La firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur el sábado en Brasil quedó en duda después de que Francia reclamara el aplazamiento del voto de los países europeos previsto esta semana en Bruselas.

Con Esther Herrera, corresponsal de RFI en Bruselas
El objetivo es que este sábado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo, Antonio Costa, viajen a Brasilia para firmar el ansiado acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur 25 años después de que se empezara a negociar.
Pero nada está claro a día de hoy. En principio, esta semana los países deberían aprobarlo a nivel técnico y luego votarlo formalmente, pero las reticencias de varios países, empezando por Francia, a los que se suman dudas de Polonia, Irlanda, Austria e incluso de Italia no están facilitando la labor.
El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a la presidenta de la Comisión Europea aplazar el examen del acuerdo, que debe ser adoptado entre el martes y el viernes, indicó su entorno.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
París pide a Bruselas más garantías. «A estas alturas, las cuentas no dan para proteger a los agricultores franceses. Las exigencias de Francia no se han cumplido», declaró París la noche del domingo.
Este miércoles, la Eurocámara votará las salvaguardas agrícolas que pedía Francia, pero el gobierno cree que son necesarias más medidas para que dé su visto bueno. Si no se dan las condiciones, insta a que se retrase la firma. Pero la mayoría del bloque europeo lo rechaza, con la presidencia de Mercosur en manos de Paraguay a partir de enero y la extrema derecha presionando en la Unión Europea, Bruselas no quiere retrasarlo más.
Ese pulso abre una semana que ya se anunciaba agitada en Bruselas, donde los sindicatos agrícolas prometen hasta 10.000 manifestantes el jueves, durante una reunión europea de jefes de Estado y Gobierno.
Los agricultores de la UE se oponen a este acuerdo de libre comercio con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
«Nos oponemos por varias razones. En primer lugar, porque quieren importar productos que no respetan en absoluto ni nuestras normas de producción, ni medioambientales ni sanitarias. No pueden obligar al campo francés a producir en determinadas condiciones y luego ir a buscar a otros países, productos agrícolas concebidos con métodos que en Francia prohibimos hace 30 años», dijo a RFI Christian Arvis, presidente del sindicato agrícola FDSEA Creuse.
«Un ejemplo: la producción de carne de vacuna. Sabemos muy bien que allí utilizan activadores del crecimiento, antibióticos, que también utilizan cultivos transgénicos en la alimentación de sus animales y que no existe ninguna trazabilidad de los animales. Y teniendo en cuenta las restricciones, las normas y las regulaciones que debemos respetar en Francia y en Europa, diría que, inevitablemente, nuestro coste de producción para adaptarnos a ello es más elevado que en esos países, donde no tienen que hacer frente a estas restricciones. Por lo tanto, es inevitable que nuestros productos sean más caros», argumentó.
Temor en Bruselas
El temor es el mensaje que envía la Unión Europea en una de sus semanas más críticas, con la sensación de que, si no se firma, la imagen será de un bloque incapaz de cerrar acuerdos y poco fiable en el plano internacional, ya muy tocado por el desdén de Estados Unidos.
El aplazamiento a 2026 pedido por Francia es rechazado por otros países.
«Si no hay un compromiso esta semana, nos arriesgamos a una grave crisis europea. Será un gran fracaso para la Comisión, para Alemania y para España», advirtió un diplomático europeo en condición de anonimato.
La Comisión Europea no ha variado su posición. «Esperamos contar con todas las condiciones para una firma el próximo fin de semana», afirmó su portavoz, Paula Pinha.