La importancia de la batalla del Pari para la emancipación americana


imageNino Gandarilla Guardia

El próximo domingo 21 de noviembre se conmemoran los 194 años de la Batalla del Pari, la más cruel de las batallas de la Guerra de la Independencia y el mayor aporte de los cruceños a la Emancipación.

La Batalla de Florida, que fue victoria patriota gracias al Ejército Cruceño al mando de Ignacio Warnes, quien apoyó a la debilitada tropa de Alvarez de Arenales, fue reconocida en Buenos Aires con la designación de una de sus principales calles, en homenaje.  La Batalla de Santa Bárbara, también esfuerzo cruceño y que consolidó la victoria anterior, tuvo similar importancia porque redimió el flanco Oriental del mapa bélico.



Pero hablemos ahora de la "Batalla del Pari", de la cual los discursos conmemorativos sólo se limitan a recordar la muerte de Warnes y la entrada de Aguilera a la ciudad. Peor aún, una buena parte de los  historiadores se concentran en la falsa "victoria" realista.

La batalla del Pari, fue más importante que las dos anteriores juntas y fue Victoria en términos históricos y hasta militares. Y es que para narrar una historia no solo hay que encontrar un par de papeles viejos y transcribirlos  para decir después "me baso en documentos." Tampoco es suficiente hilar las posiciones de varios autores. Además de aquello se debe razonar, y  no solo combinar y comparar datos, sino también las diferentes disciplinas.

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Para la batalla de Florida, librada el 25 de mayo de 1814, las condiciones de los patriotas eran similares, pero la de los realistas no, pues Napoleón invadió a los españoles de 1808 á 1814;  mientras América luchaba por su Independencia de España, España luchaba por su Independencia de Francia.

Aún así los realistas estaban ganando. "Con el desastre que el 14 de noviembre de 1813 sufrió en Ayohuma el ejército del general Belgrano, mal parada quedaba en el Alto Perú la causa revolucionaria, librada ya únicamente a las esperanzas y sacrificios del coronel Warnes en Santa Cruz y del coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales en Cochabamba", dice Mariano Zambrana.  Pero Arenales se encontraba con pocos soldados y perseguido por el coronel Manuel Blanco. Entonces pidió unirse al Gobernador de Santa Cruz.

Poco se ha hablado de la contribución de Santa Cruz a la Independencia Americana, pero lo cierto es que después de la retirada del Tercer Ejército Auxiliar Argentino a Tucumán los realistas eran dueños de todo el Alto Perú y la Republiqueta cruceña dirigida por Warnes se constituyó entonces en la plaza más importante del momento histórico. "Con el triunfo de La Florida quedó asegurada la libertad de Santa Cruz, y lo que es más importante aún. determinó la inmediata evacuación de las provincias bajas argentinas por el ejército de Pezuela que se retiró a Suipacha", afirma Enrique de Gandía.

Pero dos años después lo del Pari fue mayor en todo sentido. Los patriotas altoperuanos otra vez estaban huyendo de los realistas, el Sur estaba en apuros por ello y otra vez la guerra quedó en manos de los cruceños. Si, de los Cruceños, su Ejército y su Comandante.

Recuperada la corona española, después de vencer a los franceses, con la moral alta, un ejército victorioso y con armamento moderno, decide pues recuperar las colonias y envía refuerzos por la vía del Alto Perú. "No les quedaban, pues, a los españoles otro enemigo en estas provincias que les causase inquietud, sino Warnes; y a la verdad que este jefe era uno de los más respetables de cuantos sostenían la causa de la revolución en este país, aislados y abandonados a sus propios recursos y valor." dice Gandía.

"Sus conocimientos militares, la organización y disciplina de sus tropas, el gran ascendiente que tenía en los habitantes de esta provincia, rodeada de impenetrables bosques y asperezas, lo hacían formidable y digno de llamar la más seria atención de parte de sus enemigosDespejados éstos de los caudillos de menor nombradía que habían destruido, contrajeron toda su atención a Warnes, destinando a atacarlo un fuerte cuerpo de ejército, a las órdenes de don Francisco Javier de Aguilera, nativo de Santa Cruz de la Sierra y práctico en toda ella."

Así, el General de los ejércitos del Alto Perú, Don Juan Ramírez de Orozco, dispuso que el cruceño realista se dirigiera a Santa Cruz y desde Cochabamba el general Pezuela lo despachó el 6 de diciembre de 1815. "Aguilera llegó a Vallegrande, pero tuvo que regresar a defender Chuquisaca, atacada por Padilla, al cual logró vencer y matar y luego se dirigió con mil seiscientos hombres en contra de Warnes".

En noviembre, Warnes es informado que la fuerte división enemiga se disponía a atacarle. Fue así que lanzó proclamas y pronunció discursos al pueblo advirtiendo de la magnitud del peligro  "y de que era llegado el momento de defender la propia tierra a costa de cualquier sacrificio", dice Sanabria.

