Para nadie es un secreto que los reglamentos de la llamada “ley antirracismo” ya están terminados y muy al estilo masista, de ellos no se cambiará ni una sola coma. Lo único que quería el gobierno era que los gremios de la prensa acudan a firmar su propia sentencia de muerte. Una vez que los periodistas no se prestaron al juego han diseñado una estrategia dirigida a desprestigiar a las organizaciones de periodistas recurriendo al discurso de costumbre: “están vendidos a la derecha”, “son instrumentos del imperialismo” y otras frasecitas huecas a las que estamos acostumbrados.
Cochabamba. Los “comunicadores alternativos” conjuntamente a los cocaleros del Chapare marcharon el martes en apoyo a la ley antirracismo y lanzaron duras criticas contra los periodistas acusándolos de racistas. Foto: AFKA.
Hasta ahí todo está dentro de lo previsible y encaja perfectamente en los métodos gubernamentales. Lo que resulta llamativo es que el artífice de esta campaña sea el portavoz oficial, Iván Canelas quien fue dirigente de la Federación de la Prensa de La Paz y también de la Confederación Nacional.
Canelas ha tratado de no hacerse muy visible en el conflicto generado por la inclusión de los 2 artículos mordaza en la “ley antirracismo” pero está actuando en forma solapada tras de bambalinas utilizando como instrumento a los medios oficialistas y a los llamados “periodistas alternativos” de las radios comunitarias que en su mayoría son financiadas por el gobierno, en otros casos por algunas ONGs y en departamentos como Cochabamba por el poderoso gremio de los cocaleros.
Por su actitud servil con el poder y desleal con su gremio, a Canelas sus antiguos colegas, en muchos casos le han retirado hasta el saludo y otros se encargan de recordarle que no se está en el “árbol” toda la vida.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
¿Durará mucho el idilio?
Todo fue frases cordiales y efusivos abrazos en la reunión entre los presidentes de Bolivia, Evo Morales y del Perú, Alan García. Siempre es deseable que Bolivia mantenga relaciones con todos los países y particularmente con los vecinos y en especial con aquellos con los que nos unen lazos históricos y es bueno que Evo Morales lo haya comprendido de esta manera.
Sin embargo, está latente la pregunta ¿hasta cuando? No sabemos hasta cuando Evo Morales podrá contenerse y volver a describir al Perú y a su presidente como “aliados del imperialismo”. Es que esas actitudes forman parte de su más íntimo ser además que tiene un severo condicionamiento que le viene desde Caracas. Bastará con que Hugo Chávez lance nuevamente unas cuantas frases contra Alan García para que Evo, muy solícito como siempre, le haga de coro y vuelva a llamarlo “gordo” y “proimperialista”.
A parte de ello y también muy de acuerdo a su talante, Evo ya está pensando en el nombre que le dará al espacio (sin soberanía) sobre el mar concedido por el Perú en 1992, ya que eso de “Boliviamar” le trae reminiscencias miristas, además que quiere mostrar que todo, absolutamente todo, comienza y termina con él. Naturalmente la denominación será de origen, clara e inequívocamente, indígena.
En suma, un encuentro cuya importancia en el plano político y económico esta por verse, porque más allá de los abrazos y las frases de apoyo a la causa marítima, lo que cuenta son los hechos y el experimentado presidente García sabe que la negociación de Bolivia con Chile no ha pasado del discurso.