Urupesa urbana – Maggy Talavera
Hace unos días, el Presidente Evo Morales dijo no tener vergüenza de pedir a su homólogo paraguayo Fernando Lugo el envío de sus ministros y técnicos para que lo “orienten” y él logre replicar en Bolivia el exitoso crecimiento logrado por Paraguay en 2010, superior al 14%, el único país de la región que superó los dos dígitos. No deja de ser una buena señal saber que el Presidente Morales admite que su gabinete no tiene recetas para todo y que necesita aprender de otras experiencias. Si sólo se tratara de eso, hasta merecía aplausos. Pero lamentablemente, no da para celebrarlo. Todo lo contrario: al Presidente sí debería darle vergüenza admitir que ignora por completo las potencialidades productivas del país que gobierna. Y no por falta de información sobre esas potencialidades, sino por un absurdo cálculo político que lo ha llevado a castigar a los sectores productivos, por el único hecho de estar afincados principalmente en el oriente boliviano. Para ser más precisos, en Santa Cruz.
En Paraguay ha sucedido exactamente lo contrario, y no porque gobierne la “derecha reaccionaria”. Aunque no es mérito exclusivo del gobierno de Lugo que Paraguay haya revertido la crisis que padeció entre 2008 y 2009, a éste se le reconoce haber tenido la inteligencia y capacidad de sobreponer al discurso político, considerado de “izquierda”, una política de Estado que da prioridad a la producción de alimentos para abastecer su mercado interno y también para exportar. Esto ha sido determinante en el espectacular salto dado por Paraguay, considerado hoy “un diamante secreto” por los expertos en economía. Con solo 6,3 millones de habitantes, Paraguay es hoy uno de los principales exportadores de soya y de carne a nivel mundial. No sólo eso. También se ha preocupado de “atraer inversión extranjera”, a través de medidas que aseguran su estabilidad monetaria y fiscal, “siendo una de las más altas de América Latina”.
El Presidente Morales también dijo estar “sorprendido” al conocer que el vecino país de seis millones de habitantes “exporta soya, arroz y carne vacuna para 60 millones de personas”. Con todo respeto, Señor Presidente, esto también debería avergonzarlo. ¿O acaso ignora que “Santa Cruz -con 2,7 millones de habitantes- alimenta no solamente a 10 millones de bolivianos, sino también a decenas de millones de personas en el mundo”, como muy bien lo aclara el gerente del IBCE, Gary Rodríguez, en entrevista concedida a SemanarioUno? Hay quienes todavía insisten en creer que, de verdad, el Presidente y su gabinete ministerial pecan por ignorancia y por eso se deslumbran con el éxito paraguayo. En lo personal, no creo que desconozcan las potencialidades del sector productivo nacional, afincado principalmente en Santa Cruz. Hay demasiadas y contundentes pruebas que demuestran lo contrario: a sabiendas de ese potencial, el actual Gobierno ha hecho de todo para castigar al sector productivo, comenzando por la prohibición y restricción de exportaciones de alimentos, y alentando más bien la importación de productos que produce Bolivia.
Insisto. Nada de lo actuado por el Gobierno central ha sido casual, ni en lo referente a los asuntos políticos partidarios, ni en los que conciernen a otros sectores, como es en este caso el del sector productivo. El gran error del Gobierno ha sido confundir unos con los otros, dominado por prejuicios que condenan a los productores agropecuarios y al sector agroindustrial a la guillotina, bajo el estigma de ser todos ellos “latifundistas”, “oligarcas”, “terratenientes”, “reaccionarios” y hasta “separatistas”, a los que hay que terminar de dominar en la “quinta etapa de la revolución” que “lidera Evo Morales”, como lo anunció en julio del año pasado el Vicepresidente de Bolivia. Tal como ocurrió con el Decreto 748, el tiempo se está encargando de demostrar cuán equivocados estaban el Presidente y sus ministros –y siguen estándolo- al apostar por el debilitamiento del sector agropecuario.
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En todo caso, ojalá que el Presidente Morales llame a los ministros y técnicos del gobierno paraguayo, para que éstos les expliquen (con dibujitos, si fuera necesario) la sencilla fórmula de su milagro económico. Quién sabe, siendo ellos portavoces de un amigo del Presidente Morales, nuestro Gobierno les dé oída, lo que no ha logrado hacer en cinco años frente a los sectores productivos del país.
Santa Cruz, 15 de enero de 2011