Según las fuentes, componían las veteranas fuerzas de Aguilera un total de 1.600 hombres. Gran parte de ellas habían peleado contra los ejércitos de Napoleón. El batallón Fernando VII, de 500 plazas; otros 500 infantes del Talaveras de la Reina, formado de presidiarios iberos y gente forajida; dos divisiones cochabambinas de caballería que sumaban 500 jinetes y dos piezas de artillería  con 50 soldados cada una.  

De ahí que los cruceños no sólo lucharon por la Libertad de la Patria en términos ideológicos sino por la Patria claramente visible y amada, que estaba a pocos metros de las arenas del Pari, en sus hogares. Se peleaba, pues, para no dejar a sus familias en manos de los extranjeros y forajidos. Como se peleaba en las puertas de la ciudad, tanto el heroísmo como la carnicería eran inminentes. La ciudad ya había experimentado antes el ingreso intermitente del ejército realista, acompañado de saqueos y fusilamientos. Por las dos razones había que exterminar al enemigo a costa de cualquier sacrificio.

Ambos comandantes ponen en práctica sus estrategias. Warnes, desde octubre ya había previsto la instalación de un cuartel en el estratégico lugar de "Las Horcas" y desplaza un puñado de hombres, quedando en la ciudad el grueso del Ejército. Por su parte Aguilera intenta llegar por sorpresa pero se encuentra con un cuerpo de avanzada de la Caballería cruceña en la Angostura "y después de un breve combate finge huir y hace correr rumores de que bajaran a Santa Cruz  por Espejos. En realidad marcha a su objetivo por sendas desconocidas e intransitables, tomando la ruta de Samaipata a Florida  por el filo de la cuchilla hasta Basilio, hasta llegar a Peji, llegando hasta las lomas de San José." dice Lucio Añez.

Ambas movidas fueron simplemente preludios de lo que vendría, pues finalmente se había decidido librar una batalla formal y campal en El Pari, de acuerdo a lo previsto por Warnes, quien conocía la capacidad bélica del enemigo y necesitaba el apoyo constante de suministros patriotas desde la ciudad. Si el brigadier tomó caminos escabrosos y penosos, seguramente fue parte de su estrategia para no ser divido por la caballería cruceña pero tuvo que aprovisionarse en pequeños poblados, desde donde seguro fue visto y denunciado. La caballería cruceña por su parte seguro tomó sus disposiciones de inteligencia mientras los emisarios daban aviso de la cercanía del enemigo.

El general Ignacio Warnes era un militar con amplia experiencia, había establecido sus avanzadas a los cuatro lados de su gobernación. En 1813 ostentaba el rango de Coronel, mientras que Aguilera el de Cabo Primero. Ambos eran vencedores de importantes batallas y, de hecho, ese 1816 ya tenían la misma jerarquía. Finalmente, ambos generales decidieron una batalla formal en un campo escogido para ese fin.

El ejército de Warnes componíase de unos 1.000  hombres (otros afirman que fueron 1.200) distribuidos en las tres armas: la Caballería estaba al mando del coronel José Manuel Mercado; del comandante Saturnino Salazar y de los capitanes Rendón y Cabezas, la Infantería; el comandante Rocha dirigía la Artillería. Una parte de la fusilería estaba compuesta de poco menos de 300 jóvenes de lo más selecto de la sociedad cruceña.

Decía Zambrana: "Sólo en los remotísimos tiempos heroicos de Grecia, en el sitio de Troya o cuando Leonidas, pudo quizá haber llegado el valor a la enormidad del frenesí; pero en los diez y seis años de la guerra americana, nada hubo semejante a la espantosa carnicería de los gladiadores del Pari".

Existen diferentes versiones sobre la muerte de Warnes: una que repiten los escritores señalando que su caballo le cayó encima impidiéndole la defensa y otra, que fue alcanzado por la artillería. En síntesis lo primero ocurrió como consecuencia de lo otro.  Lo cierto es que  cuando Warnes combatía en plena línea de batalla, a poca distancia de la infantería, el destino actuaba en su contra y en los siguientes instantes yacía en el campo, "en momentos en que ya la victoria se pronunciaba a favor de su causa…", quedando los patriotas sin líder.

Nadie huyó, los soldados de los dos bandos continuaron la encarnizada lucha. Los últimos gladiadores pudieron llegar al final sin importar ya nada. La única razón superior para que Warnes se haya puesto al descubierto era retar al honor del jefe realista para definir a esas alturas la batalla, como lo hizo en Florida. Y todo indica que lo hizo porque alguna ventaja tenía a esas horas… Pero el lema de Aguilera era "esperar y ver". Y eso fue lo que hizo, vio al prócer en el campo y en vez de pelear le respondió con fuego de artillería. Con ello definió el curso de la guerra para los cruceños, pero no para América.

E. Cortés, autor del libro "La horrenda batalla del Pari", dice que "En su calidad de comandante, su actuación estuvo muy relacionada con la astucia y no con el arte de una guerra formal". El mismo autor, aunque presenta la versión "realista" de la ofensiva, tiene una razonable conclusión: "La batalla del Pari no tuvo vencedores, en el estricto sentido de una derrota militar. La ganó la Muerte y con ella se acabó la enconada lucha".

