Crisis municipal en Cochabamba


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La crisis en que se ha sumido el Concejo Municipal de Cochabamba es fiel reflejo de lo debilitados que están los principales pilares de la convivencia democrática

Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: Evo y el proceso de cambio

  2. El Día: Jesús, cuestión de Estado

  3. El Día: Bolítica

  4. El Día: El gran consenso

  5. El Día: La perversa lógica de los conflictos

  6. Los Tiempos: VERGONZOSA CRISIS MUNICIPAL

  7. El Deber: Tareas pendientes

  8. Cambio: Oportunismo político

  9. La Prensa: Crisis municipal en Cochabamba

  10. El Diario: Excesos condenables de las fuerzas policiales

  11. El Mundo: Convivencia

  12. Clarín, Argentina: Un fallo que soslaya los abusos




El Día: Evo y el proceso de cambio

El presidente Evo Morales ha fallado a todas las expectativas. Qué distante se ve ahora el 2005, con un candidato vencedor en elecciones democráticas, reconocido por la mayoría en el país y recibido con regocijo en el exterior. La imagen dentro y fuera era lo más auspiciosa, esperanzadora. Se abría paso un campesino de raíces indígenas para ponerse al mando de la Nación; los extranjeros lo saludaban como al primer presidente indígena no sólo de la República de Bolivia sino también de América, obviamente llevados más por su entusiasmo que por su ignorancia, aprovechada magistralmente por toda la parafernalia mediática que se convertiría después en característica compañera de su gobierno, que al final, tampoco puede taparlo todo.

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El 2011 se inicia con una violencia inesperada, que va en aumento, contra el gobierno y contra su política económica: los sectores sociales menos protegidos, los más pobres, no encuentran satisfacción a sus necesidades, que son de sobrevivencia -el aumento del 10% a un salario mínimo de 94.3 dólares mensuales; en el caso de militares y policías el 20%, lo llevaría a 116.4 dólares/mes. Para las bases, por supuesto, no es coherente  que encima la respuesta a las reivindicaciones venga cargada de gases, golpes, heridos y desaparecidos.  Bastaron cinco años, uno ya de su segunda gestión, para que el ídolo mostrara en serio los pies de barro: las empresas estatales (nacionalizadas) son noticia sólo por actos de corrupción e ineficiencia; el aparato productivo no tradicional reducido al mínimo; vuelta al déficit fiscal cuando los ingresos por exportaciones de las materias primas tradicionales alcanzan precios históricos internacionales (la onza de oro 1.500 $us);  la economía formal en retroceso, una senadora oficialista llama a los empleados “una minoría”, lo cual es cierto, pues la informalidad, el desempleo encubierto, alcanza el 73%.  Pero el cultivo de coca sigue en aumento, y con ello el lógico incremento de la  producción de cocaína, que ronda las 200 toneladas/año. La transnacional más exitosa del Estado Plurinacional, con enlaces, por los decomisos de droga reportados, en todos los continentes.

El desastre en la gestión económica pone en jaque la gestión política. La dificultad para alimentarse en una mayoría en el país ha puesto en cuestionamiento al liderazgo y hasta la legitimidad del Vice y Presidente. ¿Por qué tuvo que salir Evo de prisa o por la puerta de atrás en Oruro, en La Paz, en Tarija, e inventar agenda sobre la marcha?  El millonario avioncito y un helicóptero siempre en apronte.

¿Por qué el Presidente de todos se reúne sólo con los del Chapare, de donde parecen salir las decisiones finales? ¿Quién en la zona cocalera influye tanto en el ánimo del Presidente? ¿No es de fiar la turba de plurinacionales que revolotean alrededor de él en la sede de gobierno?

Tambores de conspiración sonaban imaginariamente hace tres años en el oriente; ¿se trasladan las sospechas al occidente? La expresión facial del Vicepresidente lo dice todo; ha perdido serenidad en sus exposiciones ante las cámaras, medio que siempre juzgó dominar, quizás como reflejo de la preocupación seria que embarga su espíritu, igual que a la mayoría de la población,  sobre el futuro inmediato del país.

¿El proceso de cambio en riesgo? En La Paz, como principal centro de expresión política, se han escuchado en marchas, en entrevistas callejeras, en encuestas, y a través de la Tv,  blogs, Facebook, twitter y hasta en  medios impresos de todo el país, que se empieza a distinguir entre el presidente Evo, cocalero y líder de los cocaleros, del “proceso de cambio”. Las voces más claras han salido de líderes indígenas originarios CONALCAM, “el proceso de cambio va con Evo o sin Evo”, y con ello, el partido, “El MAS es un accidente histórico” (documento del PSUTB). Lo realizado, ¿no era del agrado, o no fue consultado, con las bases? El Estado Plurinacional como proyecto tesis salido de sesudos con escritorios lejos de la realidad nacional, vuelve sobre el tapete. ¿Cómo un proyecto tan “originario” tuvo que ser parido con tal desconocimiento de la realidad económica política y social del país?  Con humo se elevan ilusiones, pero no se da satisfacción a necesidades cercanas a la hambruna.

