Sensibilidad selectiva


Existen circunstancias que nos hacen dudar de la “sensibilidad social” que nuestro Presidente se jacta de tener. Recordamos que no hace mucho se mostraba extremadamente preocupado por el minero boliviano, Carlos Mamani que quedó atrapado junto a 32 de sus compañeros en la mina chilena San José. Este episodio generó una gran expectativa a nivel mundial y, por supuesto, no se sonrojó en lo más mínimo al reclamar un protagonismo que no le correspondía por donde se lo vea.

Sin embargo ahora simplemente se ha hecho de la vista gorda ante el drama que se ha presentado en un oscuro centro minero a pocos kilómetros de La Paz. Y no creemos que se deba simplemente a que no considera que merezca su atención la tragedia de dos humildes mineros bolivianos a los que la prensa internacional tampoco les hizo mucho caso.

imageEl humilde y solitario entierro de Ramón Choque, el minero que murió en la mina La Solución ubicada en la zona de Hampaturi en el departamento de La Paz. Foto Afka 



Algunos de sus asesores le aconsejaron que se diera una vueltita por la mina La Solución y expresara su pesar a los familiares pero él rechazó de plano la sugerencia. Algunos seguramente opinarán que la actitud se debe a que en este caso no tendría un protagonismo similar al que tuvo en Chile, o que todavía está delicado de salud como dice la versión oficial. Algo de eso hay pero no es la razón fundamental.

Muchos allegados a Evo comentan que ha desarrollado una capacidad muy interesante, una suerte de tamiz que le impide o lo libra de ver o escuchar cualquier situación que no condiga con sus esquemas mentales.

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Es así que en el caso de la mina La Solución se presentó una realidad que se contrapone a la Bolivia de las enormes reservas internacionales, a la Bolivia de la bonanza, de los modernos coliseos deportivos. Esa Bolivia es la de niños con abarcas en gélidas temperaturas, la de obreros de la minería que trabajan sin las mínimas condiciones  de seguridad laboral, la de los niveles de pobreza que no se muestran en las estadísticas oficiales; y que es mejor que sigan ocultos ante los ojos de la prensa internacional que seguramente se daría cita en el lugar de la tragedia de producirse una visita presidencial.

Entonces, en el caso de los mineros de La Solución el presidente ha adoptado la misma actitud cotidiana que cuando circula por las calles citadinas a bordo de lujosos vehículos. Cuando ve a niños y mujeres del norte de Potosí pidiendo limosna, cuando le cuentan que los productos alimenticios escasean y suben de precio, cuando aumenta  la delincuencia y el narcotráfico; simplemente mira hacia otro lado porque considera que se trata de inventos de la oposición.

¡800 mil firmas!

“Gobernaré obedeciendo”, “la soberanía radica en el pueblo”, “la voluntad popular es la ley suprema” son algunas de las frases que continuamente lanza el presidente Morales y los miembros del MAS, pero acerca de las cuales evidentemente no están muy convencidos.

Ocurre que cuando esa “voluntad popular” no responde al interés gubernamental, sencillamente deja de ser “voluntad popular” y pasa a ser el producto de una manipulación o conspiración. Es así que los trabajadores de la prensa recolectaron casi 800 mil firmas rechazando los artículos 16 y 23 de la llamada “ley antirracismo” pero para el oficialismo eso no tiene significado alguno.

El mensaje es clarísimo: el gobierno decide cual es la voluntad popular y considera que es expresión, depositario e intérprete de ella. No solo controla el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y el Órgano Electoral sino que también decide cuándo la voluntad popular es real y cuando no. Si esto no es totalitarismo ¿que podrá ser?.