Alejandra Serrate
En los últimos diez días se han desatado dos escándalos, por supuesto uno más grande y penetrante que el otro, pero ambos ponen en crisis y duda la transparencia y moral con la que se manejan dos grandes instituciones de los cruceños: la honorable Alcaldía Municipal de Santa Cruz de la Sierra y la Cooperativa de Telecomunicaciones de Santa Cruz, COTAS.
Los desafortunados comentarios vertidos por el señor JerjesJustiniano en un acto de conmemoración a los 458 años aniversario de lafundación de Santa Cruz causaron repudio en las redes sociales y en la prensa.Repudio justificado por supuesto, pero luego del análisis a las denuncias, alos casi tres minutos de apología del delito en el que incurre el señorJustiniano me pregunto: ¿Por qué nos escandalizamos, condenamos e inclusohablamos de comenzar procesos legales a quien habla de una conducta delictivaejercida por el hombre que tenía al lado? Muchos me dijeron, al alcalde sí lecomenzaron procesos cuando besó a la fuerza a una ingeniera, también cuando agarrólas nalgas a una concejala y cuando le habló del tamaño de sus genitales a unaperiodista, tres actos reprochables que el alcalde cometió de manera impune ypúblicamente. Quizás sí se iniciaron procesos en su momento, pero el señorsigue ocupando (a medias) el sillón municipal y es la máxima autoridad de laciudad.
¿Por qué existe esa condonación y permisividad a los delitos y clara inapropiada conducta del señor Fernández por parte de nosotros los cruceños? Aun habiendo demostrado ser amigo de quien declaramos nuestro enemigo, el dictador Evo Morales Ayma, hay cierto tipo de permisividad que le hemos otorgado al alcalde y sus más cercanos colaboradores para hacer con la municipalidad lo que deseen.
Luego, tenemos el destape de la más grande estafa a una cooperativacruceña en nuestra historia, el robo millonario de trabajadores a nosotros, lossocios y verdaderos dueños de COTAS. Personalmente, me atrevo a decir queCOTAS, está enraizada en la identidad de los cruceños al haberse convertido enuna orgullosa herencia para la ciudad, un resultado positivo al extremocentralismo que tenía a Santa Cruz excluida del resto de Bolivia. COTAS, CRE ySAGUAPAC son la consecuencia de cruceños que buscaron el crecimiento económicoy social de la ciudad en la vivían.
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Según abogados de lacooperativa, el robo asciende a al menos $us. 7,7 millones, pero pese a serésta suma estratosférica, el señor Delmar Méndez, director de comunicación deCOTAS, señaló que al momento, se está procesando a tan solo cinco empleados, queson Orlando Cabrera, Richard Añez, Jesús Justiniano, Luz María Soliz y HubertGil.
El ahora ex presidente Iván Uribe, declaró a un medio deprensa, que el robo millonario fue descubierto en los primeros días de enero,lo que nos da a entender que la cooperativa ha tenido casi dos meses parallegar a tener a los responsables en manos de la justicia y la misma cantidadde tiempo para dar una respuesta concisa a nosotros los dueños acerca de porquefue tal la inoperancia de los funcionarios que reciben el sueldo directamentede los socios al cumplir con sus obligaciones, al punto de poder robar lagrosera cantidad de casi Bs. 60 millones.
COTAS pasó de ser una empresa en donde la persona con elmejor currículum podía trabajar, a ser la empresa donde siete o diez logieroscontrataban a sus hijos y sobrinos para realizar tareas y funciones muy porencima de sus capacidades, resultado de esta sorte de fraternidad/empresa es nosolo el robo millonario, sino también las denuncias que ahora vemos salen a laluz, como la venta del lote a CRE, sueldos altísimos y la reciente intervención de la justicia máscorrupta a la cooperativa, causando detenciones arbitrarias y muy posiblemente,la destrucción de la misma COTAS.
Ahora, los dos temas que toco son profundamente distintos,pero tienen una cosa en común: la autodestrucción en la que caemos los cruceñoscuando callamos ante lo incorrecto y lo ilegal, el compadrerío y camaradería ala cual parece estamos condenados, incluso cuando se trata de callar cuantabarbaridad realicen nuestros coterráneos. La intervención de COTAS me pareceuna conducta absolutamente calculada por parte del gobierno central, un dejá vual caso terrorismo que sabemos que terminó con inocentes que a la fechacontinúan detenidos sin sentencia.
Los cruceños nos auto saboteamos cuando callamos al ver a unamigo, vecino, compadre o pariente mal manejando lo que no le pertenece pormiedo a quedar mal, nos hemos convertido en una sociedad suicida al sercómplices de corruptos y ladrones, hemos permitido que saqueen lo que tanto lecostó crear a generaciones pasadas, este silencio ha tenido las tristesconsecuencias que quiebres de instituciones como la CAO, la venta de la PIL, laintervención a COTAS, caso bandas municipales, caso dron, abusos sexuales, ítemsfantasmas e incluso estafas a bancos ¿y todo para qué? Para que 15 o 20familias puedan tener gozar de una asquerosa comodidad económica, la cual noparece ofendernos, ya que estos delincuentes son parte de clubes exclusivos,miembros de comparsas, fraternidades y negocios concurridos.
Es una tristeza y una decepción que COTAS haya sidointervenida, un daño a nuestra historia como ciudad auto construida, a nuestracapacidad de gestionar nuestro propio crecimiento, pero el silencio al queincurrieron muchos trabajadores de COTAS tanto los actuales como los que estánafuera es atroz, recuperar la cooperativa tardará años, o incluso, seráeliminada por el gobierno central.
Sabemos que es imposible que entre cinco ladrones hayahabido semejante saqueo, los números simplemente no cuadran, y la alternativaes quizás peor, la incapacidad de una ¨N¨ cantidad de empleados que hayanpermitido por inoperancia el robo millonario.
Señores, es momento de hablar, de denunciar, de cortar la complicidad y compadrerío con la delincuencia, la corrupción y lo inmoral. Dejemos de auto-sabotearnos, los lamentos tardíos no sirven de nada la condescendencia con las fechorías nos han llevado a tener una municipalidad que ha sido objeto de burla con prensa internacional, quiebre de instituciones e incluso secuestro judicial de inocentes. La zona de comodidad en la que nos encontramos es peligrosa y lo digo una vez más, auto-destructiva, estamos a tiempo de salvarnos rechazando a los inmorales y ladrones.
Santa Cruz no merece ser llamada casa de cómplices.