Un guardia de seguridad vigila la Embajada estadounidense en La Habana, el pasado 12 de diciembre de 2017. (Reuters)
A pesar de ello, la Administración Trump insiste en que sus diplomáticos fueron atacados intencionadamente de alguna manera: si no fue un ataque sónico, tal vez se llevó a cabo de otra forma. “Sé que otro tipo de ataques están siendo considerados en relación con esto. Está el vírico, están los ultrasonidos, hay todo un abanico de cosas a las que los expertos están prestando atención”, declaró este martes Todd Brown, director adjunto de seguridad diplomática en el Departamento de Estado, ante un comité del Senado que investiga la cuestión.
Después de meses de investigación, la teoría del ataque sónico no se sostiene desde un punto de vista científico: cada supuesta víctima reaccionó con síntomas y percepciones muy diferentes de los incidentes, y ningún experto tiene idea de cuál podría ser la presunta tecnología que lo habría permitido. Pero del casi un centenar de trabajadores de la embajada estadounidense -muchos de ellos, agentes de inteligencia- y sus familiares cercanos examinados por equipos médicos especializados, al menos 24 han resultado afectados físicamente, con un mínimo de 16 mostrando daños cerebrales leves. De estos, una decena ha vuelto ya al trabajo de forma parcial, mientras que los otros siguen recibiendo tratamiento.“Los hallazgos sugieren que esto no es un episodio de histeria de masas”, aseguró el doctor Charles Rosenfarb, el médico principal del Departamento de Estado, ante el mismo comité. “En este momento somos incapaces de determinar si los daños pueden resultar en consecuencias adversas a largo plazo para la futura salud de los individuos o sus habilidades funcionales”, señaló.
Canadá: «Nunca hemos visto nada como esto»
Además, los sonidos descritos por los pacientes existen: lo demuestran varias grabaciones realizadas por personal estadounidense y enviadas a la Armada para ser analizadas, que fueron obtenidas y publicadas a mediados de octubre por la agencia Associated Press. Algo que en el Departamento de Estado creen que puede ser un mero señuelo: “El elemento acústico puede haber sido usado como pantalla”, afirmó Brown.
Pero hay otro elemento que no encaja: si la relación entre Cuba y EEUU ha sido tradicionalmente turbulenta, no sucede lo mismo con un Canadá tradicionalmente amistoso, de modo que, ¿por qué tratar de dañar a diplomáticos canadienses? Las autoridades cubanas, que insisten en su inocencia, han ofrecido su total cooperación, permitiendo trabajar libremente en la isla tanto al FBI como a los investigadores de la Real Policía Montada canadiense. Pero a diferencia de EEUU, Canadá no ha retirado a su personal diplomático de la isla -aunque algunos de sus trabajadores han vuelto a Canada, estos han sido sustituidos por otros-, y ha mantenido un perfil bajo sobre esta cuestión, sin hacer apenas declaraciones al respecto. Ayer rompió su silencio, pero sin añadir demasiado a lo que ya se sabía.»Nunca hemos visto nada como esto en ninguna parte del mundo», declaró un funcionario de la oficina de Asuntos Globales, la institución que regula las relaciones diplomáticas y consulares de Canadá. No obstante, confirmó que un total de ocho canadienses han experimentado síntomas misteriosos, como dolores de cabeza, mareos y sangramientos nasales. El último episodio, de hecho, tuvo lugar el pasado diciembre, hasta un año después del inicio del fenómeno y con la investigación bastante avanzada. Los canadienses afectados, sin embargo, no experimentan consecuencias tan serias como los estadounidenses: apenas uno de ellos sigue sufriendo dolores de cabeza, mientras que no hay nada que indique que ninguno de ellos haya sufrido daños permanentes. Solo uno de los canadienses ha asegurado haber oído sonidos del tipo descrito por los estadounidenses.De momento, el enigma persiste.
Fuente: elconfidencial.com