Gobierno de Bolivia pide a Chile propuesta escrita sobre tema marítimo


Cónsul boliviano Walker San Miguel habla sobre los avances con Chile. Dice que los tiempos en la negociación diplomática son de largo plazo, pero deben ser oportunos. Habló del buen clima de diálogo y la necesidad de ser optimistas, pero con moderación.

image Walker San Miguel, cónsul general de Bolivia.

Página Siete



El cónsul de Bolivia en Chile, Walker San Miguel, conversó en esta edición de Desayuno de Trabajo sobre el siempre sensible tema marítimo. Bolivia y Chile atraviesan por un momento de excelentes relaciones, que abren esperanzas de una posible solución a la demanda boliviana. San Miguel abordó todos los temas polémicos planteados en la entrevista.

Raúl Peñaranda.- El momento de mayor cercanía entre los dos países ha sido el de los años 70, después del Abrazo de Charaña. ¿Cómo influye lo que se avanzó en los años 70 en lo que se hace ahora?

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Siempre que ha habido avances en la relación bilateral o trilateral, porque hay que mencionar también al Perú, se ha tomado eso para el paso siguiente. Por ejemplo, antes de la suscripción del Tratado de 1929 entre Chile y Perú, Chile había ofrecido a Bolivia una solución a través de las provincias de Tacna y Arica, que en ese momento eran “provincias cautivas” porque no estaba resuelto su estatus jurídico y no se había suscrito todavía el Tratado de 1929.

Bolivia, hasta 1929, guardó la esperanza de que Chile resolvería la salida al mar por Tacna o Arica, teniendo en cuenta además que es una salida natural de Bolivia al Pacífico. Pero no se produjo aquello. Sin embargo, esa tesis se retoma más adelante, en alguna medida en las conversaciones de 1950 y especialmente en lo que significan las negociaciones de Charaña. Evidentemente hay que valorar que lo que se hizo en Charaña fue importante para clarificar muchas de las posturas que hasta ese entonces eran consideradas un tabú. Por ejemplo, la soberanía. Chile, de hecho, en esas negociaciones, y por escrito, ofreció una salida soberana a Bolivia al norte de Arica, le ofreció además un corredor soberano. Es una base de análisis para futuras conversaciones.

Javier Viscarra.- ¿Cuáles son las similitudes y las diferencias entre las propuestas del año 75 con lo que se está tratando ahora?

Bueno, tenemos que señalar la instancia que estamos en este momento. Estamos en una instancia en la que se ha constituido una comisión de alto nivel, bilateral, presidida por los cancilleres. En ese seno es que se van a abordar estos temas. Propiamente no se puede señalar que se hubiese planteado una alternativa ya, para discutir, pero es bueno decirlo de una manera muy vehemente que estamos de acuerdo en que tiene que haber solución posible, útil, factible, pero también debemos decir que debe ser oportuna. No podemos estar esperando que el tiempo siga pasando sin que por lo menos vislumbremos que hay posibilidades reales de resolver este tema.

Hay que tener en cuenta de que el tiempo que pasa es totalmente desfavorable a Bolivia. O sea Bolivia ya ha resignado una centuria sin tener acceso soberano al mar, habiendo acudido a todos los foros internacionales posibles. Acudió a aspectos bilaterales, acudió en su momento a la Liga de las Naciones, a las Naciones Unidas, a la OEA, al espacio trilateral; en fin, se ha hecho cuanta acción diplomática, política o académica pudiera hacer y no tenemos una concreción.

Entonces, la sociedad boliviana, que podríamos llamar es una de las pacientes y más pacíficas del continente, está en alguna medida también ansiosa de conocer cuál va a ser el resultado a un corto plazo. La verdad es que muchos nos dicen que estamos empezando una negociación y esto puede demorar todavía varios años y que así son los tiempos de la diplomacia. Nosotros creemos que la injusticia que ha significado para Bolivia, tras ser cercenada de su presencia al Pacífico, ha sido tremendamente perjudicial, en todos los órdenes.

Ahora estamos en “el umbral de” conocer, ojalá, en un plazo relativamente corto, propuestas que permitan a Bolivia analizarlas en el marco de su nueva Constitución y ojalá alcanzar también, en un plazo relativamente breve, un acuerdo con el vecino país.

Raúl Peñaranda.- O sea, lo que nos está diciendo es que Bolivia requiere de Chile una propuesta concreta de solución.

Exactamente, evidentemente, pero además una voluntad política que, por lo que he visto en Santiago, ha ido cambiando también. De posturas muy rígidas, apegadas a algún criterio de antiguos políticos y diplomáticos, ha pasado a posturas más solidarias con la causa boliviana. Hemos ganado en legitimidad, porque a medida que estudia a profundidad los temas, la sociedad chilena se da cuenta que hay un tema pendiente a resolver.

Evidentemente, terminó la guerra, se firmaron los acuerdos de esa época, pero no se hizo realmente “la paz y la amistad”, como dice el tratado de 1904, porque paz y amistad significan desarrollo, integración; significan confianza total de tal manera que ante los nuevos desafíos de la globalización, sean los países los que asuman, en conjunto, los grandes desafíos que implican la pobreza, la lucha contra el delito, la integración, el desarrollo energético. Todo eso pasa porque hagamos realmente “paz y amistad” y eso sería lo más destacable en esta época en que estamos recordando los malos momentos que atravesó Bolivia en febrero y marzo de 1879, cuando Chile invade Antofagasta, mirar hacia el siglo XXI y lograr una plena solución. (‘)

Sería lo más deseable que hubiera ya propuestas escritas como en su momento se hizo en Charaña, que sirve de ejemplo, y además es la regla diplomática internacional; los países que han alcanzado niveles de confianza, y eso es algo que testimonia el acta de julio del año pasado, ponen las cartas sobre la mesa y comienza, en ese momento, un proceso de negociación. (‘)

Sus países, sus cancillerías y sus gobiernos tienen un avanzado análisis de lo que está ocurriendo, no por nada se han planteado hasta fórmulas ya, como un senador reconocido en Chile planteaba un plebiscito, etc. Creemos nosotros que es elocuente que hay un momento oportuno y ojalá no se desperdicie.