Las carencias duelen más que dar la espalda a los líderes. Y la reacción torpe, esta vez  contra su propia gente, sus bases, de varias autoridades, asambleístas y hasta pinches locales, está a punto de encender la mecha. Está claro que unos pocos se han beneficiado escandalosamente “del proceso” y que ha sido también a costa de muchas deslealtades. Eso lo siente en la piel hasta el más cuerudo. Para salvar sinceros afectos o para no darse por enterados algunos bien intencionados hablan sobre “el mal asesoramiento” que recibe el Presidente, que no se equivoca por ignorancia sino porque hay un entorno (el eterno entorno que acompaña a los que gobiernan, sobre todo a los quieren concentrar el máximo de poder) que tiene otras intenciones.
Pero Evo no es ajeno a responsabilidades, porque quienes lo han seguido de cerca, conocen el accionar del presidente, reconocen su inclinación a no ceder, hasta encapricharse en sus decisiones (ejemplar es el “le meto nomás”, que otros arreglen el entuerto). Las bases lo saben, han lidiado con muchos antes de ahora y devuelven cortesías. No tienen miedo. Por eso se busca “el dividirlos”, y se consigue a base de prebendas. Oxígeno, pero no solución.

Enfrentar a pobres contra los pobres, ¿la última jugada? Se irá enfriando el  apoyo conseguido al recurrir al sentimiento patriótico de “recuperar el mar”; quedará la sensación del fracaso, los falsos avances en la  negociación con Chile: la “soberanía” era ilusión. Y de dignidad ¿qué?, aceptando  miserias de Brasil y EEUU “para modernizer y fortalecer el proceso de erradicación de la coca excedentaria e ilegal en todo el país". Evo y el proceso de cambio, ¿marcharán por caminos distintos?
 

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El Día: Jesús, cuestión de Estado

El título es arriesgado. Y sin embargo, me atrevo a utilizarlo en este comentario sintético de la pasión y muerte de nuestro Salvador. Porque así fue. Jesús de Nazaret, el hijo de María, aprendiz de carpintero y ahora treintañero decidió subir a Jerusalén. Esta vez llegaba rodeado de una multitud de fieles que agitaban ramos y palmas que olían a primavera, y aclamaban al Mesías esperado por el pueblo de Israel.

A partir de ese momento el Nazareno pasó a ser el hombre del día y planteó con más fuerza la conflictividad religioso-política que era previsible, dado que su predicación era preocupante para los detentadores del poder, tanto religioso como político. Por su parte los jerarcas del Templo tenían motivos para pensar que se les escapaba su poder simoniaco. Y Pilatos no deseaba por nada del mundo que la eficiente administración romana le destituyera por no haber sabido evitar el encumbramiento un nuevo rey de Israel, menos obsecuente que Herodes. Esta conflictividad se perpetuaría en todos los tiempos porque las fuerzas del mal combaten sin descanso al espíritu del bien. Pero Jesús subía la empinada cuesta que llevaba a la ciudad santa, no montado en un brioso corcel como los guerreros, sino sobre un humilde borriquito.

A partir de aquel domingo “de Ramos”, Jesús dedicó en lunes, martes y miércoles a explicar en el Templo el anuncio de la Nueva Ley. Los fariseos le espiaban con la esperanza de encontrar algún motivo para acusarle de blasfemia y con eso justificar un juicio que terminaría en la pena capital. Ni más ni menos que la criminalización de la Nueva Ley. Los fariseos, y los magistrados entregaron a Jesús enmanillado al “brazo militar” para que lo juzgara. Poncio Pilatos le hizo la pregunta clave, política por cierto. ¿Tú eres rey de los judíos? La respuesta, política también, fue, “Tú lo has dicho”. “Pero mi reino no es de este mundo”, con lo cual desbarataba el propósito de los prevaricadores que le acusaban en falso de aspirar al poder absoluto en Israel. Mientras tanto, la plebe, enceguecida por las intrigas que habían hecho correr los fariseos, rugía con sed de sangre. ¡Crucifícale! Pilatos, consternado, dubitante y cobarde optó por entregarlo al populacho. Y asunto terminado.

Jesús había repetido que se iría pero que volvería. El jueves proclamaba la institución de la eucaristía. Por medio de este milagro permanente acompañará a sus fieles hasta el fin de los tiempos. Ese mismo jueves, después de la santa cena que tenía una intención de despedida, Jesús lava los pies endurecidos de sus apóstoles. Judas, el traidor, el tránsfuga que había vendido a Jesús por treinta monedas, acabó ahorcándose de un árbol. Amanece el viernes. Jesús, extenuado de cuerpo y alma va a ser crucificado en medio de dos ladrones. Sin aliento apenas clama al Padre ¿por qué me has abandonado? Y unos minutos después, “todo se ha consumado”. El cuerpo sagrado es enterrado en un sepulcro excavado en la roca. Y vigilado por soldados, por si los discípulos intentaban robar el cadáver. Los apóstoles, anonadados y hasta dudosos de que el Maestro iba a resucitar al tercer día. Apenas amanecido el domingo las mujeres que rodeaban a Jesús corren al sepulcro. Está vacío y los objetos del embalsamado, correctamente ordenados. ¡Resucitado! El Maestro cumplió su promesa.  La fe de los apóstoles y discípulos no fue en vano.

