No me cansaré de reclamar este irrenunciable tema. Como ciudadano exijo respeto a la Democracia, que elegimos como sistema de gobierno hace ya 28 años.
Fue mucho el esfuerzo que costó su recuperación, para verla trasformada hoy en una triste mascarada tercermundista.
Hombres, mujeres, instituciones del campo, de la ciudad, de Oriente y de Occidente, lucharon contra los tiranos militares de la época y contra el internacional Plan Cóndor.
Valiosas vidas se ofrendaron en su búsqueda. Nuestros compatriotas sufrieron los rigores del destierro. Viudas, huérfanos y familias divididas, fueron los testimonios vivos de nuestras ansias de libertad. Incluso hoy todavía existen desaparecidos de esa heroica epopeya.
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Se perdió el Estado de Derecho, se destruyeron valiosas instituciones republicanas, se violaron los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, se conculcó la Libertad de Prensa y de Expresión, se envileció el país con el narcotráfico, se idolatró la imagen del autócrata, se diluyó la soberanía nacional con directrices extranjeras, funcionó el gran aparato mediático goebbeliano de toda dictadura, se impuso el miedo como forma de gobierno; las amenazas de los sátrapas ególatras y el acoso de su grupos de choque eran la norma, los partidarios del régimen hicieron grandes fortunas con la cosa pública. Cualquier semejanza con la realidad actual es mera coincidencia.
Democracia no es ir a votar un domingo cada 5 años y que luego el déspota haga lo que le da la gana con el país. En Democracia se eligen gobernantes que se sometan a las normas. ¡El que llega al gobierno no tiene un cheque en blanco!
Exijo respeto a la verdadera Democracia. Si bien a lo largo de la historia moderna los políticos de izquierda y de derecha tenían conceptos diferentes de lo que era Democracia, esta discusión quedo zanjada con la aprobación de la Carta Democrática Interamericana de le OEA, el 11 de septiembre del 2001, después de más un año de discusión. En su artículo tercero expresa: “Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”.
Esto es Democracia, no hay medias tintas. El documento es muy claro. Destaco que Bolivia es signataria de esta Carta, y también que en la Constitución Política de La Calancha, ella tiene rango supra constitucional (art. 256. I).
Sin respeto a los Derechos Humanos no existe Democracia. Y Bolivia ha tenido 78 “observaciones” de 53 países, respecto de nuestros Derechos Humanos, en el reciente Examen Periódico Universal de las NNUU (El Deber 10 06 10). Sin respeto a la libertad de Prensa y de Expresión tampoco existe Democracia. Con la ley mordaza, dizque antirracismo, no hay Democracia. Si el Presidente “le mete nomas y luego sus abogados lo arreglan”, tampoco existe Democracia. Con el voto comunitario no hay Democracia; el voto es libre y secreto. Con la tendencia unipartidista, propio del totalitarismo SS XXI, tampoco se honra la Democracia. Y cuando todos los poderes se concentran en el Poder Ejecutivo, no existe Democracia.
En Bolivia debemos hablar claro, o adoptamos la Democracia verdadera, o formalizamos la dictadura.