La década más oscura de Keanu Reeves


El actor Keanu Reeves en Sao Paulo, Brasil, el 3 de abril.El actor Keanu Reeves en Sao Paulo, Brasil, el 3 de abril. CORDON PRESSEl actor cuenta cómo fue vetado por la productora Fox durante 14 años tras negarse a hacer ‘Speed 2’ para interpretar ‘Hamlet’ en teatro

Es poco habitual encontrar entrevistas en profundidad en los medios Keanu Reeves. La estrella del cine, embarcada ahora en proyectos de corte más independiente y personal, se ha sentado a hablar con la edición estadounidense de la revista GQ sobre su vida y su carrera y ha desvelado datos poco conocidos de su ya de por sí opaca figura.

A sus 54 años, Reeves es todo lo que es Hollywood, y todo lo que Hollywood odia. Concede la entrevista en el icónico Chateau Marmont de Beverly Hills, pero fumando un cigarrillo tras otro, en ese gesto tan denostado por la industria. Fue Neo en Matrix hace ahora justo dos décadas, pero su gran papel solo se ha visto continuado por una serie de personajes relativamente discretos en películas, especialmente, de acción. Es una estrella a la par que un hombre discreto, del que apenas se sabe qué hace, con quien sale ni es carne de paparazis, pero cuya vida personal y profesional sigue interesando a fans y curiosos.



De ahí que haya llamado especialmente la atención su revelación sobre que estuvo vetado en la industria durante más de una década. Vivió en «la cárcel de películas», le llama él. La productora Fox, una de las más poderosas del cine estadounidense, decidió no llamarle más desde que hizo Speed, en 1994, puesto que le reclamaron para hacer Speed 2 y se negó: prefirió hacer Hamlet en un teatro de Winnipeg, Canadá.

Para sustituirle al lado de Sandra Bullock en el gran éxito de taquilla optaron por el poco conocido Jason Patric (el mismo actor con el que Julia Roberts se fugó a Irlanda tres días antes de tener que casarse con Kiefer Sutherland). Si la primera entrega de la saga superó los 350 millones de dólares de recaudación (y había costado apenas 30), la segunda apenas llegó a los 115 (cuando su coste se había disparado hasta los 160). «No volví a trabajar con Fox hasta Ultimátum a la Tierra«, confiesa. Eso fue en 2008. Habían pasado 14 años.Keanu Reeves en una imagen de Keanu Reeves en una imagen de ‘John Wick’. CORDON PRESSSin embargo, no se niega a protagonizar otro tipo de películas de acción y con secuelas, como la saga de John Wick, de la que ya ha presentado dos cintas y cuya tercera estrena este mayo. «Mientras mis piernas me lo permitan. Mientras la audiencia lo quiera», afirma sobre estos títulos. Y eso que, cuando tenía 22 años, no se imaginaba a sí mismo con 54 y protagonizando títulos de esa carga física. «Nunca he pensado demasiado sobre mi carrera futura, o sobre qué iba a pasar, hasta hace bien poco, hasta la mitad de la cuarentena», reflexiona.Cuando piensa en ese futuro, tiene claro, no sin cierto humor negro, cuál es la primera palabra que se le viene a la mente: «Muerte». Es algo que tiene muy presente desde hace años. Ya contó en una entrevista que lleva bien cumplir años. «Soy de esos que, sabiendo que el final está cada vez más cerca, empieza a enumerar las cosas que tiene que hacer antes de morir», confesaba en 2017.Así, Reeves, suele donar parte de sus ganancias a iniciativas solidarias y contra el cáncer. Nacido en Beirut de madre británica, su padre, alcohólico, abandonó a su familia cuando él era pequeño. Su madre —que tuvo que trabajar incluso como estríper para sacar a sus hijos adelante— decidió criarles a él y a su hermana Kim en Canadá, donde más tarde se nacionalizaron. Su unión con su hermana es muy fuerte; de hecho, entre los trances más duros de su vida están las dos ocasiones por las que ella ha sufrido leucemia. No ha sido el único: el fallecido River Phoenix fue uno de sus grandes amigos, y falleció muy joven en pleno rodaje, algo que le destrozó. Como la tragedia que ocurrió cuando tenía que hacer la que habría sido su primera hija junto a su novia, Jennifer Syme, a finales de los noventa. La pequeña nació muerta y año y medio después Syme, con una profunda depresión, murió en un accidente de tráfico.De ahí que Reeves no dude en desprenderse de parte de su fortuna para causas benéficas, para tratar de evitar esas tragedias que han azotado a quienes más quiere. «El dinero no significa nada para mí. Podría vivir los próximos siglos con lo que ya he ganado», contaba entonces. «Mi idea de la felicidad está relacionada con acostarme en la cama con la persona que amo, compartir una cena con amigos o ir en moto. No tiene nada que ver con un saldo bancario de varios dígitos».

Fuente: elpais.com

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