Funcionarios gubernamentales y dirigentes de “sectores sociales” están mencionando en los últimos días, con sospechosa insistencia, la inminencia de un “golpe de Estado” de características similares al que supuestamente se habría producido en el Ecuador. Ocurre que este tipo de “golpes de Estado” paradójicamente solo contribuyen a fortalecer el poder de quienes supuestamente debían derrocar.
Morales viaja las próximas horas a Quito a reunirse con Correa ¿para un intercambio de libretos?
Recordemos en septiembre de 2008, el gobierno planeó meticulosamente un enfrentamiento en Porvenir al que después denominó “masacre” y que a la postre le sirvió para derrocar al entonces prefecto pandino, Leopoldo Fernández y para emprender una ofensiva en regla contra la oposición. Parece que en Ecuador, Rafael Correa está replicando con mucho éxito el libreto que en 2002 le entregaron a Hugo Chávez en Venezuela.
Por estos antecedentes, no nos sorprenda que en cualquier momento se revele algún nefasto complot orquestado por la “derecha” y el “imperio” para derrocar a Evo Morales lo cual le serviría para justificar el amordazamiento de la prensa y la adopción de otras medidas para remachar su poder que a estas alturas ya se muestra como autoritario y discrecional, además de ocultar una continua elevación en los precios de los artículos de la canasta familiar, que el gobierno no puede frenar, tan ocupado como está en planear ofensivas para atornillarse en el poder.
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El aparato oficialista se lanza contra los medios
En una de sus tantas intervenciones en los últimos días, Evo Morales acusó a una radioemisora paceña de difundir mensajes “racistas” en un programa vespertino en el que se abre los micrófonos a toda la población. Es evidente que el presidente no está muy bien informado (o se hace el distraído) de lo que hacen sus colaboradores.
Foto: Canelas (izq) junto al Presidente y el gobernador de Cochabamba (foto Abi)
Ocurre que el portavoz oficial, Iván Canelas dio la instrucción para que todos los funcionarios de la Dirección Nacional de Comunicación (DINACOM) a cargo de Johnny Delgado, además de las unidades de comunicación de los diferentes ministerios y entidades públicas, realicen llamadas a dicha radioemisora, por supuesto respaldando a Evo Morales y a sus medidas como una forma de contrarrestar las expresiones de quienes lo critican. La encargada de coordinar y transmitir el contenido de las llamadas es una señora de muy baja estatura a la que conocen como “Kerry”, la cual estuvo también la noche del viernes espiando a los periodistas que acudían a firmar el libro pidiendo la anulación de los artículos 16 y 23 de la “ley antirracismo”. Los conductores de este programa pecan de ingenuos por cuanto los nombres se pueden cambiar pero no las voces que ya debieran conocerlas muy bien.
¿Quién tergiversa y miente?
Evo Morales dice que el 90 por ciento de los periodistas apoyan una “ley antirracismo”. En realidad en esta ocasión el presidente del Estado Plurinacional se quedó corto. En realidad todos los periodistas apoyan una ley antirracista, excepto los “periodistas” de los medios de comunicación oficialistas que es por donde se emiten mensajes racistas proclamando la supuesta superioridad de los originarios y proclaman que los aymaras están llamados a gobernar de forma excluyente por un supuesto derecho ancestral.
Lo que los periodistas rechazan es que con el pretexto de erradicar las prácticas racistas en realidad se quiera eliminar todo vestigio de libertad de expresión para afianzar un “Estado Plurinacional” que sí se está mostrando como racista e intolerante y que ya ha asumido caracteres de autoritarismo pese al lenguaje edulcorado con el que se quiere disfrazar esta situación proclamando la necesidad de erradicar el racismo, aunque evidentemente la cosa va en sentido contrario.