Huevos de iguana, hicotea, babilla, armadillo y chigüiro son algunas especies consumidas ancestralmente, lo que se ha convertido en una amenaza para su existencia
Para experimentar la gastronomía de animales exóticos no es necesario visitar Asia, hay todo un menú inimaginable por descubrir mucho más cerca, en Colombia. La diversidad de sus climas y paisajes convierte sus tierras fértiles en la morada de una gran diversidad de fauna, que es adaptada por las culturas a platillos típicos que contienen desde salsas de hormigas culonas y entradas de larvas hasta hicotea, cuy y babilla asado. El problema es que este consumo tiene a muchas especies en riesgo de extinción, por lo que se hace necesaria su explotación controlada.
Colombia es el segundo país del mundo con mayor biodiversidad; después de Brasil y seguido por Indonesia. En el país hay registradas más de 56.343 especies, sin tener en cuenta la enorme variedad de microorganismos existentes. Pero a pesar de ser el segundo país de Latinoamérica con mayor número de animales, más del 2% de estas están amenazadas, según la información obtenida por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) advierte que en Suramérica unas 4.445 especies se encuentran en riesgo de extinción, de las cuales 1.203 pertenecen a Colombia: 407 en fauna y 796 en flora. De ese total en el país, hay 173 en peligro crítico, 390 en peligro y 640 en categoría vulnerable.
El Instituto Humboldt ha señalado en varias ocasiones que «la biodiversidad colombiana ha evidenciado una disminución promedio del 18%». La principal causa de esta situación es la pérdida de hábitats naturales, que están relacionadas directamente con las actividades humanas como la agricultura, la ganadería expansiva, la deforestación y la ampliación de infraestructura urbana. Esto les deja menos espacio a los animales para vivir y se convierten en presas fáciles para ser cazados por sus depredadores, entre ellos el hombre.
Antes de que todo esto sucediera, muchos animales hacían parte de la dieta de comunidades indígenas, que con el tiempo se fueron popularizando en zonas urbanas.
Estos son algunos de los 10 platillos más exóticos de esa gastronomía, y cuáles de ellos tienen en riesgo de desaparecer a algunos animales:
Hormigas culonas
Aunque este particular alimento ha traspasado las fronteras de Colombia, pues ya se vende a nivel mundial, incluso, cubiertos de chocolate y en frascos elegantes; sigue siendo desconocido por muchos. Se trata de una hormiga originaria de Santander que tiene una cola prominente y alas. Se tuestan vivas al fuego y se sazonan con sal; dando un gusto parecido al maní. Pero también se utilizan en preparaciones de salsas para carnes. Son un legado de la tradición indígena de los Guanes, que vivieron entre los siglos VII y XVI, y que les atribuían propiedades afrodisíacas y analgésicas.
Mojojoy
Esta larva gigante hace parte de la dieta tradicional de los indígenas del Amazonas, que descubrieron que podía comérselas y así evitar el daño que ocasionan a los cultivos. Hoy es uno de los atractivos gastronómicos para los turistas que visitan la región. El Mojojoy es una larva subterránea del tamaño de un pulgar que se alimenta de raíces, y pese a ser considerada plaga para las cosechas, es un nutritivo manjar para el humano. Se pueden consumir crudas, cocidas, asadas, fritas o a la plancha, con relleno o sin él.
Gelatina de pata
Este dulce típico del municipio de Andalucía en el departamento del Valle del Cauca se fabrica con la gelatina que queda después de la cocción prolongada de la pata de res; al que se le adiciona panela, leche, canela y vainilla. Su consumo se ha extendido a todo el país.
Huevos de iguana
En la actualidad está prohibida su venta y consumo porque para obtenerlos matan a las iguanas; una de las 10 especies más amenazas del país, según el WWF. Es un alimento conocido en la costa Caribe, más exactamente en los departamentos de Atlántico, Magdalena, Bolívar y Córdoba. Se consiguen a 300 o 500 pesos (menos de un dólar) en los bordes de la carretera, y se consumen guisados, cocidos con sal o en tortilla.
Pero para obtenerlos, las personas abren vivas a las iguanas por el estómago para sacarles los huevos, que las dejan sin posibilidad reproductiva. Después las rellenan con cenizas, arena o piedras y las cosen para volver a soltarlas. Casi ninguna sobrevive al cruel proceso, muchas mueren de infecciones. De esta forma mueren cada año entre dos mil y cinco mil iguanas verdes en Colombia. Según el Instituto Humboldt es la tercera especie más traficada ilegalmente en el país.