Javier Viscarra.- En el marco de esa posible negociación, ¿Bolivia podría aceptar un corredor sin soberanía para que luego se negocie aquélla más tarde?

Ése es otro tema muy profundo en cuanto hace a la forma de solución de la demanda marítima sobre la que no puedo dar opinión porque es parte de un mandato de la cancillería boliviana de no tocar ningún tema de fondo a través de los medios de comunicación, precisamente por la delicadeza de este asunto. Pero sí se pueden plantear algunos principios. Bolivia nunca va a renunciar a la soberanía, incluso está en la CPE. No creo que sea un objetivo imposible. Estamos hablando de Chile, un país que tiene 4.000 km de costas sobre el Pacífico, y Bolivia que, desde que ha posicionado este tema como un reclamo, una reparación de este tema, se ha mantenido fiel a ese principio. Ahora, ¿cómo hacerlo, en qué momento, cuándo, etc.? se verá en otro momento. En ese sentido ayudarían mucho esas propuestas (de Chile) y seguramente la cancillería boliviana, el Órgano Ejecutivo, trazará la línea de socialización de estos temas. Cualquiera sea la solución tiene que ser buena para las dos partes, pero entre esos dos países, Bolivia ha llevado la peor parte. Estos 107 años después de la firma del Tratado de 1904 han sido muy duros para Bolivia en el sentido psicológico, en el sentido comercial y económico. Depender siempre de puertos del norte chileno ha generado una serie de consecuencias que han alterado el ritmo de desarrollo de Bolivia y los pueblos de Sudamérica. Por eso Bolivia se encuentra en posición de desventaja. Eso no es echar la culpa a nadie, simplemente es una realidad.

Raúl Peñaranda.- En los años 70, Chile ofreció un canje territorial a Bolivia. ¿Ésa es una posibilidad que se puede discutir?

En esto solamente podría dar una opinión temporal porque no está en el tapete de la discusión. Yo creo que Bolivia ha perdido tanto territorio, no solamente el litoral, sino todos los adyacentes, al extremo que ha perdido riquezas incalculables; por ejemplo, el cobre de Chuquicamata, que plantear un canje territorial no está en la mentalidad de la ciudadanía. Eso es como si fueran dos partes iguales que estuvieran negociando, pero no es así. Hay una parte que se ha encontrado en una enorme desigualdad frente a la otra. Y lo que estamos hablando es de una reparación histórica, para que las nuevas generaciones ya no arrastren los traumas del siglo XIX, que son los traumas de la guerra, de gobiernos oligarcas, de la falta de la democracia, etc. Por eso se necesita un cierre a todo esto.

HOJA DE VIDA

    Datos Walker Sixto San Miguel Rodríguez, nació en La Paz el 6 de agosto de 1963.

    Estudios Los primarios y secundarios los realizó en el colegio San Calixto; licenciatura de la carrera de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UMSA.

    Superiores Tiene maestría en Comercio Internacional de la Universidad NUR y posgrado en Derecho Administrativo de la Universidad de Salamanca, España.

    Trabajo Funcionario del Banco Central de Bolivia (1984 a 1986) y miembro del estudio Moreno-Baldivieso. Fue miembro del Colegio de Abogados de La Paz.

    Ministro Fue ministro de Defensa Nacional designado por el presidente Evo Morales. Desempeñó esas funciones durante el periodo 2006 a 2010.

    Cónsul

    Desde el 1 de marzo de 2010 cumple funciones como cónsul general de Bolivia en Santiago de Chile, República de Chile.

      “En la negociación marítima con Chile, tenemos que ser optimistas, pero con mucha moderación”

      “Sería lo más deseable que hubiera ya propuestas escritas como en su momento se hizo en Charaña”.

      En las negociaciones con Chile, plantear un canje territorial no está en la mentalidad de la ciudadanía.

      Evidentemente debemos tener en cuenta que tiempo que pasa es totalmente desfavorable a Bolivia.

      “Soy moderadamente optimista”

      Walker San Miguel evalúa con Página Siete el momento que viven ambos países en el marco de la demanda marítima boliviana y ante la pregunda: ¿Por qué tenemos que estar optimistas los bolivianos si en más de 130 años de enclaustramiento Chile no ha dado una solución? En Bolivia hay un escepticismo muy grande respecto de posibles soluciones.

      Yo, en alguna otra entrevista, utilicé la frase de que tenemos que ser moderadamente optimistas. No tenemos que caer en el escepticismo, porque creo que también eso ha hecho daño en la diplomacia; toda visión escéptica antes de empezar, obligaba a no creer en lo que se estaba haciendo. Pero moderadamente optimistas porque obviamente es un problema complejo, es un problema que abarca no solamente a la sociedad, que está tan herida por la laceración que sufrió con las consecuencias de la guerra, sino también a los actores de Gobierno, y los actores han cambiado. Ésa es parte de nuestro optimismo moderado.

      El presidente del Estado, Evo Morales, es un líder indígena con alta legitimidad en el país, como no había otro gobernante en las últimas décadas. En Chile se ha consolidado la democracia también con una legitimidad y alternancia en el poder que hace pensar que cualquier acuerdo va a ser tratado al más alto nivel y respetado en el futuro.

      Yo me quedo con la frase “moderadamente optimista”. Lo peor es que no hagamos nada.