Hasta aquí, amigo lector, y una vez que me he reincorporado a mi trabajo, después de una ausencia forzosa, te invito a reabrir las páginas de los Evangelios y seguir con devoción los recuerdos de aquella semana. A todos nos hace bien reencontrarnos frecuentemente con el Maestro que nos ama, nos sigue, nos protege, nos consuela y nos alienta.
 

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El Día: Bolítica

Condenamos este tipo de acciones. La prensa debe hacer su trabajo y corresponde que la sociedad esté informada a plenitud. Condenamos la actitud agresiva y violenta de la Policía, no han actuado de manera respetuosa con los DDHH".

Yolanda Herrera
Presidente De La Asamblea De Derechos Humanos De Bolivia


Se dice que: Reporteros Sin Fronteras reclamó respeto a la labor que cumplen los periodistas en Bolivia, al condenar las “violentas agresiones” que sufrieron por parte de policías y manifestantes durante las protestas de la COB.


Lamentamos la agresión a un grupo de periodistas en La Apacheta por parte de algunos policías. Pedimos las merecidas disculpas a todos los periodistas y para eliminar estas agresiones, desde el Ejecutivo prometemos mejorar nuestra labor".

Álvaro García Linera
Vicepresidente Del Estado

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El Día: El gran consenso

Luego de superados los conflictos hasta nuevo aviso, el vicepresidente García Linera hizo pública una larguísima lista de los sectores que supuestamente intentaron derrocar al Gobierno de Evo Morales. En el 2008 se inventaron aquello del “golpe cívico prefectural” que dejó atónitos a los miembros de la ONU cuando el presidente lo denunció en Nueva York. Esta vez, ha dado a entender que se trataba de algo así como un “golpe multitudinario y plurisectorial”, que incluía a la COB, a los mineros y a los empresarios de las minas, a los trotskistas y a los de la derecha, a los revolucionarios y a los reestructuradores, a la Gobernación de Santa Cruz, a los parlamentarios de la oposición, a los maestros, a los trabajadores de salud, a Manfred Reyes Villa y a Mario Cossío. Los únicos que se salvaron, según dijo, fueron los campesinos, gremiales, artesanos, mineros de Corocoro y Huanuni y los transportistas. Si el Vicepresidente tuviera algo de razón, ni él mismo va a negar que se trataría del consenso más grande jamás alcanzado en la historia de Bolivia. ¿No era que iban a gobernar obedeciendo al pueblo?
 

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El Día: La perversa lógica de los conflictos

Los egipcios construyeron pirámides con sus excedentes económicos, los romanos, el coliseo y los norteamericanos destinan millonadas para divertirse con Disneyworld. Los bolivianos bloquean caminos, gastan en dinamita y petardos e invierten su tiempo de reuniones de 36 horas que no llegan a nada.

Una suerte de auditoría de los conflictos de los últimos 40 años realizado por el Observatorio de Análisis de Conflictos Sociales (CERES) revela que en Bolivia ha habido por lo menos un bloqueo, una manifestación, un paro o una movilización cada día en estas cuatro décadas, lo que arroja la friolera de 14.600 “eventos” en total.

Alguien debería calcular cuántas horas-hombre consumieron todos estos actos de protesta, cuánta gente se perjudicó, cuántos negocios se perdieron, cuántas inversiones se esfumaron, cuántos turistas le echaron cruces al país, cuántas toneladas de valiosa carga no llegaron a su destino. ¿Y si monetizamos la incidencia de esta negra historia conflictiva? ¿Alguien se atrevería a calcular cuántas carreteras, hospitales y escuelas se hubieran podido construir con el dinero que se tiró a las calles?

Acaba de decretarse un cuarto intermedio en un conflicto que paralizó la sede de Gobierno durante casi dos semanas, con bloqueos y paros que se multiplicaron en todo el país. Los dirigentes han decidido interrumpir las protestas para no arruinar los feriados de Semana Santa y prometen retomar las manifestaciones en los próximos meses, porque consideran insatisfactoria la respuesta del Gobierno. Será apenas una pausa aparente en el conflicto eterno en el que vive Bolivia, cuyo presidente es, precisamente, el hombre que ha causado mayor inestabilidad social en los últimos 20 años, labor que no ha ayudado a superar ninguno de los problemas estructurales del país, salvo claro, la de permitir el ascenso social de una nueva élite que alimenta la economía ilegal y que goza de una “soberana impunidad”. En otras palabras, 40 años de conflictos apenas han servido para beneficiar a un sector (el que comanda el bloqueo), mientras que la población, por la que supuestamente se marcha y se bloquea, se mantiene en las mismas condiciones de pobreza, desnutrición, mortalidad, bajos ingresos, falta de salud y educación.

