Después de 365 días de presidencia, Melania e Ivanka se confirman como dos puntales esenciales en su estrategia de comunicación.
No ha estado solo. Todo lo contrario. Hace un año, el 8 de noviembre de 2016, Donald Trump se alzaba con la victoria en las elecciones al gobierno de Estados Unidos y, desde entonces, las dos mujeres de su vida han ostentado un papel fundamental a la hora de pulir y suavizar la imagen proyectada al mundo por el magnate, cuyo discurso suele levantar ampollas en los movimientos feministas y de defensa de los derechos civiles. Se trata de su esposa, Melania, y su hija mayor, Ivanka, quienes se han convertido en su apoyo principal al frente de la Casa Blanca.Melania, quien abandonó su Eslovenia natal con 16 años, contó al New York Times que si su marido llegaba a ocupar el despacho oval, ella asumiría un rol “muy tradicional, como Jackie Kennedy o Betty Ford. Le apoyaría”. Pero si por algo ha sido comparada a la primera ha sido más por el estilismo, cuyos detalles cuida al máximo y con el que decenas de veces ha intentado emularla: el tono azul celeste que escogió el día en que Trump tomó posesión fue el punto de partida de lo que constituiría una clara fuente de inspiración para la ex modelo.Cuando la era Trump dio comienzo, los interrogantes se ciñeron en torno a Melania y sobre cómo ejercería su papel como Primera Dama, pero cien días después de erigirse como tal ya encabezaba las encuestas de opinión que la hacían más popular que su esposo. «Será una hermosa y una gran primera dama; tiene un gran corazón», auguraba el empresario neoyorquino investido presidente.Melania Knaus, de 47 años, suma cualidades: políglota –habla cinco idiomas–, estudió arquitectura, es amante del arte y ha creado su propia línea de productos de belleza. Además, es madre: Barron (11 años), único hijo en común del matrimonio, con quien durante varios meses –a la espera de que su vástago finalizara el curso– siguió viviendo en su lujoso ático con vistas a la Quinta Avenida de Manhattan a pesar de que Trump ya se había mudado a la Casa Blanca. “¡Esperando los recuerdos que tendremos en nuestra nueva casa!”, twitteaba la ex modelo el pasado 12 de junio, cuando madre e hijo finalmente trasladaban su residencia a Washington.El pasado septiembre, la esposa de Trump además asumió el protagonismo en su primer viaje institucional en solitario. Si antes había viajado al extranjero –a Oriente Medio y varios países de Europa– en compañía de su marido, esta vez hacía ella sola las maletas. Su destino, Toronto. Con su presencia lideraba la delegación estadounidense en los Juegos Invictus, ideados por el Príncipe Harry para que veteranos militares con lesiones o discapacidades puedan participar en ellos. Ambos tuvieron la oportunidad de saludarse por primera vez y posar ante los medios.
La esposa de Trump pisaba fuerte el pasado mes de septiembre, cuando asumió el protagonismo en su primer viaje institucional en solitario
Pero, sobre todo, si alguien ha influido en la imagen pública de Trump es Ivanka, empresaria y modelo, fruto del matrimonio de Trump con su primera esposa, Ivana, con quien tuvo dos hijos más, Donald Jr. y Eric. La joven de 36 años fue nombrada, el pasado mes de marzo, asesora personal del magnate al frente del gobierno y es una de las personas más volcadas en el gabinete presidencial. Sin sueldo. Este hecho provocó recelo y críticas ante la posibilidad de que Ivanka no estuviera lo suficientemente preparada para el cargo, lo que el portavoz de la Casa Blanca atajó subrayando que la no remuneración demuestra el compromiso de la Administración Trump “con la ética, la transparencia y el cumplimiento”. “Nos complace que Ivanka Trump haya elegido dar este paso en su papel sin precedentes como Primera Hija y en apoyo del Presidente”.Ivanka, que parecía predestinada para el puesto, siempre aparece hablando distendidamente con altos cargos, como la canciller Angela Merkel, o acompañando a su padre a numerosos actos oficiales. Es tenaz y perseverante, consciente desde siempre, como ha asegurado en varias ocasiones, de que para conseguir un objetivo hay que trabajar duro para lograrlo.“Esposa, madre, hermana, hija. Emprendedora y defensora de la educación y el empoderamiento de las mujeres y las niñas”, se define tanto en Twitter como en su perfil de Facebook. Lucha, la del feminismo, que contrasta con los exabruptos que le hemos escuchado pronunciar a Trump sobre las mujeres y que, además, muchos cuestionan por cuanto difícilmente Ivanka le llevará la contraria en público a su progenitor. “Cuando no estoy de acuerdo con mi padre, él lo sabe y me expreso con total sinceridad”, aseguró en una entrevista emitida por la cadena CBS.E insistía, respondiendo a las críticas vertidas sobre su forma de actuar, en que prefiere tratar estos desacuerdos de forma “directa y sincera”. “No hay que confundir la falta de denuncia pública con el silencio”, se afana en defenderle, llegando incluso a calificarle de “visionario”, como llegó a aseverar en declaraciones a la revista People.El marido de Ivanka, Jared Kushner, con quien tiene tres hijos –Arabella, Theodore y Joseph–, también ejerce como asesor en la Casa Blanca y se encuentra en el punto de mira tras haber sido incluido en las investigaciones que el FBI lleva a cabo en torno a la presunta intromisión de Rusia en las elecciones de las que Trump salió victorioso. Kushner niega cualquier tipo de conspiración con el Kremlin. Si su suegro conquistó a los votantes no se debió a que Moscú le respaldó, sino porque contaba “con un mensaje mejor” que su rival demócrata, Hillary Clinton, y llevó a cabo “una campaña más inteligente”.Fuente: revistavanityfair.es