Cientos de personas aguardaron por horas para cruzar desde Argentina hacia Bolivia, en una zona fronteriza marcada por el intenso comercio, la diferencia cambiaria y antecedentes de contrabando
Por Raúl Domínguez
Fuente: El Deber
Una multitud de personas se concentró el sábado en el paso fronterizo de Aguas Blancas, en el norte argentino, luego de que se habilitara nuevamente el cruce hacia Bermejo, informó el portal El Tribuno de Jujuy. La reapertura generó extensas filas y momentos de tensión en una de las fronteras más activas —y sensibles— que tiene Bolivia con sus vecinos.
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De acuerdo con el medio jujeño, la habilitación parcial del paso provocó una importante aglomeración de personas que buscan cruzar el río Bermejo, impulsadas por la alta demanda comercial y por la diferencia cambiaria favorable del lado boliviano. “Desde las primeras horas, cientos de personas se volcaron al lugar con la intención de cruzar”, relató El Tribuno al describir la escena en la ribera del río.
El cruce mediante chalanas había sido inhabilitado el día anterior debido a la crecida del Bermejo, una situación recurrente en temporada de lluvias. Sin embargo, tras la reapertura, la presión acumulada derivó en largas filas para abordar las embarcaciones y en la permanencia de comerciantes y viajeros a la espera de poder pasar “al otro lado”, en una zona caracterizada por el intenso intercambio fronterizo.
“El paso presenta extensas filas para abordar las chalanas y una multitud a la espera del cruce”, reportó El Tribuno, que añadió que se registraron momentos de tensión por la cantidad de personas concentradas en un espacio reducido. “Al tratarse de una zona de fuerte actividad comercial, la mayoría opta por permanecer en el lugar hasta poder cruzar”, indicó el medio argentino.
Frontera “caliente”
La frontera de Aguas Blancas–Bermejo es considerada, junto con la frontera con Perú, en Desaguadero, como una de las más ‘calientes’ para Bolivia por el contrabando, el comercio informal y el constante flujo de mercaderías y personas. En los últimos años, autoridades bolivianas y argentinas han reforzado controles y operativos en la zona para frenar el ingreso y salida irregular de productos, especialmente combustibles, alimentos y textiles.
El gobierno argentino también intensificó los controles antinarcóticos y construyó una valla metálica de unos 200 metros, para evitar que los contrabandistas se salten el control fronterizo, pero fue en vano, porque habilitaron nuevos pasos clandestinos.
La reapertura del paso, el sábado, se da en un contexto de brecha cambiaria y alta demanda, que vuelve a poner presión sobre un punto fronterizo históricamente sensible, donde cada interrupción del cruce suele traducirse en concentraciones masivas y en un aumento del riesgo de incidentes. Según El Tribuno, la situación seguía siendo dinámica y dependía de las condiciones del río y de las disposiciones de las autoridades de ambos países.
Fuente: El Deber