Para hablar más claro todavía, los conflictos supuestamente sirven para luchar a favor de los más pobres, pero el resultado es totalmente inverso. Eso genera un círculo vicioso que lógicamente no se acabará con un Gobierno presuntamente popular como el de Evo Morales, sino que tiende a acentuarse, sobre todo por la gran inflación de expectativas que no tienen miras de ser satisfechas. La renta proveniente de los recursos naturales tiende a achicarse después de un periodo de bonanza que fue desperdiciado y los comensales, especialmente los que promueven las protestas, son cada vez más numerosos.

Los más desilusionados con el Gobierno de Evo Morales no son los que bloquean, pues ellos están conformes con un régimen que les permite seguir cultivando su experiencia sindical y mantener una vigencia política que resulta vital en esta falsa “democracia participativa”, de “tensiones creativas”, como la denomina el Vicepresidente para disimular la ineptitud del Estado. Los más decepcionados son los que pensaron que dándole su apoyo al mayor líder de los bloqueos del país, al menos se produciría cierta holgura para trabajar, invertir y producir con tranquilidad.

Los conflictos sirven para luchar a favor de los más pobres, pero el resultado es inverso. En un Gobierno popular como el de Evo Morales, tiende a acentuarse, sobre todo por la gran inflación de expectativas que no tienen miras de ser satisfechas. La renta proveniente de los recursos naturales tiende a achicarse después de un periodo de bonanza que fue desperdiciado y los comensales, especialmente los que promueven las protestas, son cada vez más numerosos.
 

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Los Tiempos: VERGONZOSA CRISIS MUNICIPAL

La crisis en que se ha sumido el Concejo Municipal es fiel reflejo de lo debilitados que están los principales pilares de la convivencia democrática

Una denuncia hecha hace algunos días por una funcionaria del Concejo Municipal de Cochabamba sobre una supuesta extorsión de la que habría sido víctima para entregar un porcentaje de su sueldo a cambio de conservar su fuente de trabajo, ha sido suficiente para desatar una muy profunda crisis en el órgano deliberante de nuestro municipio. Se ha puesto así en evidencia, una vez más, cuán frágiles son nuestras instituciones, cuán vulnerables son ante la pequeñez de los intereses de las personas que las integran y cuán escasa la inclinación de nuestras autoridades a someter sus actos a las normas vigentes y a los mandatos de la ética y la moral.

Como se sabe, no han sido discrepancias de carácter ideológico, político o doctrinario, ni visiones contrapuestas sobre políticas de desarrollo urbano, ni siquiera la contraposición de intereses de los muchos grupos de presión que cotidianamente se disputan los favores de los concejales lo que ha desencadenado la crisis. Ha sido algo mucho más vulgar, como el tráfico de diezmos hecho público por una funcionaria concejil, lo que ha puesto en evidencia la verdadera naturaleza de los intereses que se esconden tras los pactos, acuerdos, alianzas, traiciones y otro tipo de transacciones que se hacen entre los y las representantes de quienes viven en esta ciudad.

Que ésa sea la penosa realidad no es nada nuevo. No es la primera vez que salen a luz revelaciones sobre la manera como se trafican cargos, cuotas de empleos, diezmos y otras formas de prebenda entre quienes logran encaramarse en las instancias decisivas del gobierno municipal. Y éste tampoco es el único municipio en el que esas prácticas abundan. Muy por el contrario, basta ver cuán comunes y frecuentes son las crisis en los gobiernos municipales a lo largo y ancho del país para tener una idea de lo extendido que está el mal.

Que así sea, sin embargo, no es motivo –o por lo menos no debería serlo– para que la ciudanía vea con pasividad y condescendencia la manera ruin como quienes resultan favorecidos con sus votos en actos electorales se desentienden de los intereses colectivos para concentrarse en los suyos propios. Y no sólo por el evidente perjuicio que eso ocasiona al desarrollo urbano sino también, y principalmente, por el daño que tales prácticas hacen a las instituciones básicas de la democracia y, por consiguiente, de la convivencia civilizada.

No sería justo, a pesar de todo, atribuir toda la causa del mal a la falta de integridad ética o moral de quienes sucumben ante las tentaciones que trae consigo el ejercicio del poder, pues la facilidad con que las debilidades individuales afloran en cuanto se les presenta la oportunidad indica claramente que los casos personales, más que el mal en sí mismo, son sólo el síntoma como éste se manifiesta.

En el caso que nos ocupa, parece evidente que la falta de límites a las arbitrariedades personales tienen mucho que ver con la inexistencia de organizaciones políticas dignas de tal nombre, fuera del MAS, y con la disparatada idea de llenar ese vacío con "agrupaciones ciudadanas" tan informales como las que tienen en sus manos el control de la mitad del Concejo Municipal.

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El Deber: Tareas pendientes

El desenlace de la crisis provocada por el desencuentro salarial entre Gobierno y trabajadores deja muchas dudas, como el origen de los recursos con que se financiará el incremento de 11% más 1% a los salarios.

En el balance inicial debe sobresalir el hecho de que la crisis económica ha empeorado respecto del 27 de diciembre pasado, cuando el presidente Morales la calificó de “insostenible”.

El incremento salarial concedido por el Gobierno tras dos semanas tormentosas está por encima de las posibilidades del TGN, según dijeron los funcionarios en las tensas reuniones con la Central Obrera Boliviana (COB).

Antes de hacer la concesión de un aumento que está por encima de las posibilidades del TGN, esos funcionarios revelaron que no tenían idea de la manera cómo iban a lograr los recursos económicos sin elevar más todavía el déficit fiscal, ya situado en el preocupante nivel de 4,2% del PIB.

En efecto, los datos difundidos en medio de las argumentaciones revelaron que el déficit es de Bs 880 millones, de los cuales Bs 500 millones corresponden a las subvenciones a los carburantes.

Antes de que sea demasiado tarde y la crisis crezca tanto que se lleve por delante muchas estructuras, sería conveniente que el Gobierno nacional comience a mirar el panorama de la economía con responsabilidad.

No se puede seguir agravando la crisis de manera indefinida. Algo hay que hacer para frenar el deterioro de la economía, con la urgencia que exigen las actuales circunstancias.

Todo el aparato productivo, el de la economía legal, está operando en un clima de incertidumbre por la inexistencia de seguridades jurídicas, como se observa todos los días.

Anuncios de nuevas nacionalizaciones de minas se mantienen en vigencia amenazando a todo el sector en un momento en que los precios están en niveles jamás vistos. Una ley que se prepara desde hace cinco años pero que no se la define, para regir el sector minero, sigue creando dudas y desalentando a las inversiones.

En el sector petrolero también hay el elemento de duda de una nueva ley en preparación que no termina de germinar, porque se supone que ha de fijar las nuevas condiciones para las inversiones.

La política respecto de la tendencia de la tierra también proyecta dudas, que frenan las inversiones y perjudican a la producción.

En los últimos días, la industria de la construcción ha recibido con preocupación la noticia de que la mayor cementera del país tiene sus cuentas congeladas por un cargo que parece tener trasfondo político.

La gravedad de la situación económica exige que el Gobierno del MAS tenga la capacidad de no mezclar economía con política. La fórmula de tomar decisiones económicas como producto de confusiones políticas es lo que ha llevado a la economía a la actual crisis y no parece racional seguir aplicándola.

Alguna medida habrá que tomar para que la crisis comience a ceder. Repetir consignas, imitar procesos fracasados en otras partes mientras se destruye el aparato productivo es peligroso para el Gobierno y dañino para el país.

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Cambio: Oportunismo político

Han transcurrido cuatro días desde que autoridades del Gobierno nacional y dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB) suscribieron un acuerdo de ocho puntos que superó un conflicto social que durante tres semanas convulsionó a la ciudad de La Paz con marchas, bloqueos de calles y avenidas, y actos de violencia protagonizados por grupos de vándalos incrustados en las filas de los trabajadores movilizados.

Tras ese convenio, la tranquilidad ha retornado a la sede de gobierno y a las ciudades del interior del país que también fueron escenarios de las protestas laborales, pero queda para el análisis algunas posiciones políticas que durante esas jornadas —a sabiendas de que la demanda salarialista de la COB era desmedida porque ponía en riesgo la estabilidad macroeconómica y el programa de inversión en los rubros productivos— alentaron la convulsión que la gran mayoría del pueblo, en sus diversos estamentos, condenaba.

Esas posiciones políticas de oposición, a todas luces oportunistas, aprovecharon una movilización sindical claramente politizada e intentaron cosechar un minoritario descontento social generado por cuatro de medio centenar de organizaciones sindicales afiliadas a la central sindical.

Y en el camino de la desestabilización de un gobierno legalmente constituido, anduvieron el derechista Plan Progreso-Concertación Nacional (PPB-CN) y el —hasta diciembre de 2009 oficialista, hoy opositor— Movimiento Sin Miedo (MSM).

En ese contexto, el 12 de abril, en plena efervescencia del conflicto político que enfrentó el gobierno, el jefe de bancada del PPB-CN en la Cámara Baja, Osney Martínez, exigió eliminar el bono Juancito Pinto, para que esos recursos —que benefician a 1,8 millones de niños que asisten a las escuelas fiscales y de convenio del país— sean destinados "para incrementar el salario a los trabajadores".

