Los secretos jamás revelados de la Casa Rosada

La intimidad de la Casa de Gobierno se nutre de datos de todo tipo. En diálogo con Entremujeres, la periodista Liliana Franco detalló insólitas anécdotas del histórico edificio. 

Vista casa de Gobierno.Foto Guillermo Rodriguez Adami



Baldes esparcidos en un sector del despacho presidencial para atajar las goteras que acosan al lugar; mandatarios que finalizaban sus jornadas con whiskys de por medio; trabajadoras que ofrecían sus servicios en el rubro 59 publicando el teléfono de alguna oficina de presidencia. Estas anécdotas y más se revelan en Los secretos de la Casa Rosada (Sudamericana), de la mano de Liliana Franco.

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La autora es periodista acreditada en Casa Rosada desde 1999. A lo largo de los años, además de obtener información para los diferentes medios en donde trabaja, se hizo de datos que hoy da a conocer en diálogo con Entremujeres.

Liliana es una de las pocas representantes femeninas acreditadas en Casa de Gobierno; sin embargo, aclara que no siente que “por ser mujer pueda acceder a menos información”. Así, recorriendo cada rincón de la Rosada, charlando con sus trabajadores y anotando en su libreta hasta el más mínimo detalle, recolectó anécdotas hasta ahora desconocidas del riñón de la política argentina.

Franco revela la intimidad del histórico edificio y lo desmitifica. ¿Cómo es ese lugar, puertas adentro? Por ejemplo: “Vos te das cuenta si falta plata porque la Casa Rosada empieza a estar sucia. No hay insumos, no hay papel higiénico. Es como tu casa, y ellos, como están en su casa, no pueden evitar mostrar su preocupación”, afirma en relación a los funcionarios.

  • El fantasma: en el Museo de la Casa Rosada se exhibe un retrato de Nicolás Avellaneda que Julio Roca ordenó pintar a modo de homenaje. La particularidad es que la obra se realizó con partes del cadáver del homenajeado. La larga barba de Avellaneda fue pulverizada y utilizada en la pintura. El mito sostiene que en ese cuadro se oye un tic tac, a pesar de que el mismo fue cambiado de lugar más de 20 veces. Muchos trabajadores del lugar aún evitan pasar por al lado de la pintura.

Liliana Franco y Mauricio Macri (Foto Twitter Liliana Franco)

  • Goteras en el despacho presidencial: durante el mandato de Alfonsín varios objetos extraños se sumaron a la decoración de la oficina. Baldes rojos apenas escondidos detrás de un biombo atajaban el agua de las goteras que acosaban al presidente, demostrando las fallas que había en el mantenimiento del lugar en ese entonces. Liliana destaca este hecho como uno de los más insólitos en la historia de la sede presidencial: “Era un papelón”, sostiene Franco.
  • El auto menos indicado: cierto día, un acreditado le advirtió a funcionarios del Ministerio de Defensa que la vida de Raúl Alfonsín estaba en peligro. Los militares ya no estaban al poder pero sus nefastos recuerdos aún estaban demasiado frescos. Por eso, un Ford Falcon estacionado en Plaza de Mayo cada día alertó al periodista, ya que se trataba del modelo automotriz empleado por la Junta para desaparecer gente. Sin embargo, esta vez el vehículo nada tenía que ver con esos nefastos operativos: se trataba nada más y nada menos que del coche particular del presidente.
  • Las representantes del rubro 59: durante la presidencia de Carlos Menem, un extraño episodio se dio de la mano de alguna empleada administrativa. Los teléfonos no dejaban de sonar y quienes atendían no lograban entender las sugerentes palabras de los hombres que llamaban. Cuando le consultaron a la trabajadora sexual devenida en recepcionista, ésta dijo: ‘¿Qué querés? No puedo dejar colgados a mis clientes’. “Lo del rubro 59 ni yo lo sabía, eso se guardó bajo cuatro llaves”, cuenta Liliana. La periodista cuenta que “las que ejercían ese oficio quedaron boyando, no les dieron ningún tipo de tarea y publicaron un aviso en el diario con el teléfono fijo de la oficina donde estaban”.
  • El choripán de Antonio Banderas: durante el rodaje de “Evita”, dirigida por Alan Parker y protagonizada por Madonna y Antonio Banderas, la casa de Gobierno se convirtió en un set de filmación. Un día, lejos del catering de las estrellas, el actor se acercó a una improvisada parrilla dispuesta por los policías que custodiaban la sede gubernamental. ‘¿Cuánto sale uno de estos?’, preguntó Banderas en referencia a los choripanes. Acto seguido, el uniformado le convidó uno y el artista almorzó lejos del elenco, y cerca de los trabajadores del lugar.
  • La memoria de De la Rúa: durante la gestión del representante de la Alianza los mozos solían enfrentarse a los olvidos del presidente. Uno de ellos fue evocado por un empleado, quien mencionó el enojo del mandatario en medio de un almuerzo. De la Rúa pidió al mesero un bife con ensalada. Al llegar al despacho con el menú listo, el maltratado mozo debió volver a la cocina con el plato intacto: ‘Yo pedí un cuarto de pollo con puré’, dijo el radical que cada día terminaba su jornada laboral con un vaso de whisky en su despacho.

Fuente: clarin.com