En un país que vive en una democracia plena no debería ser noticia de primera plana el nombramiento de los jefes militares y mucho menos en Bolivia, donde no existe la menor amenaza de conflicto bélico con una nación extranjera. La ciudadanía debería estar más atenta por quién maneja la salud, quién es el gerente de la empresa que administra el servicio de agua potable o fijarse en el nombre de los jueces, pues se trata de personas cuya idoneidad es importante para nuestras vidas. Lamentablemente estamos muy lejos de tener un sistema democrático de calidad y lo peor de todo es que el ciudadano vive más pendiente de los caudillos de turno, mucho más si lleva el apellido de un viejo héroe de las radionovelas que ha ocasionado numerosos comentarios entre los más nostálgicos, que saben mejor que nadie que los militares siguen siendo vitales para la “gobernabilidad”, no por el respeto que profesan hacia la constitución, sino todo lo contrario.
Fuente: eldia.com.bo