"Es mejor aumentarle el salario a un ciudadano para que le pueda dar a su hijo o a sus hijos mejor alimentación, mejor vestimenta, mejores útiles escolares, mejor atención o que se le dé un Juancito Pinto a final de año que sólo sirve para una borrachera de sus padres", aseguró —citado por ANF— el legislador de marras, sin que se le sonroje la cara por tal atrevimiento expresado precisamente en el Día del Niño. "Más efectivo es aumentarle el salario a los padres que estar con los bonitos", sentenció ese ‘padre de la patria’

Dos días más tarde, el 14 de abril, mediante  una solicitada intitulada En defensa de los trabajadores, el MSM se sumó a esa barahúnda política de una oposición desorientada y perdida en su propio laberinto, aunque no sin antes acusar al gobierno de un "improvisado" e "ineficiente" manejo económico y "necesitado de calcar las medidas neoliberales para enfrentar el enorme déficit fiscal" y exigió un incremento salarial del 15%.

Pero lo que ocultó el MSM es que ese porcentaje de aumento salarial hubiera supuesto un considerable recorte de la inversión pública en los sectores productivos —fijada en Bs 21.000 millones— y de los bonos de alcance social que benefician a millones de niñas y niños, abuelas y abuelos, y madres gestantes y bebés de hasta dos años de edad.

Es que el MSM apostó al recorte de los recursos destinados a la industrialización de los recursos naturales. Y como si fuera poco y en el marco de su tradicional vaivén político, el partido de Juan Del Granado quiso pescar en río revuelto; por eso y mientras el pueblo exigía una salida negociada al conflicto laboral, llamó a conformar "una nueva alternativa política", es decir, el MSM como representante del "cambio verdadero".

No obstante, los hechos señalan que la patria no se construye con demagogia ni con discursos barnizados de ‘unidad nacional’, sino con el trabajo fecundo y honesto orientado a la producción y la creación de nuevas fuentes de empleo. Sólo así se creará la riqueza que necesita Bolivia para mejorar la calidad de vida de todos sus hijos, y este es el objetivo que deberíamos asumir todos los bolivianos.


La patria no se construye con demagogia sino con trabajo fecundo y honesto orientado a la producción y la creación de nuevas fuentes de empleo. Sólo así se creará riqueza para mejorar la calidad de vida de los bolivianos.

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La Prensa: Crisis municipal en Cochabamba

La crisis en que se ha sumido el Concejo Municipal de Cochabamba es fiel reflejo de lo debilitados que están los principales pilares de la convivencia democrática.

Una denuncia hecha hace algunos días por una funcionaria del Concejo Municipal de Cochabamba sobre una supuesta extorsión de la que habría sido víctima para entregar un porcentaje de su sueldo a cambio de conservar su fuente de trabajo ha sido suficiente para desatar una muy profunda crisis en el órgano deliberante del municipio cochabambino. Se ha puesto así en evidencia, una vez más, cuán frágiles son las instituciones, cuán vulnerables son ante la pequeñez de los intereses de las personas que las integran y cuán escasa es la inclinación de nuestras autoridades a someter sus actos a las normas vigentes y a los mandatos de la ética y la moral.

Como se sabe, no han sido discrepancias de carácter ideológico, político o doctrinario, ni visiones contrapuestas sobre políticas de desarrollo urbano, ni siquiera la contraposición de intereses de los muchos grupos de presión que cotidianamente se disputan los favores de los concejales, lo que ha desencadenado la crisis. Ha sido algo mucho más vulgar, como el tráfico de diezmos hecho público por una funcionaria del ente, lo que ha puesto en evidencia la verdadera naturaleza de los intereses que se esconden tras los pactos, acuerdos, alianzas, traiciones y otro tipo de transacciones que se hacen entre los y las representantes de quienes viven en esa ciudad.

Que ésa sea la penosa realidad no es nada nuevo. No es la primera vez que salen a luz revelaciones sobre la manera en que se trafican cargos, cuotas de empleos, diezmos y otras formas de prebenda entre quienes logran encaramarse en las instancias decisivas del Gobierno Municipal de Cochabamba o de cualquier otra institución estatal. Y éste tampoco es el único municipio en el que esas prácticas abundan. Muy por el contrario, basta ver cuán comunes y frecuentes son las crisis en los gobiernos municipales a lo largo y ancho del país para tener una idea de lo extendido que está el mal.

Que así sea, sin embargo, no es motivo ?o por lo menos no debería serlo? para que la ciudadanía vea con pasividad y condescendencia la manera ruin en que quienes resultan favorecidos con sus votos en actos electorales se desentienden de los intereses colectivos para concentrarse en los suyos propios. Y no sólo por el evidente perjuicio que eso ocasiona al desarrollo urbano, sino también, y principalmente, por el daño que tales prácticas hacen a las instituciones básicas de la democracia y, por consiguiente, de la convivencia civilizada.

No sería justo, a pesar de todo, atribuir toda la causa del mal a la falta de integridad ética o moral de quienes sucumben ante las tentaciones que trae consigo el ejercicio del poder, pues la facilidad con que las debilidades individuales afloran en cuanto se les presenta la oportunidad indica claramente que los casos personales, más que el mal en sí mismo, son sólo el síntoma como éste se manifiesta.

