Contradicciones oficiales


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Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: Bolítica

  2. El Día: Obama en Brasil

  3. El Día: El reto de la modernidad

  4. El Día: La energía nuclear en tiempos de tsunami

  5. El Día: Pablo Neruda y el diccionario

  6. El Día: ¿Qué busca Obama en América Latina?

  7. Los Tiempos: LIBIA Y LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

  8. El Deber: Contradicciones oficiales

  9. Cambio: Paro de la COB

  10. La Prensa: La agonía del fútbol nacional

  11. El Diario: ¿Cambios en la Policía para combatir corrupción?

  12. El Mundo: Indefensos

  13. Opinión:

  14. Clarín, Argentina: Premios públicos a la labor cultural


El Día: Bolítica



Son especulaciones las denuncias sobre la presencia de cárteles internacionales del narcotráfico de Colombia y México que estarían operando en el país. La Cancillería no tiene ningún informe en ese sentido".

Juan Carlos Alurralde
VICECANCILLER DE BOLIVIA

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Se dice que: Bajo el título Una ciudad rehén del narcotráfico, un reportaje de La Nación advierte que cárteles de Colombia y México encontraron en Bolivia un territorio fértil para instalar laboratorios de cocaína".


Nosotros no tenemos oficinas de inteligencia en ningún país, no nos corresponde en esta situación. Nosotros damos asistencia técnica y nos pronunciamos acerca de la situación del país en base a nuestros reportes".

César Guedes
representante de nNuU contra la Droga en Bolivia

 

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El Día: Obama en Brasil

Thomas Shannon tenía una gran deuda con su país. Cuando era el jefe de la diplomacia de Estados Unidos para América Latina, los esposos Kirchner se prestaron para que la gavilla bolivariana en pleno, con Hugo Chávez a la cabeza, Evo Morales de monaguillo y Diego Maradona haciendo las veces de mascota, organice en Mar del Plata el acto antinorteamericano más bullicioso y concurrido que se haya producido en la región. Ocurrió en el 2005, cuando el chavismo estaba en su apogeo y comenzaba a ampliar sus fronteras por todo el continente. Ahora Shannon es el embajador estadounidense en Brasil, país que acaba de recibir como a un verdadero héroe al jefe de la Casa Blanca, Barack Obama. La capitana de las porristas brasileñas es nada menos que la ex guerrillera marxista y actual mandataria Dilma Rousseff y la visita se produce en circunstancias muy difíciles para la pandilla de la ALBA, acosada por la inflación, la escasez de alimentos, una grave crisis política y serias sospechas de narcotráfico. Evo Morales fue una de las principales atracciones de aquella cumbre celebrada en Argentina en el 2005. Esta vez debió buscar la forma de sentar presencia (aunque sea de forma simbólica) en los actos organizados por Shannon en Brasil.

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El Día: El reto de la modernidad

El proceso de transformación de simple aldea a una ciudad moderna ha sido, y sigue siendo, un desafío al que los habitantes de Santa Cruz de la Sierra en su conjunto, no han respondido como exigían las circunstancias y las expectativas. La audaz y creativa iniciativa del Plan Techint -un proyecto innovador de planificación urbana- perseguía el objetivo de convertir a la capital cruceña en una auténtica ciudad jardín. Sin embargo, desde su implementación en 1960 hasta la fecha ha pasado un poco más de medio siglo y la denominada moderna capital de los anillos se ha constituido en una promesa fallida.
 
Ha influido para que no se alcanzaran las metas el “boom demográfico” que ha roto todos los moldes, y el crecimiento vertiginoso de la mancha urbana –con la lógica demanda de servicios básicos por parte de la población – sin que se haya puesto a punto el marco jurídico legal municipal que regule este fenómeno urbano. En otras palabras, la planificación inicial se ha visto sobrepasada en pocos años y ahora, en pleno siglo veintiuno, cincuenta y un años después de lanzado el Plan Techint, se impone una nueva planificación urbana para la ciudad capital de Santa Cruz. La necesidad resulta tan evidente como urgente, máxime si la situación se ha tornado simplemente explosiva.
 
Conviene recordar que desde hace pocos años se está ejecutando un Plan de Reordenamiento Territorial (PLOT), que exige una intervención más comprometida y responsable de las autoridades municipales en los problemas más álgidos de la urbe cruceña, que incluye por ejemplo: imponer el orden y la regulación del acelerado crecimiento de la infraestructura y el comercio informal en la ciudad. También se hace preciso recordar que existe un Código de Urbanismo y Obras de 1995, que regula las normas de accesibilidad en la infraestructura, el urbanismo, la edificación y el transporte, entre otros aspectos, que no está siendo aplicado por la Alcaldía cruceña.
 
