El polémico video de “El Viejo” que ha sacudido a la opinión pública traerá otra consecuencia, además de reconfirmar que en el caso Rozsa se dio un montaje a través de declaraciones compradas mediante sobornos. Nos referimos a la revelación de que siguen existiendo los gastos reservados, que supuestamente habían sido eliminados por el régimen de Evo Morales desde el año 2006, con el discurso de “acabar con las prácticas corruptas de los anteriores gobiernos neoliberales”. En efecto, acaba de conocerse que la persona que grabó el video y cuya voz se escucha en el audio sería Edson Alí Espinoza, quien fuera asesor del ex ministro de gobierno, Alfredo Rada. Lo que viene a ratificar que la transacción observada en el video es un pago salido desde esferas de la mencionada cartera ministerial. Entonces, ¿de dónde salieron esos fondos, sabiendo que por supuesto no existe una partida para “soborno a testigos estrella”? Queda claro que sigue habiendo partidas para gastos discrecionales, aquellos que anteriormente recibían el nombre de “reservados” y que eran destinados a objetivos de seguridad nacional, inteligencia y defensa. Con la pequeña gran diferencia de que en las anteriores administraciones estos gastos eran establecidos en partidas expresamente consignadas en el presupuesto nacional, mientras que ahora los gastos serían no sólo reservados sino también ilegales. Por lo tanto, estos gastos tienen que haber sido “redirigidos” desde otras partidas, lo que en buen castellano se conoce como malversación de fondos públicos. ¿Será que las treinta monedas para “El Viejo” salieron de la venta ilegal de algún tractor o del sobreprecio en las bolsas de azúcar en Emapa? Urge transparentar el gasto público, un sinceramiento fiscal que de una vez le muestre a los bolivianos en qué se está (mal)gastando su dinero.