Anualmente, la redacción de EL DEBER elige al personaje del año con la premisa de destacar a las personas que aportan a hacer de Bolivia un mejor país.

Fuente: El Deber
Yolanda Mamani y Carlos Quisberth
“Estoy esperando la hora para poder volver a mis libros, a mi música y a mi hamaca”. Así, Óscar Hassenteufel vive los últimos días al mando del Tribunal Supremo Electoral. Fue nombrado Personaje del Año por Grupo EL DEBER y abrió las puertas de su despacho para hablar de su largo recorrido por la vida.
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Han sido 6 años muy intensos en el Tribunal Supremo Electoral .. ¿Cuál es el momento más complicado que ha tenido que enfrentar, el desafío más difícil de todos estos años?
Desde el inicio bastante complicado porque el año 2020 tuvimos que hacer un proceso electoral en plena pandemia, si ustedes se acuerdan. Fue un momento muy difícil porque aparentemente la gente no quería que se haga la elección por temor a la pandemia.
Fuimos probablemente el segundo país en Latinoamérica que hizo elecciones en pandemia. El primero fue República Dominicana. Creo que ese fue el momento más difícil porque venían grupos de personas, había manifestaciones todos los días exigiendo que se suspendan las elecciones. Creo que ese fue el momento más complicado.
Bajo su presidencia, se llevó a cabo una conflictiva elección judicial. ¿Qué puede decir de ese proceso?
La elección judicial ha sido también otro momento muy difícil por la serie de acciones constitucionales que se plantearon y finalmente por la resolución que adoptó el Tribunal Constitucional, que no nos permitió hacer una elección completa. En vez de elegir 26 magistrados, tuvimos que elegir solamente 19.
Desde noviembre del 2024, en que salió el fallo constitucional, creo que hubo el suficiente tiempo para llevar adelante esta elección complementaria. Lamentablemente no se pudo hacer. Y ahora hay que hacerla.
Usted ha liderado ese proceso electoral complicado, complejo. ¿Cómo evalúa todo este escenario?
Nos tocó la conclusión de un ciclo político y el inicio de lo que parece ser un nuevo ciclo.
Eso es lo que la historia nos deparó y lo que hicimos es nada más que cumplir con nuestra tarea, con nuestro deber de llevar adelante el proceso electoral de la mejor manera posible.
Logramos implementar el Sirepre y es un hito que queda para todos. Era el momento y el desafío ineludible. Lo hicimos.
Yo creo que deberíamos celebrarlo todos los bolivianos, porque ese es un logro que permitió que nadie reclame, que nadie diga fraude. La gente se olvidó de la palabra fraude, ¿verdad? Entonces es un logro.
Queremos conocer más sobre usted. ¿Desde cuándo es stronguista, presidente?
Mire, soy stronguista desde el día 26 de septiembre de 1969, desde el día en que ocurrió el accidente de Viloco. Y tengo que comentarles un antecedente. Yo trabajaba en el Ministerio del Trabajo por invitación de la primera mujer ministra en el Ejecutivo, doña Alcira Espinosa.
El 6 de agosto (antes del accidente) me mandó presidiendo la delegación con el Club Strongest a los centros mineros, donde debían jugar dos partidos.
Y entonces yo me hice amigo de todos los jugadores. Y cuando se produce el accidente y todos los que viajaron fallecieron, desde ese día me hice hincha del Strongest.
¿Qué música y qué libros le gustan a Óscar Hassenteufel?
Soy amante de la música del Oriente de nuestro país. La música de taquiraris, carnavalitos. Soy amante de la música folclórica argentina. Las zambas me encantan. Es que viví de chico, viví tres años en la Argentina, entonces le tomé cariño a esa música y me gusta mucho la música paraguaya.
Hay muchos libros, pero en el plano profesional hay un pequeño libro que debe haberse escrito en el siglo XVIII o algo así. Se llama De los delitos y de las penas. Es una crítica al sistema penal que regía en esa época. Es un libro que siempre me llamó la atención.
¿Gusta del cine?
Obviamente del cine boliviano. Me gusta el cine y antes iba con mucha frecuencia, pero hace muchísimos años que no piso una sala de cine. Desde el año 93 probablemente.
¿Cuál sería el tema de la banda sonora que usted colocaría en el momento más conflictivo?
Yo creo que la música de la película El Padrino es una música sensacional. Y de verdad que usaría esa banda sonora para cualquier cosa.
¿Y con cuál de los personajes usted se identifica más en cuanto a las películas?
Creo que no me identifico con ninguno en especial, pero la música de la película es algo que realmente me gustó mucho. Yo prefiero películas de acción, películas con temas bíblicos, digamos, como Los Diez Mandamientos. Ese tipo de película. Disfruto mucho por eso de la Semana Santa, porque normalmente los canales de televisión pasan ese tipo de película. Y las puedo ver tres veces, cuatro veces. No me canso de verlas.
Señor presidente, ahora en lo intelectual decía también que va a retomar sus libros, es decir, ¿va a escribir algo?
Más que escribir, yo soy un aficionado a la historia. Voy a retomar mis investigaciones, yo las llamo así, mis investigaciones históricas, mis investigaciones jurídicas y voy a poder leer algunos libros que no he podido leer en todo este tiempo. Hay un libro de Vargas Llosa que apenas he leído un par de capítulos, y quiero acabar. Posiblemente voy a leer algún otro libro de Mario Vargas Llosa porque es un escritor realmente fascinante para mi gusto.
Entre el Tribunal Supremo Electoral actual y la Corte Nacional Electoral de hace unos años, ¿cuál es la diferencia más notoria desde su perspectiva?
El Tribunal Supremo Electoral ahora tiene una infinidad de tareas que no tenía la Corte Nacional Electoral (CNE). El trabajo en el tribunal es un trabajo duro, es un trabajo permanente de todos los días.
Cuando nos tocó cumplir tareas en la CNE, creo que desarrollamos una tarea muy importante en el tema del Registro Civil, que fue la digitalización de todas las partidas y el poder conformar un archivo, una base de datos a nivel nacional.
Ustedes no lo han vivido, pero antes, cuando la gente que había nacido en Oruro y la habían registrado en Oruro, pero se vino a vivir a La Paz, cada vez que necesitaba hacer algún trámite tenía que ir hasta Oruro a conseguir un duplicado de su partida de nacimiento. Era sumamente incómodo.
Con la digitalización que hicimos de todas las partidas a nivel nacional y el archivo que tenemos nacional, ahora usted se casó en Riberalta y obtiene su certificado de matrimonio en La Paz; nació en Santa Cruz y obtiene su certificado en Oruro con la misma facilidad que si estuviera en su lugar de origen.
¿Cómo le ve su familia? ¿Cuántos hijos tiene? ¿Qué le dice su esposa?
Bueno, usted toca un punto sensible. Siempre me emociono porque hemos logrado conformar una familia muy unida. Llevamos 56 años de matrimonio con mi esposa. Tenemos tres hijos y tenemos siete nietos.
Y nos reunimos con mucha frecuencia, casi todos los fines de semana estamos juntos. Por eso es que seguimos viviendo en La Paz, porque es un privilegio tener a los hijos y a los nietos allí cerca de uno. Porque yo preferiría vivir en Sucre o en Santa Cruz. No es que La Paz no me guste, pero me gustan más esas otras ciudades, simplemente.
Y en algún momento lo hicimos, nos fuimos dos años a Santa Cruz y luego retornamos. Ahí debo comentarle una anécdota. Yo veía que mi esposa y mis dos hijos mayores no eran felices. Y entonces un día hice una especie de referéndum: si nos quedábamos a vivir en Santa Cruz o volvíamos a La Paz. Y perdí el referéndum por tres a dos.
Mi hijo menor votó conmigo. Pero, a diferencia de don Juan Evo Morales, yo respeté el referéndum y nos volvimos a La Paz.
¿Qué actividades realizan en familia?
Bueno. Los aburro a veces, pero yo pongo mi música, que ellos no siempre comparten, y comemos normalmente un pollo o hacemos una parrilladita. Pero lo importante es reunirnos, disfrutar del momento en grupo, en familia. Eso es lo más importante.
¿Si tuviera la posibilidad, a través de revisar alguna decisión en el pasado, hubiera elegido otra profesión u otra carrera?
No. Desde los 5 o 6 años, en la zona en la que yo nací y viví se produjo una epidemia de fiebre amarilla y murió mucha gente. Por algunas gestiones que hizo alguna gente, mi padre entre ellos, fue un médico de Sucre a vacunar.
Y yo decía: “voy a ser médico, voy a ser médico”.
Hasta que el último año antes del bachillerato, en el colegio nos dieron unas charlas de orientación vocacional. Y había un distinguido señor chuquisaqueño, el Dr. Fernando Ortiz, que estaba de vacaciones en Sucre. Y entonces, aprovechando su estadía, le pidieron que nos dé una charla desde su perspectiva de abogado. Y fue la charla más hermosa que yo había escuchado hasta entonces. Y en ese momento decidí hacerme abogado.
Al salir bachiller me fui a Sucre. Me inscribí en la carrera de Medicina. Fui dos días a los cursos vestibulares. Al tercer día dije: “Esto no es para mí”. Me fui y me inscribí a Derecho y me hice abogado. Y soy un abogado satisfecho de mi profesión.
¿Algún proyecto pendiente?
No. La única idea es poder ahora acompañar más a mi esposa. Ella ha estado prácticamente abandonada todo este tiempo y tiene una mala costumbre: no puede almorzar sola. Entonces, hay muchos días que nosotros nos quedamos en la oficina, que no salimos al almuerzo; entonces hay muchos días que ella ha almorzado recién en la tarde noche cuando yo llego de vuelta a la casa.
Creo que lo que corresponde es que la acompañe un poco más y que disfrutemos juntos lo que nos queda de vida.
¿Qué se siente ser personaje del año EL DEBER?
Bueno, la verdad es que me han sorprendido ustedes con esa noticia.
Les agradezco muchísimo. Me emociona, me alegra. No sé si realmente han escogido bien, pero si ya lo han hecho, pues se los agradezco, de verdad, de todo corazón. Me hacen sentir muy bien, sin duda alguna.
Fuente: El Deber