No debe extrañar que el caos del comercio informal en los mercados gane cada vez en magnitud y complejidad. De igual manera resulta comprensible el grave problema que representa para la ciudadanía el tráfico vehicular en la ciudad. Si se permite que esta tendencia continúe, Santa Cruz de la Sierra se convertirá en poco tiempo más en una ciudad con elevados niveles de contaminación medioambiental, signada por el hacinamiento y la segregación de la población, con efectos lamentables sobre la ya frágil seguridad ciudadana, sacudida por el incremento de la delincuencia y la violencia.
 
Urge, sin duda, ejecutar el reordenamiento de la ciudad con la plena participación y compromiso de los sectores sociales y las autoridades municipales. Porque no sólo se precisa ampliar avenidas, reducir rotondas, ordenar el comercio y parque automotor, sino que se hace apremiante recuperar espacios públicos, descentralizar los servicios básicos a los distritos y concienciar a la gente. Se trata, en todo caso, de convertir a Santa Cruz de la Sierra en una ciudad apta para el número de habitantes que posee. Para ello, resulta imperativo asumir que el reto de la modernidad pasa por evitar una ciudad desordenada, que es la causa primordial de los males que aquejan a la sociedad cruceña.
 

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El Día: La energía nuclear en tiempos de tsunami

La catástrofe de la planta atómica de Fukushima, provocada por un devastador  tsunami, ha vuelto a encender la polémica en torno a la oportunidad del uso de la energía nuclear.
De hecho, la  emergencia nuclear del Japón ha producido ya algunas reacciones que, no por esperadas, resultan menos impactantes. El Gobierno alemán acaba de congelar el permiso de prórroga de operación a siete plantas vetustas,  a la espera de tener mejores elementos de juicio y de que pasen las próximas elecciones. En otros países, ha resurgido vigorosamente la oposición a nuevas plantas nucleares ya planificadas. Se trata de decisiones muy serias, que merecerían ser abordadas con serenidad, lejos, en todo caso, de la emotividad que provocan los hechos de Fukushima. De todos modos, no me cabe la menor duda de que el precio de los inmuebles cercanos a plantas nucleares bajará sensiblemente en los próximos meses.
Las ventajas de la energía nuclear producida por los reactores de fisión de material radioactivo, radican en la soberanía energética que buscan países pobres en recursos energéticos no renovables. De hecho, en la lista de los países que han optado por la energía nuclear encontramos a Francia, Japón, Corea del Sur, India y China. Sin embargo, se encuentran también países ricos en energía convencional y hasta exportadores, como EEUU, Rusia, Reino Unido e Irán, a los cuales, obviamente, los guían también motivos estratégicos y comerciales. La otra ventaja es que la energía nuclear contribuye al calentamiento global en medida irrelevante, comparada con los combustibles fósiles.
Las desventajas de las plantas nucleares son principalmente dos: la seguridad, que debe ser altísima, proporcional al riesgo inherente a una falla, y el destino de los desechos nucleares radioactivos que tienen tiempos de vida de cientos de años e inclusive más. En cuanto a seguridad, en 55 años de historia de las casi 500 plantas nucleares del planeta, se han registrado sólo tres incidentes serios: dos debidos a fallas técnicas y humanas y la actual, consecuencia de un fenómeno natural extremo. Además, cada incidente ha ayudado a mejorar la seguridad de las nuevas plantas.
En cuanto a los argumentos de los detractores de la energía nuclear, me parece reconocer en ellos esa misma visión pesimista en torno al rol de ciencia y de la tecnología en la sociedad que se manifiesta en otros campos, como el cambio climático, la bioingeniería o los biocombustibles, blanco preferido de los “pachamamistas”.  Aunque, si es con el apoyo de Irán, el Presidente de Bolivia no vacilaría en producir energía nuclear, como declaró el 29 de octubre pasado (por si las dudas, prefiero tener un buen respaldo, en tiempos de denuncias por desacato).
Se trata, a toda vista, de un debate necesario, pero falso. La tecnología salva vidas, como demuestran las construcciones antisísmicas que han aguantado, en Chile y en Japón, el embate de grandes terremotos. Pero es cierto también que toda obra del hombre tiene un grado de riesgo, a veces calculado, en otras imprevisto. Por eso, sólo de la población, debidamente informada, debería depender la aceptación de  ciertas opciones, como la energía nuclear, y de los riesgos que ellas implican.
 

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El Día: Pablo Neruda y el diccionario

En clases de Lenguaje que daba en la Universidad solía acudir a un texto poético de Neruda, recogido de sus Odas elementales, sabiendo siempre que encontraría eco inmediato en los alumnos, que la lectura en común de esos versos se desenvolvería como una rápida sucesión de asombros, gozando todos de la facilidad de las metáforas, de la transparencia de las figuras, para llegar a un reconocimiento pleno de que, entre las muchas cosas que nos rodean, el diccionario, sobre todo el de uso familiar, el que pasa, cargado de años, de generación en generación, es un tesoro de la vida diaria, del que es imposible prescindir.
En su composición lírica sobre el diccionario –“lomo de buey,/ pesado cargador,/ sistemático/ libro espeso”- poema henchido de ternura, uno de los más nobles textos de sus Nuevas odas elementales, el autor nos cuenta una pequeña historia íntima en la que primero aparece Neruda niño mirando con un tono de menosprecio el grueso volumen “de pellejo gastado”, que a veces le ha servido de almohada o de sillón, como un trasto inútil, que se deja abandonado entre otras cosas vetustas, para dar paso, en los versos siguientes, a una especie de descubrimiento, cuando el propio libro se rebela, plantándose en su puerta, y allí surge como un árbol que mueve sus hojas y sus nidos y hace ver la elevación de su follaje, mostrando a la vez la riqueza de sus frutos y el brillo de su copa inagotable en el que lucen “las palabras, opacas o sonoras, fecundas en la fronda del lenguaje, cargadas de verdad y de sonido”.
Es un cambio radical de maduración y de elevación moral en la vida del poeta.  Del desdeñoso gesto del mozo que “ignoró, vestido de suficiencia, y se creyó repleto y orondo como un sapo” aquel se eleva ahora a una actitud de agradecimiento y fervor al comprobar cuánto debe a esas páginas invalorables pues le ha sido dado comprender que “el Diccionario,/ viejo y pesado, con su chaquetón/ de pellejo gastado” no es, nunca podría ser “tumba, sepulcro, féretro,/túmulo, mausoleo,/ sino preservación,/fuego escondido,/ plantación de rubíes, perpetuidad viviente/ de la esencia,/granero del idioma”.
El gran error de quienes desconocen el sustento vital que es para el pensamiento y el sentimiento humanos ese monumento de ordenación, definición y verdad que es el Diccionario, consiste en el cómodo acostumbramiento de estimarlo como algo inerte, sin vida, mero registro alfabético de vocablos sueltos a los que se añade una significación descriptiva y precisa.
Contra esa visión reacciona el verso de Neruda, para quien la palabra es vida y, por ello mismo, el libro que las contiene, las preserva, las ilumina y las entrega generosamente, es, por encima de todo, fuente y no depósito, estímulo y no encierro, como lo muestran las metáforas que reverberan en el texto: “perpetuidad viviente, fuego escondido, vertientes virginales, magnánimos graneros”. Las palabras que ofrece el diccionario son fruta, semilla, alimento, uva, higo, almendra, manzano, o bien rubíes, esmeraldas, fuego, temblor, sonido, en el vocabulario preciso que escoge el poeta para aludir a la fuerza vital que emana del diccionario cuando en él se busca claridad, inspiración, orientación y guía.
Para el poeta el libro de las palabras es como un amigo, un compañero, una mano, mejor, mil manos que le tienden su calor y su afecto para que descienda,  “en el momento justo”,  la gota, el grano que “a mis labios conduce, al hilo de mi pluma, a mi tintero”, la palabra que se convierte en canción, en himno de alegría, en verso.  Y por eso exclama: “Y es hermoso/ recoger en tus filas/ la palabra/ de estirpe/ la severa y olvidada/ sentencia/ hija de España/ endurecida/ como reja de arado/ fija en su límite/ de anticuada herramienta/ preservada/ con su hermosura exacta/ y su dureza de medalla”.
No es a cualquier tipo de diccionario al que van dirigidas esas estrofas.  Neruda piensa concretamente en el diccionario de la lengua española, en el que se atesoran las palabras nuestras de cada día.  Voluminoso o pequeño, antiguo o actual, no importa. Lo que cuenta, lo que vale para todo el mundo hispano-hablante es que ese libro de páginas sonoras, dialogante, ni sordo ni mudo, siempre cercano, sepamos respetarlo, apreciarlo, conocer su orden racional y benéfico para todos.
*Jorge Siles Salinas es miembro de las Academias Bolivianas  de la Historia y de la Lengua, correspondientes de las Reales Academias Españolas

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El Día: ¿Qué busca Obama en América Latina?

Entre los enormes desafíos de política internacional que enfrenta la Administración Obama, como la situación en Libia y en Egipto, el riesgo nuclear en Japón, la amenaza de Irán, y la relación con China, el presidente Obama se lanzó este viernes a un muy comentado viaje hacia América Latina.
Hace semanas que en Washington, y en centros de pensamiento de la región, se debate sobre las razones del viaje, la agenda que busca impulsar, el por qué de la visita a Brasil, Chile y El Salvador, y los resultados que espera la Administración , y la región de esta visita. Algunos analistas comentan que el principal mensaje es el viaje en sí mismo. Que no se deberían esperar resultados concretos, o grandes anuncios, sino más bien el logro es que Obama ha puesto en su agenda darle mayor prioridad a la región y lo demostrará con esta visita.
La selección de los países ha sido cuidadosamente estudiada. Brasil es el país más importante de la región, y la visita del Presidente y sus varios discursos así lo confirmarán. A su vez, se nota la creciente “delegación” de liderazgo de Estados Unidos en Brasil al momento de lidiar con temas regionales. Brasil espera que Estados Unidos lo trate de manera similar a otra potencia emergente, India, tal vez apoyando, como hizo el presidente Obama en su último viaje a ese país, un sitio permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Chile es un ejemplo de desarrollo para toda la región, con una efectiva combinación de institucionalidad, crecimiento económico e integración con el mundo; y pareciera que éste es el motivo principal de resaltarlo.  En El Salvador se buscaría destacar la preocupación de Estados Unidos por el aumento de la criminalidad en Centroamérica, y el narcotráfico, que afecta a estos países, y principalmente a México. Obama anunciaría mayor ayuda financiera para combatir ambos flagelos.
Es cierto que la relación entre Estados Unidos y la región no es mala, salvo algunos países, pero también es verdad que ha disminuido en importancia, tanto en términos políticos como económicos. América Latina está acercando posiciones con Asia, en particular con China. El Banco de Desarrollo de Brasil o la Corporación Andina de Fomento prestan más dinero que Washington a la región. El comercio de la región se ha diversificado hacia otras latitudes. Este distanciamiento pareciera un proceso natural de democracias y economías más maduras, como las que existen en la región, pero algunos se preguntan si no se ha debido también a la falta de una agenda específica de Estados Unidos hacia la región.
Esta pregunta probablemente surja durante todo el viaje. Moisés Naim, del Carnegie Endowment, sostiene que las políticas del Departamento de Estado son más bien las propias de una agencia de desarrollo, más que de política internacional. Promover oportunidades sociales y económicas para todos, un plan de energía limpia, y construir instituciones democráticas, políticas que figuran como prioridades de la Casa Blanca para la región, no parecen incluir una política exterior. A su vez, son prioridades que cualquier país de la región tiene como suyas, aunque no se las destaquen desde Washington.
También se espera que se trate el tema de los tratados de libre comercio, y de preferencias arancelarias, como ATPDEA y GSP. Si bien sólo el Sistema General de Preferencias, que expiró en diciembre tiene un impacto directo en los países visitados (Brasil exporta a Estados Unidos más de 2 billones de dólares sin pagar tarifas bajo el GSP), ha sido siempre un eje central de la agenda con la región.
No está incluido en las discusiones oficiales, pero la mayor presencia de Irán y su cercanía a Venezuela, Nicaragua y otros países de la región, no pasará desapercibida al menos en las conferencias de prensa. En las últimas semanas reconocidas figuras en la relación con la región, como el Congresistas Eliot Engels, demócrata de New York, y Connie Mack, republicano de Florida, y actual presidente del comité de asuntos hemisféricos del Congreso, y el ex subsecretario Roger Noriega, han levantado el tema y generado debate en Washington. A pesar de las bajas expectativas en términos de grandes cambios o anuncios, que pareciera tener el viaje. No deja de ser una excelente oportunidad para que el liderazgo del presidente Obama y su popularidad en América Latina, permitan lanzar una redefinida relación con la región, desde un aproximación más de iguales, que vuelva a priorizar el comercio y la importancia de que el continente americano presente estrategias en común para competir económicamente con el resto del mundo.
*Director, Blue Star Strategies, Washington, DC

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Los Tiempos: LIBIA Y LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

Aunque tardando más de la cuenta, por fin el Consejo de Seguridad de la ONU ha asumido su responsabilidad y cumplido su obligación

Más de un mes ha tardado el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para adoptar una decisión que se le reclamaba desde que Muamar el Gadafi se atreviera a ahogar en sangre la rebelión que siguiendo la ola iniciada en Túnez y Egipto llegó a su país el 15 de febrero pasado.

No será fácil llegar a saber el número total de víctimas de las masacres que Gadafi ordenó cometer y podían haberse evitado.

Lo que sí se sabe con plena seguridad es que suman decenas de miles y aumentan exponencialmente con cada hora que la pasividad internacional deja actuar a uno de los personajes que ya tiene un lugar asegurado en la galería de los más sanguinarios tiranos de las últimas décadas. Y tampoco será fácil, por eso, que cuando llegue el momento de la rendición de cuentas los líderes de los países que integran el Consejo de Seguridad de la ONU expliquen por qué tardaron tanto en actuar.

Es probable que al hacerlo cada uno de ellos encuentre argumentos para justificar la negligencia con la que abandonaron a su suerte a quienes se rebelaron contra el régimen de Gadafi. Algunos, como China y Rusia, no tendrán mucho que decir pues en la escala de valores de sus gobernantes los derechos humanos no figuran entre los más importantes y siempre han mantenido una posición de resistencia a cualquier tipo de intervención. No es el caso de los países europeos y Estados Unidos, que con excesiva frecuencia, como en este caso, hacen gala de una doble moral que resulta muy útil para precautelar sus intereses económicos pero resulta despreciable desde el punto de vista de los principios que dicen defender.

Es también probable que aleguen en su descargo su temor a que se repitan los funestos resultados que arrojaron las intervenciones en Irak y Afganistán, y no les faltará razón. Es que en ambos casos, como los hechos lo confirman a diario, recurrir a la fuerza militar fue un craso error. Pero es que entonces esa decisión no contaba con ningún sustento ético pues en ninguno de esos países había una población civil, como ocurre ahora en Libia, masacrada por sus propios gobernantes. En ambos casos fueron más los intereses de las potencias invasoras que un imperativo ético lo que motivó la intervención con sus desastrosos resultados.

Si de antecedentes se trata, mucho más comparable al caso de la Libia de Gadafi sería el de Bosnia en tiempos de Radovan Karadzic y Ratko Mladic donde, como ahora, la condescendencia de los países europeos los hizo cómplices, por lo menos parcialmente por lo tardía que fue su intervención, de uno de los peores genocidios del siglo. Las matanzas de Ruanda y más recientemente la de Sudán son otras muestras de las flaquezas del derecho internacional que podrán ser recordadas para explicar, pero de ningún modo para justificar, la falta de vigor para proteger a poblaciones civiles de las atrocidades cometidas por sus gobernantes.

Pero más allá de las explicaciones inspiradas en el derecho internacional, sus alcances y limitaciones, las que más difícilmente podrán dar los países que ahora intervienen en Libia son las relacionadas con los compromisos que durante los últimos tiempos adquirieron con Gadafi y su régimen, contraviniendo todos los principios y valores que hoy dicen defender.

De cualquier modo, aunque haya tardado, es importante que la ONU haya por fin asumido su responsabilidad y cumplido su obligación.

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El Deber: Contradicciones oficiales

El narcotráfico, en los tiempos actuales, golpea a todos los países del mundo. Sus redes de alcance internacional operan en todo el continente americano, Europa y Asia. Esta circunstancia determina que los buenos resultados de la lucha contra el mal, en gran medida,  dependan de la coordinación de esfuerzos, tanto en intercambio de información como de acciones operativas, entre los  servicios o agencias nacionales a cargo de la lucha antinarcóticos.

La campaña contra el narcotráfico constituye hoy un importante componente de la relación bilateral y multilateral. Desde ciertos organismos internacionales se hace un seguimiento minucioso al tráfago de drogas  y no faltan países que, como  Estados Unidos, evalúan sus éxitos o fracasos nacionales en la materia, con las respectivas ‘certificaciones’ anuales.

Es obvio que la insularidad o aislamientos en lucha tan compleja conduce a fiascos más o menos recurrentes. Las policías nacionales no se las pueden contra mafias de tráfago internacional, a cuyos miembros no pueden ubicar y detener sin información fidedigna y oportuna de las rutas que siguen, así como de los lugares de origen y destino de la droga que contrabandean. 

Bolivia, en los últimos dos años, experimenta en carne propia las consecuencias de su aislamiento de la lucha internacional contra las drogas. El Gobierno actual expulsó a la DEA, cuyo aporte era crucial para combatir el mal y, sobrecargado de infundado optimismo, consideró que por cuenta propia podía reducirlo a su mínima expresión. Fue al revés: no tuvo que pasar mucho tiempo para que la producción nacional de cocaína alcanzara cifras sin precedentes y operadores de las mafias colombianas, algunas de las cuales son intermediarias de los cárteles mexicanos, establecieran en el país crecientes vínculos con los clanes familiares o pequeñas bandas de fabricantes de sulfato de cocaína que operan en casi todos los departamentos de la patria.  Muchos de esos foráneos, incluso, montaron sus propias fábricas, sujetas a tecnología de punta y camufladas en zonas selváticas del oriente. 

El trauma que sin duda provocó en altas esferas oficiales el bullado  caso del ‘narcogeneral’ Sanabria, un policía comprometido con el narcotráfico, tuvo efecto de apertura pupilar a las realidades anteriormente referidas, en ciertos miembros del Gobierno central que ahora consideran absolutamente necesario conectarse a la coordinación y cooperación internacionales, tanto en información como en operaciones,  en todo cuanto se refiera al combate del mal.  Así se colige  de últimas declaraciones del viceministro de Gobierno, en sentido de que el titular de la cartera sostuvo reuniones con miembros de las legaciones diplomáticas de Chile y Estados Unidos, a fin de obtener de los  respectivos servicios de ambos países datos e informaciones que le permitan  profundizar las investigaciones sobre el caso, de modo que sobre el mismo, en Bolivia, recaiga la claridad que aún le falta, por lo menos en cuanto a complicidades y otros detalles.

