Unos Bs 5.000 millones ingresarán al mercado interno como parte del beneficio de fin de año. El uso inteligente de estos recursos es la recomendación de los analistas que piden ser cautos y ahorrar
Por Noelia Rendon
Fuente: El Deber
En un sondeo realizado en diferentes puntos de la ciudad, distintas familias compartieron sus planes de cómo iba a ser el uso de su aguinaldo.
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Desde el pago de deudas a las entidades financieras hasta un comportamiento de consumo, como la compra de regalos, ropa o realizar viajes. El uso del aguinaldo se centra en estas prioridades.
Don José, padre de dos hijos, afirmó: “Este aguinaldo permitirá comprar equipos para el estudio de mis hijos, uno ya ingresa a su último año de colegio y el otro está a mitad de su carrera universitaria. Parece mucho, pero como todo ha subido, solo alcanzará para eso”.
Una madre con tres hijos señaló que, de recibir aguinaldo, lo destinaría principalmente a comida e insumos básicos.
Carlos, un joven de 28 años que trabaja en una ONG, sostuvo que ya invirtió parte de su salario de noviembre en regalos y que planea reponerlo con el aguinaldo.
“Yo recibiré un aproximado de cuatro mil bolivianos, pero ya he utilizado mi salario porque en diciembre todo sube y es mejor comprar antes”.
Para Antonio la prioridad es el pago de su deuda que tiene con el banco por un crédito de consumo que arrastra desde 2020.
“Me quedan cinco cuotas y calculé que mi aguinaldo va a servir para pagar toda esa deuda. Así esta planificado el uso de mi aguinaldo”, precisó Antonio.
Uso inteligente
Con la llegada de las fiestas de fin de año, muchas familias bolivianas reciben un ingreso extra que suele generar entusiasmo, pero también riesgos si no se administra correctamente. Para orientar a la población, Ruddy Sanguino, economista y docente universitario, brindó recomendaciones sobre cómo utilizar de manera responsable el aguinaldo.
Sanguino explicó que diciembre es un mes con “propensión marginal a consumir”, es decir, las familias tienden a gastar más de lo habitual ante el ingreso de bonos o aguinaldos. Ante esta situación, recomendó aplicar un esquema de distribución ordenado que permita asignar cada boliviano de manera disciplinada.
El economista propuso la fórmula 10-10-30-50, que consiste en: 10% para ahorro, otro 10% para un fondo de emergencia, que cubra imprevistos como problemas de salud. Un 30% para gastos fijos, como colegio, servicios básicos o créditos y un 50% restante para consumo, incluyendo alimentación, transporte y gastos variables
Sanguino enfatizó que, en el caso del aguinaldo, se recomienda destinar la mitad directamente a ahorro y fondo de emergencia, y sólo gastar el 50% restante en el incremento de los gastos propios de fin de año.
El especialista subrayó la importancia de organizar los gastos antes de salir a comprar. “Si uno va al mercado sin saber exactamente qué va a comprar, termina adquiriendo todo lo que encuentra”, indicó. Por ello, recomendó elaborar un listado detallado para evitar gastos innecesarios, que él denomina “gastos vampiros”, y para reducir deudas tóxicas.
Sanguino señaló que las necesidades deben priorizarse sobre los deseos, evitando que el aguinaldo se agote en los primeros días de recibido. Esto, aseguró, permitirá comenzar el año siguiente sin problemas financieros.
Impacto del aguinaldo
Carlos Aranda, economista, explicó que la reciente publicación del instructivo para el pago del aguinaldo pone en relieve la sostenibilidad del gasto público en un contexto complejo. La planilla estatal aumentó de 450.592 funcionarios en 2024 a 457.654 en junio de 2025, lo que se traduce en un gasto proyectado de 2.548 millones de bolivianos, frente a los 2.340 millones de 2024, un incremento de más de Bs 200 millones .
Aranda advirtió que este aumento se da en un contexto de déficit fiscal sostenido, superior al 10% del PIB, y señaló que mientras el gasto público se expande, el sector privado enfrenta transferencia de capital de trabajo a consumo corriente, lo que puede desincentivar la reinversión y elevar el costo laboral, desplazando empleo hacia la informalidad.
El economista destacó que, ante la ausencia de ahorro real previo o acceso a crédito externo a tasas razonables, el financiamiento de este gasto corriente podría depender de la emisión monetaria del Banco Central de Bolivia. Esto provoca presión inflacionaria, ya que la liquidez se inyecta sin incremento equivalente en la producción de bienes, y genera un desplazamiento de parte de la liquidez hacia dólares o activos digitales, afectando el poder adquisitivo del aguinaldo.
Mientras el gasto público se expande, el sector privado enfrenta una transferencia forzosa de capital de trabajo a consumo corriente. En un escenario de incertidumbre jurídica, esto desincentiva la reinversión y eleva el costo laboral, desplazando empleo hacia la informalidad.
La estadística muestra que, en los últimos cinco años, la población económicamente activa ocupada y asalariada ha oscilado entre el 15% y el 17%. Bajo este supuesto, el sector privado contaría con aproximadamente 475.000 trabajadores asalariados, lo que implicaría un gasto extra (por el pago del aguinaldo) de Bs 2.270 millones.
Fuente: El Deber
