En el caso de Bolivia en el año base 1992, el país tenía 2 millones de pobres, en este momento las cifras del informe 2010, basado en datos del año 2006, afirma que son 2.9 millones de personas, sin embargo, el porcentaje ha bajado, porque la población aumenta, informó la representante de la FAO en Bolivia, Elisa Panadés, al recordar ayer el Día Mundial de la Alimentación.
El Día
Bolivia tiene 2,9 millones de pobres
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación revela que el porcentaje bajó. Ayer se celebró el Día Mundial de la Alimentación.
En Bolivia más de 2.9 millones de personas, sufren de hambre extrema, según el informe emitido, este viernes, por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
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A pesar de esos datos desalentadores, la FAO ponderó la voluntad política del Gobierno de querer luchar contra el hambre que se refleja en sus políticas de promoción de mejorar las condiciones de vida de los pequeños productores agropecuarios.
"En el caso de Bolivia en el año base 1992, el país tenía 2 millones de personas, en este momento las cifras del informe 2010, basado en datos del año 2006, señala que son 2.9 millones de personas; sin embargo, el porcentaje ha bajado, porque la población aumenta", informó la representante de la FAO en Bolivia, Elisa Panadés, al recordar ayer el Día Mundial de la Alimentación.
Explicó que el hambre extrema, se debe a la crisis mundial económica y el alza de precios de los alimentos, pero que en el caso del país se tomaron medidas como el control de las exportaciones para proteger sus mercados internos y otros /ANF
En Bolivia, más de 2.9 millones de personas sufre hambre extrema
En el Día Mundial de la Alimentación, la FAO presentó su informe sobre la lucha contra este flagelo que evidencia que por primera vez en 15 años se constató una reducción del hambre a nivel mundial de mil millones de personas a 925 millones.
EL DIARIO y Agencias .- En Bolivia más de 2.9 millones de personas, sufren de hambre extrema, según el informe emitido ayer por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
A pesar de esos datos desalentadores, la FAO ponderó la voluntad política del Gobierno de querer luchar contra el hambre que se refleja en sus políticas de promoción de mejorar las condiciones de vida de los pequeños productores agropecuarios.
“En el caso de Bolivia en el año base 1992, el país tenía 2 millones de personas, en este momento las cifras del informe 2010, basado en datos del año 2006, afirma que son 2.9 millones de personas, sin embargo, el porcentaje ha bajado, porque la población aumenta”, informó la representante de la FAO en Bolivia, Elisa Panadés, al recordar ayer el Día Mundial de la Alimentación.
En el Día Mundial de la Alimentación, la FAO presentó su informe sobre la lucha contra el hambre que evidencia que por primera vez en 15 años se constató una reducción del hambre a nivel mundial de mil millones de personas a 925 millones. Según los datos de la FAO en América Latina, son 47 millones de personas que se encuentran en el cinturón del hambre extrema.
Por lo que considera inaceptable que tantas personas sufran de hambre. La FAO propone motivar a los pueblos y jefes de gobierno trabajar de manera conjunta.
Panadés dijo que una acción para la lucha contra el hambre es vincular la agricultura familiar con las redes sociales, al mismo tiempo garantizar mercados para los pequeños productores, aumentar la disponibilidad de alimentos a nivel local y programas de alimentación pública.
De acuerdo con la FAO, cerca de 1.000 millones de personas sufren de hambre crónica en el mundo. Naciones Unidas considera que reducir a la mitad las personas que pasan hambre es el primer Objetivo del Milenio. La población mundial aumenta y no existen políticas suficientes para distribuir adecuadamente los alimentos que se producen en el mundo.
FAO
El pasado miércoles la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, analiza en Chile las tendencias en la lucha contra el hambre en la región.
El representante regional de la FAO, José Graziano da Silva, sostuvo que para reducir el hambre en la región es necesario fortalecer los vínculos entre el crecimiento económico y la inclusión social.
“Junto al aumento en el gasto social que han hecho los países, es importante impulsar políticas para que el crecimiento económico sea más inclusivo”, explicó, al presentar la edición 2010 del Panorama de la Seguridad Alimentaria en América Latina y el Caribe.
Destacó la importancia de que los países faciliten la integración de los sectores más vulnerables a la sociedad, para que sean agentes activos en su propio desarrollo y no dependan de las ayudas del Gobierno.
El panorama que analiza las principales tendencias de la lucha contra el hambre en la región, sugiere que una agenda de mediano plazo de políticas públicas para la seguridad alimentaria, que vincule el crecimiento económico con la inclusión social, debiera tener tres ejes principales: la producción de alimentos básicos por parte de la agricultura familiar; el aumento en la competencia, eficiencia y equidad de los mercados alimentarios, financieros y del trabajo rural; y la ampliación de la protección social.
Todo lo anterior debe estar basado en el fortalecimiento de la institucionalidad pública en conjunto con la construcción de esquemas de participación y articulación público-privados.
Según el panorama, tres factores explican el aumento en la subnutrición en América Latina y el Caribe entre 2006 y 2009 (de 47 a 53 millones): el impacto de la crisis económica sobre los países, que fue mayor del que se esperaba; el hecho de que muchas personas que lograban mantenerse apenas por encima de la línea de la pobreza pasaron a ser considerados pobres tras la crisis, y la falta de una institucionalidad pública mejor preparada para responder a la crisis.
Los países que lograron sortear con mayor éxito las situaciones más dramáticas de pobreza extrema y hambre durante la crisis económica del 2006-2008 fueron aquellos que contaban con una institucionalidad pública mejor preparada para implementar políticas anticíclicas.
“Esto es evidente en aquellos países que apoyaban a la agricultura familiar desde antes de la crisis, los que tenían un sector público financiero saludable y los que tenían un sistema de protección social desarrollado. Se puede reducir el hambre incluso en medio de una crisis si se pone énfasis en los más pobres y se fortalecen las redes de protección social, vinculándolas con la agricultura familiar y los programas de transferencias, como demuestra el ejemplo de Brasil”, observó Graziano.
El coordinador del Grupo de Políticas de la Oficina Regional de la FAO, Fernando Soto Baquero, agregó que se han visto, “múltiples iniciativas para mejorar la seguridad alimentaria, pero son esfuerzos que encuentran muchas barreras ya que muchos países han desarticulado su institucionalidad pública de apoyo a la agricultura. Sólo vinculando el crecimiento económico con la inclusión social se pueden obtener resultados de largo plazo, que tengan un impacto más profundo que las acciones de emergencia”.