En el caso que nos ocupa, parece evidente que la falta de límites a las arbitrariedades personales tiene mucho que ver con la inexistencia de organizaciones políticas dignas de tal nombre, fuera del MAS, y con la disparatada idea de llenar ese vacío con ?agrupaciones ciudadanas? tan informales como las que tienen en sus manos el control de la mitad del Concejo Municipal cochabambino.

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El Diario: Excesos condenables de las fuerzas policiales

Los últimos acontecimientos plenos de marchas, manifestaciones, bloqueos y otros extremos protagonizados por diversas organizaciones sociales del país, han mostrado cómo se desbordan los excesos, cuán poca educación y falta de consideración hay en los cuadros policiales hacia las personas, cuánto se han deteriorado valores que deberían primar, especialmente en situaciones difíciles como las que pasa todo el país.

En las últimas cuasi escaramuzas entre manifestantes y policías, hubo excesos de ambas partes, porque los incrustados en las marchas han buscado provocar reacciones de los agentes policiales y, en muchos casos, han logrado su objetivo; pero la mayoría de los carabineros – generalmente conducidos por oficiales de baja graduación – han reaccionado torpe y despiadadamente. Los canales de televisión han mostrado cómo han dado culatazos y aplicado duras palizas con palos y armas a quienes habían caído en poder de policías. Los castigos han sido inmisericordes y la saña que han mostrado los carabineros causó indignación, dolor y hasta lágrimas en quienes han visto las imágenes en la televisión.

Nadie duda que quien está investido de poder y debe mantener el orden público, cuidar la seguridad de las personas y hasta velar por el ornato de la ciudad y la seguridad de los transeúntes y hasta de los automotores que sirven en las diversas ciudades y pueblos, tiene derecho a actuar, pero con las debidas condiciones de respeto y consideración. No puede ser que cada carabinero descargue su saña, sus complejos y deseos revanchistas en quienes hayan cometido excesos y, mucho menos, en personas que están desarmadas y en condición de prisioneros.

El Ministro de Gobierno, muy consciente de lo ocurrido, sólo echó culpas a “la derecha, a los contrarios al Gobierno, a la oposición” y a quien sea pero que sirva para descargar pretextos sobre los abusos cometidos. Grave conducta de quien, en todo caso, debería evitar que la Policía, siendo institución de servicio a la comunidad nacional, sólo cometa abusos y esté alejada, casi permanentemente, de los deberes que debe cumplir, una entidad que sólo está para resguardar todo lo que pertenece al Gobierno y a su partido y el pueblo quede en la indefensión o, como lo ocurrido en los últimos días, a cargo de carabineros que descargan furia y rabietas en los cuerpos de quienes cayeron en su poder.

Muchas veces se habló sobre la urgencia de reestructurar los cuadros policiales; sin embargo, sólo se habla de ascensos al generalato, de reglamentos que nadie conoce y nada, absolutamente nada sobre la urgencia de reestructurar, a fondo, la Policía y sus dependencias. Toda esta dejadez implica nomeimportismo e insensibilidad con lo que atañe al pueblo. El país parece librado a su mala suerte o a designios de policías arbitrarios cuyos jefes sólo ostentan altas graduaciones y no hacen honor a las mismas con comportamientos que estén acordes con la Constitución y las leyes.

El Gobierno, por su propia responsabilidad, debería investigar y castigar severamente a los actores de atropellos que se han extendido en los días pasados contra periodistas y camarógrafos de los medios de comunicación que lo único que hacían es cumplir con su deber para informar al país. La policía, en estas condiciones, se ha convertido en censora de los medios y, además, secuestradora y destructora de filmadoras, máquinas fotográficas y hasta vehículos de la prensa. Cercenar las libertades de un país han sido acciones de tiranías y dictaduras; pero que sean policías los autores de ello, quiere decir que hemos llegado a los peores extremos.

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El Mundo: Convivencia

El gobierno del MAS, dentro de las pocas acciones realizadas con acierto, ha dictado una serie de normas para favorecer a los trabajadores, no solo para aquellos que están en ejercicio sino a los mayores, cuya jubilación ha sido adelantada significativamente, lo que representa una inversión mayor para el estado que tendrá que pagar a una mayor cantidad de asegurados.

Dentro de los beneficios otorgados se encuentra también el pago de indemnización y desahucio a los trabajadores, tal como lo contemplaba el Código de Seguridad Social antes de las reformas del 21060 y otras disposiciones que flexibilizaron esas medidas, a favor de quienes actuaban como empleadores.

Sucede que como el algún momento ha sucedido también a nivel del ejecutivo, las autoridades del MAS deciden ignorar las normas señaladas, de la misma manera que lo había propuesto en algún momento su jefe: “yo decido y hago, mis abogados se encargan de hacer que lo que digo sea legal”.

