).

Santa Cruz de la Sierra es otro de los municipios que registra una fuerte reducción de su cobertura arbórea. De las 117.228 hectáreas que tenía originalmente, hoy conserva 9.757 hectáreas, lo que equivale a una pérdida del 92%.

La ingeniera ambiental, Sandra Quiroga, señala que, para entender el desastre, se debe tomar en cuenta que la cuenca del río Piraí atraviesa 26 municipios del departamento y, como no se cuenta con un plan de manejo integrado, se han ido permitido actividades, como la extracción de áridos y agregados, la deforestación y parcelas productivas muy cerca de quebradas y ríos, lo que han vulnerado la protección.

Apunta que, además, existen asentamientos humanos en zonas altamente vulnerables, es decir, que están muy cerca de los cuerpos de agua superficiales, especialmente quebradas, ríos y microcuencas, a pesar de que la normativa es clara: “No debería haber ningún asentamiento entre los 100 y 1.000 metros desde el lecho del río, ni permitir actividades productivas sobre el bosque de protección (BP1)”, remarca.

Sin embargo, observa que, entre 1995 y 2024, el río Piraí perdió el 62,65% de su bosque ribereño, solo entre los municipios de Santa Cruz de la Sierra y Porongo, según datos del Searpi.  De las 3.109 hectáreas de cobertura arbórea que existían en las riberas, solo quedan 1.161 hectáreas, es decir,  fueron desforestadas 1.948 hectáreas.

Se necesitarían plantar 318.070 árboles para restaurar esta zona.

El director del Searpi, José Antonio Rivero, explicó que las áreas de inundación constituyen el principal defensivo natural, por lo que no deben ser habitadas. Indicó que las situaciones registradas en El Torno y en Achira corresponden a los “asentamientos ubicados en riberas”, insistió.

Rivero reiteró que la función específica del Searpi es ejecutar trabajos de prevención, pero lamentó que no se han realizado en anteriores gestiones. Como prueba, indicó que en 2025 no se ha ejecutado ninguna obra en las zonas con problemas de inundación.

Aseguró que asumió el cargo el 4 de septiembre y que, durante la época de lluvias, solo se pueden realizar trabajos de emergencia en los lugares donde las condiciones del río lo permiten, por lo que las obras estructurales deben impulsarse en la época seca.

“Necesitamos más de Bs 320 millones para trabajar en defensivos en las cinco principales cuencas del departamento (Piraí, Río Grande, Ichilo, Yapacaní y Parapetí)”, remarcó al señalar que el presupuesto actual del Searpi es de Bs 9 millones, de los cuales Bs 4,5 millones  van a gastos corrientes.

Por su lado, Alfredy Álvarez, director de la ABT, insistió en que ellos fiscalizan el área del desmonte, pero se otorga el permiso de acuerdo a la normativa; sin embargo, las zonas donde ocurrió el desastre no deberían tener ninguna autorización.

Indicó que imágenes satelitales muestran el desmonte en este sector, donde es totalmente ilegal.  “El efecto de vulnerar las leyes con el desmonte ilegal, los incendios forestales y los avasallamientos son estos desastres naturales”, dijo.

El Cordón Ecológico, barrera de protección de la ciudad

La ambientalista Quiroga advirtió sobre los graves riesgos que enfrenta la capital cruceña si continúa vulnerando el Cordón Ecológico, la única barrera de protección con la que cuenta la ciudad, pero que  se encuentra amenazado por el desmonte, la apertura de múltiples caminos para la extracción de áridos y otras actividades humanas que han debilitado los dos diques de contención, el primero ubicado en las riberas del río y el segundo, que está paralelo al cuarto anillo.

“Hay un riesgo inminente, sobre todo, porque no tenemos un  plan integrado de cuencas y porque están perforando el Cordón Ecológico”, insistió.

Recuerda los daños ocasionados en la riada de 1983 que, en la zona de Sirari, cubrió por completo las viviendas. “Es un río que uno lo ve tranquilo, pero, por la diferencia de altitudes que tiene se torna peligroso cuando está en crecida, porque adquiere gran  velocidad y fuerza. En la parte alta tiene 2.800 metros y en la baja, 140 metros”, dijo.

Luis Alberto Castro, miembro del Colegio de Agrimensores de Santa Cruz, y de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB),  señaló que ambas instituciones, impulsaron un estudio técnico y logaron identificar cinco puntos críticos a lo largo del Piraí, entre Santa Cruz de la Sierra y La Guardia, y que podrían contribuir a un nuevo desastre por riada, como pasó en 1983.

Refiere, además, un estudio topográfico de defensa de la ciudad, realizado desde el kilómetro 15 (La Guardia) hasta Viru Viru, en el que se constató que el río carece de un lecho rocoso, toda vez que hasta una profundidad de 10 metros está compuesto por mazamorra, y las barrancas son de arena, por lo que pueden desbordarse con facilidad.

Asimismo, los defensivos existentes históricamente apenas cubren una parte de lo que se considera el tramo donde se ubican los sectores críticos: las obras de contención del agua solo están entre el km 6 de la doble vía a La Guardia y las lagunas de oxidación. El resto no tiene infraestructura de protección, por lo que pide que se construyan defensivos.

“Por eso es fundamental el Cordón Ecológico y que se deje de intervenir ese espacio, que debe ser reforestado. Además de que estos beneficios ambientales es la barrera de la ciudad contra las crecidas”, indicó.

Al respecto, el director del Searpi sostuvo que la situación de riesgo es  zonificada. “Santa Cruz de la Sierra cuenta con defensivos desde la creación del Searpi y se ha realizado mantenimiento de protección de barrancas para evitar la erosión; sin embargo, no se ha hecho el recrecimiento de los diques, pese a que el cauce se viene sedimentando y elevando su nivel”, manifestó.