El año pasado, justo al final de gestión y cuando se le acercaba su relevo en el cargo, el comandante nacional de policía, Abel de la Barra se presentó en un acto público vistiendo una camiseta de color azul y negro. Fue su manera de mostrar lealtad al Gobierno, de pedirle una prórroga en el cargo o solicitarle alguna “peguita” en la lucrativa administración pública. Lo hizo con sutileza al principio, pues dijo que vestía esa polera por ser hincha del Inter de Milán. Más tarde fue más explícito, pero no consiguió la recompensa que buscaba. Conocedor de lo ocurrido con su antecesor, el actual jefe policial, Faustino Mendoza, no solo fue absolutamente claro al brindarle su respaldo al régimen, sino que puso a disposición los 37 mil uniformados a su cargo. La respuesta no se hizo esperar, pero no desde el Gobierno, sino de la organización sindical de los policías rasos Anssclapol, que le pidió no apresurarse ni hablar por todos.
Fuente: eldia.com.bo