Apenas 3 cambios ministeriales en un gabinete de 20 integrantes. Este fue el resultado de la tensa espera de los últimos días, que había generado expectativas de una (al menos parcial) rectificación del rumbo gubernamental. Nada de eso se vio, sin embargo, en la posesión del “nuevo” gabinete de esta tarde, donde el 85% de los ministros han sido ratificados. La única sustitución de relevancia es la producida en el Ministerio de Hidrocarburos, donde se concretó la salida de Fernando Vincenti que ya habíamos adelantado días atrás en esta columna, para dar paso como titular de la cartera a José Luis Gutiérrez, hasta ahora viceministro del ramo y anterior vicepresidente de YPFB en la gestión de Aruquipa. Con la salida de Vincenti se rompe el único lazo político-institucional que existía con los dirigentes empresariales que visitaron a Evo Morales la semana pasada, calificados por el presidente cívico cruceño como “operadores del gobierno”. Por lo visto, el colaboracionismo con el régimen no paga. Por supuesto, siempre queda la posibilidad de que Fernando Vincenti reaparezca como nuevo presidente de Yacimientos en los próximos días. Fuentes internas del propio Ministerio de Hidrocarburos aseguran que Gutiérrez es una carta del ministro de la presidencia Oscar Coca, quien con paciencia y bajo perfil ha ido convirtiéndose en un “superministro”, que ya cuenta con 4 personas que responden a él en el gabinete. Otra de las nuevas incorporaciones al gabinete 2011 de Evo, la novel ministra de desarrollo productivo Ana Teresa Morales Olivera, sería también parte de esa corriente, además de integrante del conocido clan familiar de apellido homólogo. La tercera incorporación es la de Julieta Mabel Monje Villa como ministra de agua y medio ambiente, abogada alteña que llega como cuota de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDHB). No se dio la esperada reaparición de Juan Ramón Quintana, deseo sin duda acariciado por el presidente Evo Morales pero que habría significado un daño de imagen para el gobierno. De todas formas, Quintana aún podría ver acrecentado su poder político si se confirma el cambio en el Alto Mando militar que llevaría al ascenso a los colegas de su promoción. Algo que obviamente iría de la mano con el propósito de reforzar los mecanismos de represión ante un muy probable aumento de la conflictividad social. A falta de golpe de timón y con una constatada sordera hacia los reclamos de las organizaciones sociales, es lo que cabe esperar para el año que comienza, más aún si se persiste en el proyecto de un segundo “gasolinazo”.