Según Michael Moore, que presenta un nuevo documental que analiza cómo el magnate llegó a la Casa Blanca, sí.
En los mentideros de Washington siempre se ha dicho que Donald Trump decidió presentarse a la carrera presidencial el día que, invitado a la famosa cena de corresponsales de la Casa Blanca en la que el presidente acostumbra a dar un discurso digno de El club de la comedia, Obama se atrevió a gastarle una broma que no le hizo ninguna gracia. Mientras los demás asistentes se reían de él, el magnate juró que algún día él sería el que estuviera ahí arriba provocando carcajadas en la concurrida sala. Esa sería su gran venganza.Y cumplió. Vaya si lo hizo. Aunque según uno de sus más acérrimos enemigos, el director de documentales Michael Moore, no fue Obama el verdadero responsable de que hoy se siente en el Despacho Oval alguien al que su propio equipo boicotea, tal y como demostró el artículo de opinión anónimo publicado ayer en el New York Times. ¿Quién entonces? Pues nada más y nada menos que Gwen Stefani, la famosa cantante de No Doubt.Así lo afirma el cineasta en una entrevista concedida al Hollywood Reporter con motivo del estreno de Fahrenheit 11/9, su nueva película. Una cinta en la que analiza las razones por las que Trump ganó las elecciones frente a Hillary Clinton y que le ha permitido llegar a la conclusión que, efectivamente, el empresario se presentó para cumplir una venganza, pero no contra quien todos pensaban. Al parecer, Trump estaba muy enfadado con la cadena NBC después de descubrir que Gwen Stefani, que trabajaba en la cadena como coach del talent La Voz, cobraba bastante más que él como tutor en el programa El aprendiz. Tanto que para demostrar que él era el personaje más popular de la cadena, y por lo tanto el que más dinero debía ganar, montó el anuncio de su candidatura en la torre Trump.“Donald Trump lleva hablando de que quería ser presidente desde 1988, aunque en realidad no quería serlo”, explica Moore en la conversación. “En la Casa Blanca no hay áticos de lujo con vistas, y tampoco le gustaba la idea de tener que vivir en una ciudad con tanta población negra. Simplemente intentaba echarle un pulso a NBC para llamar la atención de otras cadenas de televisión, pero al final el órdago se le fue de las manos”, explica. Y tanto. ¿Qué opinará la pobre Gwen de todo este embrollo en el que la han metido sin comérselo ni bebérselo?
Fuente: revistavanityfair.es=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas