La filtración masiva de correos diplomáticos norteamericanos realizada por Wikileaks promete impactar también en Bolivia. Y no sólo por la discutible utilización que el gobierno intente hacer de estas revelaciones, buscando apuntalar las tesis oficiales sobre un presunto complot de los Estados Unidos contra el “proceso de cambio”, sino también por los interesantes conceptos vertidos por la presidenta argentina sobre Evo Morales. Entre los 1.502 documentos filtrados que hacen referencia a Bolivia se encuentra un cable (documento 168126, del 2 de septiembre de 2008) donde se brindan detalles de la visita del entonces secretario de Estado adjunto para Asuntos de América, Thomas Shannon, a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Allí se comenta que la mandataria acordó “cooperar con el gobierno de Estados Unidos en Bolivia” y que le habría confiado a Shannon que “Evo no es una persona fácil”, haciendo notar también que “Argentina tiene problemas para conseguir que Bolivia le abastezca de gas natural”. Un telegrama anterior, de junio de 2008, informa de las gestiones hechas por el canciller argentino, Jorge Enrique Taiana, para bajar la tensión en Bolivia respecto a Washington, mediante tres llamadas al viceministro de exteriores boliviano, Hugo Fernández. Otro cable (documento 149085, de agosto de 2008) explica que la colaboración argentina consistía en adoptar una suerte de rol moderador con los regímenes neopopulistas más radicales, como los de Bolivia, Ecuador y Venezuela: “Esperamos que Argentina desempeñe un papel positivo en evitar un conflicto y llevar a buen puerto la democracia en Bolivia; que influya en el presidente ecuatoriano Rafael Correa para que se comporte con más moderación; que tome una posición más constructiva, madura y equilibrada en el conflicto colombiano y que influya positivamente en su contraparte venezolana”. El telegrama también señala que el presidente francés Nicolás Sarkozy le habría hecho un pedido similar a Cristina Fernández “durante su entrevista personal el pasado 7 de abril”. Todo lo cual nos muestra a un gobierno norteamericano alejado de la visión golpista/conspirativa que ha querido atribuirle la administración de Evo Morales, sino más bien preocupado en lograr la preservación de la estabilidad democrática en Bolivia y un giro a la moderación de los países del ALBA…