No hay dudas de que Warnes y Mercado se jugaron al exterminio, no sólo por lo avanzado de la guerra y por tratarse de un ejército realista nuevo que podía prolongar aún más la tragedia americana. Lo fundamental eran las esposas, los hijos y los hogares. Seguramente cada patriota, después de vencer a un realista, no importando su condición de herido o de invicto, en su mente decía: "donde hay otro tabla", hasta el último aliento de vida. Y Aguilera también. Detrás de los patriotas estaban sus familias, detrás de los realistas, kilómetros de deshonra. La ciudad y la honra estaban en Santa Cruz. Cuando el Manuscrito Lara registra que Warnes le dijo a Mercado "!Colorao, vos me respondés de la caballería tabla!" implícitamente estaba diciendo "Vos acabás con la caballería realista", porque esa era la decisión.

Warnes fue elegido Gobernador de Santa Cruz, por el pueblo, el 11 de agosto de 1815. Antes de librar batalla proclamó a sus hombres las siguientes célebres palabras: "¡Soldados, hijos de Santa Cruz, a vencer o morir con gloria! ¡Viva la patria!" Y eso fue lo que obtuvo desde aquel momento de su inmolación, pues la Patria no murió en el Pari. Warnes cayó aproximadamente a las tres de la tarde, pero sus oficiales y soldados continuaron la batalla hasta las seis, con la gran complicación de no tener comandante. Y el ejército realista fue destruido a costa de la inmolación propia del Ejército Cruceño y por eso. la Patria ya era Libre.  El comandante realista no tuvo mayor actuación hasta su caída en Chilón años más tarde.

El oficio del Brigadier Manuel Belgrano, basado en el parte que envió Mercado, dice: "El 21 de noviembre del año último, al cerrarse la tarde, en acción sangrienta con el enemigo, sobre la ciudad de Santa Cruz referida, y en momentos de cantar victoria, arrojó aquel una bala de cañón y con ella, la muerte al expresado coronel." (Y. Vespa).

Aguilera queda con 200 hombres hábiles y "por un exceso de precaución, no quiso aventurarse esa misma noche a hacer su entrada a la ciudad que bien la sabía tan patriota. Estableciendo su cuartel sobre el leve morro de San José que domina el campo del Pari, permaneció dos o tres días más, y recién al cabo de ello resolvió hacerse presente en la ciudad". El brigadier se hallaba disfrazado de franciscano y así organizó la entrada a la ciudad.   

Ese año, el 9 de Julio de 1816, se había declarado la Independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica en el Congreso General Constituyente reunido en Tucumán y se  dictó el Estatuto Provisional. Pero sin la contribución del Ejército Cruceño comandado por el general Ignacio Warnes, la historia de esas provincias hubiera sido diferente. Tal vez Aguilera y sus refuerzos hubieran llegado a Tucumán.

Pero el rey no pudo vencer a la Patria en el Pari, pese a la superioridad bélica. Aguilera, con sus sobrevivientes ingresó a la ciudad y con ellos persiguió a los patriotas y sus familias. Las principales presas de los invasores eran las mujeres campesinas. Estas, en los siguientes años se encargaron de exterminarlos como pudieron, hasta con garrotazos.

España perdió en esa batalla una de las más importantes fuerzas realistas, que de no sucumbir en el las arenas del Pari pudo haber prolongado la guerra de la independencia. con más dolor y luto a los dos lados de Santa Cruz: las provincias del Río de la Plata y las del Alto Perú. Así pues, en El Pari ganó América.

Según P. Molina, el "Colorao" Mercado logró reorganizar 350 hombres y dio parte de la batalla el 2 de abril de 1817 al Cuartel General de Tucumán. "De ese entonces a 1825 la guerrilla de Saipurú vino a ser uno de los núcleos patriotas de mayor y más afortunada resistencia a las tropas realistas. Cuantas veces se envió expediciones contra ella, las tropas fueron fácilmente abatidas por los guerrilleros". Cordillera nunca más estuvo en manos realistas, el Ejército Cruceño cambió sus tácticas de defensa y ataque y, por ello, la Patria se mantenía libre.

Aguilera nunca más pudo hacer algo importante en términos militares y todo el curso de la guerra tomó los caminos a favor de la Patria. Al punto que  cuando llegaron los "libertadores"  ya estaba todo libertado por los caudillos patriotas en el Alto Perú y por Warnes y el Ejército Cruceño en el Oriente, con la diferencia que el territorio defendido por Warnes era gigante.

Cuando Sucre se comunica con Aguilera, éste ejerció una actitud diplomática, pues nada más podía ya hacer. Arnade dice que  "Desde el río desaguadero a Chequelte el poderoso ejército de liberación no había disparado un solo tiro al enemigo. El ejército español se había desintegrado por si mismo".  Esto, en referencia a la Guerra Doméstica que dividió a los realistas en dos. Pero en Santa Cruz, Warnes y el Ejército Cruceño, los había destruido en tres oportunidades, porque de Santa Cruz nunca pasaron ni pudieron volver… En El Pari, en el corazón del continente, se había definido el curso de la Guerra de la Independencia.