Sebastian Crespo Postigo
Hoy en día la economía mundial se rige en nociones básicas de oferta y demanda, puede ser desde la más simple y esencial situación, entre individuos, haciendo la suma de cada una de estas transacciones, intercambios de bienes y servicios lo que se menciona como “el mercado”.
Ludwing Von Mises en su libro “La acción humana”, menciona lo siguiente: “La economía no pretende señalar a los hombres qué metas deben perseguir. Sólo quiere averiguar los medios más idóneos para alcanzar aquellos objetivos que otros, los consumidores, predeterminan; jamás pretende indicar a los hombres los fines a que deben aspirar”.
Este motivo da una clara señal de cuan importante es el consumidor dentro del mercado. Un ejemplo muy concreto para analizar es el caso “Uber vs el mercado”.
Tiempo atrás, antes de que Uber llegue al mercado boliviano, la decisión del consumidor de tomar un taxi cualquiera de la calle, era exponerse a diferentes inseguridades e incomodidades. Muchas de ellas como ser, no saber quien es el conductor, el estado del vehículo, en caso de pérdida la recuperación de objetos personales, la comodidad de pago, como en efectivo o tarjetas de bancos, orden y limpieza del vehículo, calidad del servicio, precio de este, etc.
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A pesar de intentos de control del gobierno local, vimos la pésima e ineficiente acción (como todo lo que hace el Estado y encima con nuestro dinero) en el tema. Dando paso a constantes reclamos del consumidor que es el más perjudicado, mencionado lo anterior, aparecen a falta de una, más de tres aplicaciones para brindar al consumidor lo que pide y satisfacer sus necesidades de la mejor manera posible, Uber, TaxiNet, Easy Taxi. El mercado actúa una vez más, en este caso exigiendo también a las personas o futuros conductores, requisitos mínimos en sus vehículos, ordenados, seguros y con mayores beneficios al consumidor, como ser la posibilidad de recuperar tus objetos perdidos, saber quien conduce, mayor comodidad, absolutamente todo lo que antes no te daban, en especial precios justos. ¿Muchos se preguntarán y porqué es importante el consumidor en este caso y en el mercado en general?
Porque el mercado le va a dar lo que este mismo desee, al menor precio posible, con la menor cantidad de recursos utilizados en la producción y una alta calidad, el consumidor tiene la potestad de elegir si lo que lo ofrecen lo va a adquirir o no. El objeto del consumidor debe ser crítico constructivo, debe opinar, debe explicar todo lo que siente a las empresas, lo que gusta y disguste, porque así esta misma va a mejorar ¿sino quién lo hará? Nadie mejor que cada individuo para saber lo que desea y necesita, si éste no lo ve por conveniente o le insatisface el servicio o bien que va a adquirir, no lo comprará, así de simple. Un caso de estos es la telefonía de Cotas, la Cooperativa de Comunicación de Santa Cruz quiso implementar “El tipazo” como medio de competencia para la telefonía móvil, al inicio fue una excelente innovación, pero con el tiempo dejaron de lado parcialmente este servicio por la alta competencia directa de empresas especializadas en comunicaciones de esta índole, hoy por hoy, ampliaron de internet, también a redes de televisión. Demostrando así que, si el mercado no adquiere el bien, se deja de producir. El mercado actúa gracias al accionar individual, si el consumidor acepta un servicio o un bien que sea malo y de baja calidad, mientras se venda, se va a seguir produciendo y no existirá una mejora contínua. El consumidor y la suma de decisiones individuales, tiene la potestad de decidir por medio de sus acciones, si una empresa cierra o no. Es por esto por lo que la empresa se tiene que adaptar al mercado.
Por consiguiente, debe existir una comunicación entre compradores y oferentes, esto beneficia mas que nada al consumidor, si hay que ser críticos y poner en redes sociales que es un mal servicio, si tienes que mostrar tu molestia, hay que hacerlo, tal vez lo que individualmente te esta ocurriendo, es la molestia de muchos. El consumidor debe estar interconectado e informado, este ecosistema digital, favorece a las empresas, porque no hay mejor marketing que una buena experiencia de un usuario. En contraste, ¿es una competencia desleal mejorar y darle un mejor servicio al cliente y perjudicar a otras empresas que no puedan hacerlo? La respuesta es clara y contundente, no. La competencia es lo mejor que el mercado puede tener, brindando los máximos beneficios, tanto al productor como al consumidor.Milton Friedman en su libro “Libertad de Elegir” afirmaba que “la libertad económica es un requisito esencial de la libertad política (…) al descentralizar el poder económico, el sistema de mercado compensa cualquier concentración de poder político que pudiera producirse”. Esta es una realidad lejana a la situación actual del mercado boliviano, porque el Estado se inmiscuye en todo, existiendo también el monopolio de la fuerza y diferentes monopolios como en el sector de transporte público.Actualmente, colectivos, como ser los sindicatos de taxistas y en muchas otras ocasiones sindicatos de todo tipo, en vista de que no pueden adaptarse ni mejorar, buscan perjudicar al mercado buscando regulaciones estatales y en muchos casos hasta la prohibición de Uber, caso Chile, por ejemplo. Solo faltaría que otro colectivo más, ejemplo las personas que venden películas, empiecen una protesta contra Netflix por competencia desleal. Es absurdo. En esta circunstancia es el consumidor el que debe defender su derecho de libre elección, su libertad es coartada por el hecho de elegir un mejor servicio. ¿Vamos a dejar que una vez más el Estado nos perjudique por defender colectivos obsoletos? La decisión está en tus manos. Premio Joven Bachiller 2016 por el Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz