Mujeres buscan equidad en el pago por trabajo en la construcción


Según un estudio de la OIT al 2017,la brecha salarial de ingreso mensual entre las y los trabajadores del sector, es 38% menor por cada Bs 100 que recibe el hombre.

Aún en estos tiempos, reivindicar derechos de equidad sigue siendo una penosa travesía. Mas aún en el sector de la construcción. Según un informe de la OIT  (Organización Internacional del Trabajo) del 2017, la brecha salarial de ingreso mensual entre las y los trabajadores del sector de la construcción según sexo y categoría es del 38%.  De cada Bs 100 que percibe el hombre por una jornada laboral en el sector, la mujer recibe solo Bs 62 por el mismo trabajo.



En ese contexto, alrededor de 200 trabajadoras del sector aglutinadas en torno a la Asociación de Mujeres Constructoras (Asomuc), encaran, vía un anteproyecto ley, una norma que proteja sobre todo el derecho a un trabajo digno, un salario justo y una remuneración igualitaria al que percibe el hombre por el mismo trabajo que realiza. «La presente Ley tiene por objeto regular y garantizar la igualdad de oportunidades de acceso al empleo, salariales y de trato en el trabajo entre mujeres y hombres trabajadores en el sector de la construcción», precisa el artículo del primer borrador de la norma, en consideración de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).

Según, María Antonieta Cruz Mayta, secretaria general de la Asomuc, el reto que afronta este sector no deja de ser un desafío difícil y hasta quimérica. «Nuestra demanda de una ley que nos proteja nace de un sistema patriarcal y machista que predomina en el sector de la construcción. Sin embargo, a lo largo de todo este tiempo las mujeres hemos ido ganado terreno, pero en condiciones de mucha desigualdad; eso es lo que buscamos cambiar», precisó.

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Una presencia que crece.  Según el estudio de la OIT, el 8,8% de la población económicamente activa en Bolivia se dedica a la construcción, es decir 471 mil personas, de las cuales el 4,5% son mujeres. Del total de trabajadores en construcción, el 94,4% son asalariados, de los cuales solamente el 5,6% son mujeres y el 0,3% son mujeres independientes. El 62% del total de mujeres trabajadoras en la construcción no percibe remuneración, es decir que son trabajadoras familiares. 

«Muchas mujeres trabajan gratis porque acompañan el contrato que contraen sus esposos o sencillamente son trabajos donde la familia se adjudica la construcción y todos participan de ella gratuitamente», precisó Cruz.

El sector de la construcción en Bolivia ha experimentado en los últimos años un crecimiento considerable, debido al incremento de la actividad inmobiliaria y a la demanda de mano de obra para la construcción civil.
Esta demanda ha sido aprovechada por las mujeres, que se han incorporado en una cantidad importante a este rubro tradicionalmente compuesto por varones. Pese a este crecimiento y a la importancia que el sector tiene en el Producto Interno Bruto (PIB) del país, solo un grupo minoritario de trabajadores de la construcción, generalmente los trabajadores dependientes, se beneficia de cierta manera de los derechos establecidos por la Ley General del Trabajo (Decreto Supremo de 24 de mayo de 1939, por el que se dicta la Ley General del Trabajo, elevado a ley el 8 de diciembre de 1942).

Trato desigual.  Las mujeres que trabajan en este sector enfrentan múltiples discriminaciones debido a sus condiciones socioeconómicas: bajos ingresos y baja escolaridad. Estas trabajadoras son generalmente jefas de hogares uniparentales, mayoritariamente de origen indígena. Además, poseen poca o ninguna información sobre sus derechos, lo cual limita su ejercicio. La violencia intrafamiliar, el acoso laboral y el acoso sexual son otras situaciones a las cuales también están expuestas (Red Hábitat, 2012a). Finalmente, los trabajos que generalmente realizan las mujeres en la construcción son los menos calificados (recojo de escombros, traslado de materiales de construcción y otros), lo cual incide en una menor remuneración.

Para Reina Quispe, trabajadora independiente y maestra contratista, refiere que la es más adversa para las mujeres, desde el momento de la igualdad de oportunidades en el empleo. «Cuando uno quiere trabajar y postula a una obra, la persona que más favoritismo y preferencia tiene es el hombre. Desde ese momento surgen las dificultades», aseguró.

Sin embargo, el rango de edad que están insertos en el rubro de la construcción actualmente son entre 25 y 30 años. No obstante, mujeres provenientes de áreas rurales, empiezan a trabajar desde los 18 años, con pagos por día de trabajo, cuya remuneración de un ayudante es de Bs 100. «Yo he empezado desde mis 17 años, con labores de limpieza de la obra, luego conforme pasa el tiempo he ido ascendiendo hasta convertirme en maestra albañil», confesó Quispe. 

“Cuando yo he entrado sabía todo (en construcción) y me han puesto un ayudante para que le enseñe, yo le he ensañado todo lo que sabía y de pronto él me ha pasado (ha logrado el ascenso) y empezó a ganar más que yo”, cuenta Cinda Massi, maestra constructora quien hace referencia a la falta de justicia en cuanto a las oportunidades de ascenso  laboral en el rubro. 

Conforme al proyecto de Ley, el Estado debe promover la incorporación de las mujeres al trabajo y garantizar la misma remuneración que a los hombres por un trabajo de igual valor, tanto en el ámbito público como en el privado.

Anteproyecto

• El artículo 3 enfatiza que debe existir igualdad de remuneración entre varones y mujeres que presten un mismo trabajo, o un trabajo diferente pero de igual valor.

• El inciso “a” de dicho artículo precisa que la igualdad de remuneración comprende tanto el haber básico como cualquier otro emolumento en dinero o en especie, bonificación extraordinaria

• En los convenios de incremento salarial, las partes estarán obligadas a incluir cláusulas de no discriminación y de igualdad.

La mujer hace imparable al sector de la construcción

Panorama. Según la OIT con datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el sector de la construcción tiene un crecimiento promedio del 8,1% anual, y constituye el 8,8% de la población económicamente activa (PEA).

Presencia. La incursión de las mujeres en el rubro de la construcción se debe a la implementación de políticas públicas orientadas a reducir los índices de pobreza de los años 80, así como a la alta migración de hombres a otros países durante la última década. 

Incidencia. En Bolivia, 471 mil trabajadores se dedican a la construcción, el 34,2% de los cuales proceden de pueblos indígenas. De este porcentaje, a su vez, el 47,6% son de origen aymara y el 46,1%, de origen quechua.

 El sector se caracteriza por una baja participación de las mujeres (4,5%), participación que sin embargo ha crecido en los últimos años: actualmente existen más de veintiún mil mujeres trabajadoras en la construcción.

Informalidad. Según datos del INE, la mayoría de los trabajadores de la construcción se desempeñan como asalariados, aunque carecen de cobertura de seguridad social y de seguridad en el trabajo, debido a las condiciones de informalidad de sus contratos. 

Disparidad. Los niveles de ingreso de los trabajadores de la construcción varían según su categoría: los obreros dependientes obtienen en promedio menor remuneración que los trabajadores por cuenta propia. Si bien el ingreso promedio del sector supera el salario mínimo nacional, la brecha salarial favorece a los hombres con relación a las mujeres.

REUNIÓN. Con apoyo de la ONG Hábitat, ellas reciben capacitación sobre sus derechos. 

OBRAS. Las grandes obras civiles también son ejecutadas por las mujeres.

DESTREZA. Al paso que jerarquizan su potencial, se especializan en acabados finales.

Fuente: eldia.com.bo