Bien que así se haga, pero mal que tal paso no sea compartido por otra parte del Gobierno, más bien empeñada en afirmar  la insularidad boliviana en la lucha contra el narcotráfico. Tan perjudicial talante se hace patente en una artillería verbal contra Estados Unidos, la cual tuvo inicialmente por blanco a la DEA y que ahora coloca en su mira a Usaid.  Estas contradicciones, al más alto nivel gubernamental, deben ser resueltas si se quiere que los interlocutores foráneos despejen sus dudas sobre el tema y nos tomen algo más en serio como Estado.

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Cambio: Paro de la COB

De poco sirvió las exhortaciones de varias organizaciones de trabajadores, de la Conalcam y del gobierno nacional para que la actual dirigencia de la Central Obrera Boliviana (COB) postergue el paro nacional de 48 horas que decretara para el lunes y martes venideros y asuma el diálogo para analizar los alcances del decreto supremo que fijó el incremento salarial en 10% a maestros, salubristas, militares, policías y para los asalariados del sector privado.

No obstante que esa política salarialista de la central sindical no será acatada por campesinos, petroleros, gremiales e incluso por trabajadores de salud, entre otros, la dirigencia insiste en una extrema medida que no sólo perjudicará a sus protagonistas, sino que será aprovechada por las corrientes contrarias al proceso de cambios estructurales que buscarán crear incertidumbre y alimentar la desestabilización del gobierno legalmente constituido.

El dirigente campesinos de Chuquisaca, Gregorio Vela, corroboró que los campesinos rechazaron la convocatoria al paro y denunció que "la derecha es la que está queriendo aprovechar este paro que no cuenta con el apoyo de la población. Quiero decirles a todas las centrales provinciales que trabajen con normalidad y no se presten a esta maniobra de la derecha".

El dirigente rural de Tarija Elvio Orías apuntó: "Si bien es cierto que los precios de los alimentos han subido, los dirigentes de la COB deben buscar otras estrategias para defender los derechos de los trabajadores que no perjudiquen el desarrollo nacional. El camino es el diálogo para avanzar, porque ya no estamos en los tiempos neoliberales sino con un gobierno que es nuestro".

Entre tanto, Antonio Moreno, dirigente de la Central Obrera Departamental (COD) de Pando, si bien dijo que "vamos a dar fiel cumplimiento a la convocatoria de la COB", reconoció que el único sector que asumirá el paro será el magisterio urbano, ya que los campesinos, gremialistas, transportistas, trabajadores de Salud y el magisterio rural no acatarán la extrema medida.

"Más del 90 por ciento de los trabajadores pandinos no van a acatar el paro de la COB. Yo voy a cumplir con lo que digan las organizaciones sindicales", agregó; mientras la Confederación Nacional de Maestros de Bolivia aclaró que llamó a sus bases a participación en las movilizaciones, pero dejó en manos de las federaciones la decisión de acatar o no el paro cobista.

En ese contexto, es pertinente exhortar a la dirigencia laboral —que representa a una de las organizaciones sociales más trascendentales como la COB— que no debería dejar de lado las lecciones de la agitada historia política boliviana.

Es que mientras asume una posición netamente salarialista olvida que el incremento salarial decretado por el Gobierno en el 10% está encuadrada en un plan de grandes inversiones estatales en el sector productivo, como la industrialización de los hidrocarburos, energía y el litio, en el fortacimiento de los pequeños y medianos productores para garantizar nuestra seguridad allimentaria.

Es que para redistribuir la riqueza primero hay que crearla con inversión en los sectores productivos; lo contrario significaría no asumir plenamente el proceso político que vive Bolivia; por lo menos así lo señalan los hechos, ya que el respaldo al mismo por parte de algunos dirigentes sindicales sería solamente en el discurso.

Además, es necesario tomar en cuenta que una política netamente salarialista, como la que actualmente asume la COB, allanó —durante el gobierno del presidente Hernán Siles— la implementación del neoliberalismo en 1985; política antinacional que enajenó nuestros recursos naturales a la voracidad de las transnacionales, persiguió al movimiento sindical, echó a la calle a miles de trabajadores y cerró cientos de unidades productivas.

Por eso, esas lecciones de nuestra historia nos llama a actuar con mesura y claridad política respecto de los intereses de los trabajadores.

Una posición salarialista allanó la implementación del neoliberalismo en 1985; política antinacional que enajenó nuestros recursos naturales, persiguió al movimiento sindical y echó a la calle a miles de trabajadores.

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La Prensa: La agonía del fútbol nacional

Las élites dirigenciales están cada vez mejor, constituyen una privilegiada casta o una hermética cofradía cuyos principales esfuerzos se concentran en proteger sus privilegios

Todos los sueños que los hinchas de Wilstermann llevaron a cuestas al estadio Félix Capriles el pasado miércoles se desmoronaron en menos de 15 minutos. Fueron suficientes para que la terca realidad vuelva a imponerse sobre las ilusiones tan artificiosamente montadas con el único fin de hacer algunos buenos negocios. Triste final, pues todo parece indicar que no quedarán ni ilusiones ni buenos negocios. Fue el mismo camino que, en su momento, siguieron Bolívar y Oriente Petrolero.

Es en verdad lamentable que así sea, pues de por medio están los sentimientos de miles de aficionados que, sin tener culpa alguna en el descalabro, en el caso de Wilstermann, son condenados una y otra vez, desde hace más de tres años, a sufrir las consecuencias de las muy astutas maneras como los dirigentes de su equipo tratan de eludir las inevitables consecuencias de sus actos.

Pero el caso de Wilstermann, siendo el más patético, no es el único. Así lo confirman todas las estadísticas que muestran que la crisis es general. En nuestro país ya no queda ni un solo equipo capaz de hacer un papel por lo menos decoroso en los campeonatos internacionales y con cada año que pasa el panorama no hace más que empeorar.

Con éste ya suman 11 los años en los que ningún equipo boliviano supera la primera fase de la copa Libertadores de América. Ya ni en condición de locales logran vencer y se ha llegado al colmo de que si logran anotar un gol, aunque sólo sea ?el del honor?, parece un hecho milagroso.

Y mientras el fútbol boliviano está cada vez peor, las élites dirigenciales están cada vez mejor, constituyen una privilegiada casta o una hermética cofradía cuyos principales esfuerzos se concentran en proteger sus privilegios, aunque el precio lo tengan que pagar los hinchas con sus interminables frustraciones.

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El Diario: ¿Cambios en la Policía para combatir corrupción?

Desde hace mucho tiempo, en niveles del gobierno y en los mandos policiales, se ha lanzado la idea de “cambiar para combatir a la corrupción en la entidad”. La verdad es que ni el Gobierno ni el mismo cuadro de jefes y oficiales han cumplido con la buena intención, y los hechos contrarios a las leyes se han sucedido indefinida y sucesivamente.

El descubrimiento de que un general de la Policía y varios oficiales eran integrantes de un grupo delictivo dedicado al narcotráfico, ha sido motivo para que se expresen, nuevamente, las mejores intenciones para realizar cambios y es el Presidente el que decidió cambiar al Comandante General de la Policía con la conminatoria de que “en 90 días termine con la corrupción en la entidad”. Es sana la intención, pero ingenua también, porque es bien sabido que con simples cambios de jefes en la Policía no se combate a la corrupción ni se destruye cuadros que con seguridad existen y que estén dedicados a promover delitos y hasta complicarse en actividades dedicadas a la comercialización de drogas.

Desde hace muchos años circula la versión lanzada por un Comandante de la Policía en sentido de que existen en ella “500 ítems fantasmas, pero que, al estar en investigación, pronto se dará mayores informaciones”; que se sepa, jamás concluyeron esas investigaciones y nunca más se dijo algo al respecto. Muchas veces, especialmente en los últimos cinco años, se ha procedido al cambio de jefes y oficiales para que reestructuren o reorganicen a la entidad y todos ellos se han comprometido a ello, pero sin haber alcanzado resultados que efectivamente sean ciertos y positivos.

Hay conciencia, en autoridades de Gobierno, en la propia Policía y en el pueblo en general, acerca de que la Policía boliviana no es confiable; que la propia colectividad “sólo teme a policías y carabineros, pero no los respeta ni considera porque se sabe a cuánto llegan en abusos que cometen en cualquier manifestación o reunión de personas que, con razón o sin ella, reclaman algo a las autoridades”. Es el pueblo el que juzga la conducta de quienes ofician como autoridades y sabe cómo desempeñan sus labores; es ese pueblo el que ve un solo camino: reestructurar a fondo la Policía haciendo cambios totales no sólo en el cuadro de jefes y oficiales carabineros sino en los de tropa que, aunque con grandes excepciones, se sabe que estarían contaminados en hechos dolosos o, por lo menos, por incumplimiento a sus específicas funciones.

Es preciso que tanto el Gobierno como la entidad policial convengan en que el prestigio, la solidez y la respetabilidad institucional está en manos de entidades como la Policía, que en toda función debe demostrarse no sólo al consenso interno sino al internacional. Hoy, lamentablemente, la Policía Boliviana ha perdido mucho respeto y consideración que podía haber tenido no sólo por el comportamiento de sus miembros sino porque perdió totalmente la confianza pública y se ha convertido en una organización que es temida por la comunidad nacional. Por todo ello, creer en cambios que permitan “combatir la corrupción en 90 días” es pecar de ingenuidad y tener expectativas por lo que no pudo ser ni en décadas, por no haber la voluntad necesaria para una renovación que permita una reposición de valores y sea una institución de respeto y confianza.

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El Mundo: Indefensos

Una tragedia fue el motivo para que en Santa Cruz fuera creada la “Fundación Jessika Borda” orientada hacia la lucha por la seguridad de las personas y que como ya se hace tradicional, recordará mañana el Día Cruceño de la No Videncia.

La Fundación nace como resultado de un hecho por demás doloroso, la noche del 21 noviembre de 2003, Jessika Borda de 24 años dejaba a unas amigas en la zona de Urbarí cuando un grupo de delincuentes se aproximó para arrebatarles el vehículo y no tuvieron escrúpulos en segarle la vida, para cumplir con su objetivo criminal.

El hecho conmovió a la ciudadanía que condenó el hecho; en medio de su dolor, la madre de Jessika, la señora Rhea Borda actual cónsul de los Estados Unidos en Santa Cruz, decidió llevar adelante la creación de una fundación para crear conciencia en la ciudadanía sobre lo importante que es vivir en armonía y alejar la violencia, más aun si ella es capaz de terminar la vida de personas inocentes, como Jessika en la flor de su juventud.

Lejos de haber disminuido la violencia en la ciudad, esta se manifiesta cada vez con mayor intensidad y los esfuerzos que puedan hacer las autoridades para combatirla no encuentran los resultados esperados, por diversos factores.

Un hecho que debe ser puesto en relieve como ejemplo es el de la dotación de efectivos policiales para controlar la ciudad, ya que no obstante ser Santa Cruz la ciudad de mayor crecimiento en el país, el presupuesto nacional destina recursos mínimos para la vigilancia y lo que es más grave, en muchas oportunidades se ha censurado desde el gobierno central la posibilidad de crear fuerzas a nivel del Gobierno departamental para poder ejercer un mayor control.

Como lo ha venido haciendo una buena parte de la ciudadanía en los últimos años, muchas familias vestidas de blanco desfilaran mañana por las calles del centro de la ciudad para expresar su condena a los actos violentos y a la necesidad de favorecer el imperio del amor entre los semejantes, como lo predicaba Jesús de Nazaret con aquella frase tantas veces repetida de: “amaos los unos a los otros como yo os he amado”.

Ante la falta de atención del gobierno central y aún de las autoridades locales, a veces por las limitaciones anotadas y en otras ocasiones por falta de visión, los mismos ciudadanos han optado por garantizar su seguridad creando los sistemas que consideran más idóneos.

En lo que se refiere a lugares alejados del centro, hoy predominan los condominios cerrados que garantizan la seguridad de las personas, por lo menos mientras están dentro de los límites del lugar donde habitan.

En otras circunstancias, han optado por mantener vigilancia propia; sin embargo, por las limitaciones relacionadas con el manejo de armas, muchos guardias armados de un laque o un tolete y un pito, poco pueden hacer contra la violencia de los malviviente que en muchos casos también los agreden.

En un esfuerzo por garantizar sus seguridad, ante la proliferación de asaltos y robos a mano armada, los vecinos de algunos barrios optaron por cerrar algunas calles, para evitar la circulación de personas que sembraban el terror en el vecindario y que escapaban a bordo de vehículos difícilmente reconocibles, por la cantidad existente en la ciudad, como es el caso de las vagonetas blancas.

Lamentablemente, y en un acto que no acabamos de comprender, las autoridades municipales han decidido ejercer presión para evitar que ese sistema de seguridad pueda mantenerse, sin haber ofrecido nada a cambio. Lo triste es que mientras el caos y la violencia se campean por falta de control en el centro de la ciudad, las autoridades se dan modos para actuar contra los vecinos indefensos, evitando que ellos mismos puedan cuidarse.

Sería importante que en este Día Cruceño de la No Violencia, esas medidas inexplicables puedan ser revertidas.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: Premios públicos a la labor cultural

Durante buena parte del siglo pasado, el Estado cumplió una función importante en la promoción de la cultura y el reconocimiento de los creadores e innovadores en el campo de las artes y las ciencias. En esta tarea, los Premios Nacionales y los Municipales fueron relevantes para la consagración de importantes figuras y, también, para la manutención de los autores. En los últimos años, esta apoyatura pública a la producción cultural se redujo. Así, ha estado suspendida la entrega de premios y los subsidios se han ido desjerarquizando. En este contexto, el anuncio de reapertura de la convocatoria a los Premios Nacionales implica la recuperación de una tradición valiosa, que fue interrumpida sin explicación y sin otras estrategias de sostenimiento de la producción cultural local. Ahora es importante que las elecciones se concreten con transparencia y recaigan sobre obras y figuras relevantes, sin priorizar criterios partidarios para que la ayuda no se convierta en un instrumento político de los gobiernos de turno.

El Estado debe recuperar el rol de promotor de las creaciones culturales y científicas, reconociendo a los autores como lo hizo tradicionalmente a través de los premios Nacionales.

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