Durante lo corrido del año las autoridades ambientales han capturado a más de siete personas por la comercialización ilegal de más de 4 mil huevos de iguana. A principios de este mes, fueron incautados 3 mil de ellos en Bolívar, por los que tuvieron que ser sacrificadas más de 600 iguanas. Iban a ser vendidos en vísperas de Semana Santa, cuando aumenta su consumo, por un valor total cercano a los 3.500 dólares.
Hicotea
Es uno de los platos preferidos por los habitantes de la costa Atlántica en época de Semana Santa porque reemplazan las carnes rojas prohibidas por la iglesia; pero, a la vez, es uno de los animales con mayor riesgo de extinción. La hicotea es una tortuga de agua dulce, que suele encontrarse en lagunas, ciénagas y ríos; desde donde son atrapadas por pescadores con atarrayas o chinchorros, mientras ponen huevos o mientras salen de sus agujeros por el aumento de la temperatura.
Son preparadas con verduras en sumo de coco. Crudas se consiguen a un dólar y listas para el consumo a 5 dólares, dependiendo de su tamaño. Su venta se ha extendido hasta las regiones de la Amazonía y la Orinoquía. Aunque desde 1978 está prohibida su comercialización en Colombia. Por eso las autoridades ambientales trabajan para que haya una crianza controlada para el consumo, que no afecte su entorno natural.
Chigüiro
Un plato representativo de los Llanos Orientales es la carne de chigüiro asado, el roedor más grande del mundo. Se prepara condimentada con sal y cuando está en el asador se le agrega cerveza para que no se seque. El animal es una especie amenazada, pero más que por su consumo, por la destrucción de su hábitat.
Su población se concentra en las zonas ribereñas del Amazonas y en los Llanos Orientales, cuyos paisajes son deteriorados por la tala de árboles y los incendios forestales. Esta situación los convierte en fáciles de cazar por el humano, por lo que su consumo también está prohibido. Este lunes, un operativo policial en Cartagena incautó 36 kilos de carne de chigüiro, 30 hicoteas y un oso perezoso, cuyo valor ecológico es cercano a los 40.136 dólares.
Cuy
Este pequeño roedor, que se alimenta principalmente de pasto y cereales, es un platillo típico del departamento de Nariño, pero también se consume en otros países latinoamericanos como Ecuador y Perú, donde incluso es más popular.
Para prepararlo se le quita la piel y se pone en un asador con una vara que le atraviesa de la cabeza a la cola; y es condimentado con sal, ajo y comino. Se deja al fuego hasta que quede tierno por dentro y tostado por fuera.
Armadillo
Se prepara asado dentro de su mismo caparazón, frito en pedazos y ahumado en sancocho. Conocido como la carne de siete sabores, este plato es popular en las zonas andina y amazónica, y en la costa Atlántica. Ha sido objeto de estudio en varias universidades por tratarse de un alimento común en comunidades indígenas.
El armadillo habita en las sabanas y bosques húmedos de Colombia, es nocturno y se alimenta de pequeños insectos como gusanos, termitas y hormigas; y su único depredador en el país es el hombre. Su consumo aun es mesurado, porque hace parte de la lista de mamíferos de América en peligro de extinción.
Piangua
Este molusco es una de las especies más amenazadas de la costa Pacífica. El sancocho de piangua es típico de las comunidades afrodescendientes de Buenaventura, Guapi y Tumaco. El platillo se consigue a 6 dólares y se calcula que unas 30 familias de estrato 1, 2 y 3 viven de su pesca artesanal. Sobre todo, cuando la marea baja y los piangua salen a enterrar sus conchas, este mismo mecanismo natural ha llevado a su sobreexplotación. Aun no es una especie en vía de extinción, pero su población ha disminuido considerablemente.
Babilla
En Colombia comer este cocodrilo pequeño es considerado un manjar, sobre todo, en temporada de Semana Santa porque reemplaza las carnes rojas. En la costa Caribe es uno de los animales más consumidos; en los departamentos de Bolívar, Córdoba y Sucre se sirve la carne asada con yuca y papa cocida. Pero la caza indiscriminada y el tráfico de fauna tienen en vía de extinción a la babilla; que además se enfrenta a otras amenazas como la urbanización y el crecimiento poblacional humano.
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Fuente: infobae.com