La iniciación de un nuevo año de la actividad legislativa en la Asamblea Plurinacional dio lugar a la renovación de directorio en las distintas brigadas parlamentarias, de tal manera que ellas queden conformadas correctamente en su representación, no solo ante las autoridades del Poder Legislativo sino también de sus respectivas jurisdicciones.

Resulta que en el caso de Santa Cruz, aunque parezca mentira, las desavenencias entre los grupos políticos de oposición dieron lugar a que con una jugada todavía no clara del todo, el partido de gobierno se haga de la directiva de la Brigada colocando en ese lugar a uno de sus miembros y dando el segundo puesto a un opositor. El vicepresidente renunció por razones obvias y por la presión de los miembros de su bancada y de los otros opositores; sin embargo, por la figura legal que presentaba, el directorio fue posesionado.

Resulta que una vez en el poder, el nuevo presidente decidió poner en la calle a los trabajadores que hasta ese momento estaban en funciones en la Brigada, en atención a los contratos realizados por sus antecesores. El argumento de que tiene que rodearse de las personas de su confianza nos parece muy convincente, a nadie le agrada tener a su alrededor a personas que no simpatizan con su accionar; lo lamentable de la situación surge cuando el nuevo presidente se resiste al pago de beneficios sociales a los retirados, con al argumento de que él no los contrató.

No existe ninguna norma que justifique esa forma de actuar y es de esperar que las autoridades del Ministerio del Trabajo hagan notar el error en que incurre el legislador mencionado y se disponga el pago correspondiente.

La desobediencia a esa medida no significará otra cosa que la autorización de las autoridades para que los empresarios que no estén de acuerdo con sus trabajadores estén en libertad de ponerlos en la calle de la misma sin ninguna obligación de su parte.

Nos estamos acostumbrando a ver que las autoridades de gobierno legislan cuando les conviene, para que cumplan las personas que son de la oposición, pero que para ellos rige la ley de la selva, es decir que en el caso de normas que les afectan, son los demás los que tienen que adecuarse a su forma de interpretarlas para evitarse molestias.

El cumplimiento de las normas, en el caso de los pagos por retiro de trabajadores, debe cumplirse para dar credibilidad a la acciones del Gobierno, de lo contrario, la decisión que tomen en este caso podrá ser tomado en cuenta como un acto de jurisprudencia y podrá ser aplicado en otras circunstancias.

No obstante la pugna que se ha abierto entre el Gobierno y la dirigencia de los trabajadores, luego de los acuerdos suscritos y del intercambio de mensajes encargados de refrescar la memoria que han intercambiado el Presidencia de la Asamblea y los dirigentes laborales, consideramos que las decisiones de las autoridades no están destinadas a contradecir a los dirigentes porque si, sino a satisfacer las necesidades de los trabajadores en lo que sea posible sin afectar la estabilidad del Estado.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: Un fallo que soslaya los abusos

Si bien con matices según las épocas y las coordenadas geográficas, la prohibición del incesto es el pilar subjetivo a partir del cual se constituye toda posibilidad de trato civilizado a lo largo y ancho del planeta.

Es el resorte subjetivo que pone un freno al poder absoluto de un adulto frente al desvalimiento de la criatura más vulnerable entre los seres vivos: un niño.

Porque al cobijo de esta prohibición, un chico teje la delicada urdimbre que ampara el indispensable sentimiento de sí, la autoestima y la conciencia moral. Se trata de un trabajo íntimo cuya causa y motor es el enigma que alberga la cama de los padres. Por eso el avance sexual de un padre sobre su hijo, el avasallamiento y la intrusión corporal que un abuso comporta equivale al robo del espacio más íntimo de una persona : empujar su ser a la más inclemente intemperie.

El término ?psicópata? habla de quien está surcado por una escisión insalvable en su personalidad . Si el alienado pierde el control y no guarda compostura o medida frente a las situaciones que lo desbordan, el psicópata, por el contrario, demuestra un perfecto ajuste a los hábitos y requerimientos sociales. Estos personajes suelen hablar con elocuencia y acostumbran a generar fascinación entre sus pares con tanta facilidad como desaprensión y crueldad demuestran cuando someten, humillan o violan a sus víctimas.

Hace pocos días, unos jueces concedieron el beneficio de prisión domiciliaria a un hombre que violaba sistemáticamente a sus pequeños hijos de cinco y seis años. Las crónicas son más que elocuentes respecto al grado de sadismo e impiedad que desplegó con los niños. Entre los fundamentos de la medida, se arguye que se le otorga el beneficio en virtud de que es ingeniero y un buen vecino. Basta recordar que el padre de Natasha Kampush, esa niña encerrada por años en plena ciudad austríaca, para advertirnos de la insensatez que animó el fallo.

La liviandad de sus argumentos no puede menos que convencernos de que, tan cierto como que el psicópata ha logrado seducir a sus defensores, es que los ciudadanos somos víctimas de un abuso por parte de estos jueces.

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