Rousseff planea privatizar aeropuertos


VIRACOPOS La presidenta Dilma Rousseff, una política de acción más que de promesas, no ha perdido tiempo y en el primer día operativo de su gobierno ha anunciado que entregará a la iniciativa privada la construcción y operación de nuevos aeropuertos en Brasil. La noticia es más importante si cabe porque el ala izquierda de su partido, el Partido de los Trabajadores (PT), fue siempre alérgica a las privatizaciones. En las últimas campañas electorales toda la artillería de los petistas contra los candidatos de oposición del partido socialdemócrata PSDB, de Fernando Henrique Cardoso, fue lanzada contra su decisión, cuando fue Presidente de la República, de privatizar empresas brasileñas.

Dilma es una política pragmática y sabe que los aeropuertos del país están colapsados en parte porque con la llegada de millones de ciudadanos a la clase media un 20% más de la población ha comenzado a usar por primera vez el avión. A la nueva Presidenta le preocupan la Copa del Mundo del 2014 y las Olimpiadas de Rio del 2016 y sabe que con estos aeropuertos sería imposible realizar esos acontecimientos.

Hoy mismo ha sido anunciada la concesión a empresas privadas de las nuevas terminales de los aeropuertos de Guarulhos (el de mayor tráfico internacional) y Viracopos de Sâo Paulo, dos de los más importantes del país. Ello forma parte, según anuncia hoy el diario Folha de Sâo Paulo, abriendo su información, de un paquete de medidas que será aprobado por un proyecto de ley urgente este mismo mes. Dilma ha dado a sus asesores 15 días de plazo para que le entreguen listo el proyecto.



El nuevo equipo ministerial ya ha conversado con las dos mayores compañías aéreas del país TAM y GOL interesadas en la construcción de nuevos aeropuertos. La concesión será de 20 años. Según las autoridades de la aviación civil, el gobierno necesita invertir cerca de 6.000 millones de reales en nuevos aeropuertos que tendrán relación con el Mundial de futbol del 2014.

Esta decisión de la nueva Presidenta es la primera divergencia con su antecesor y tutor, Lula, quien, aconsejado por el ministro de defensa, Nelsom Jobim, de privatizar todos los aeropuertos del país, se había negado rotundamente, por miedo a ser tachado de privatista, sambenito que él había cargado siempre sobre los hombros de la oposición.

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El País – Madrid