“El dólar no tiene techo porque el peso no tiene piso.” – Javier Milei
Ahora bien, continuando con lo sostenido el lunes 12, y respecto del impacto de la crisis argentina sobre la economía de Bolivia:Por el momento las importaciones de bienes de consumo de primera necesidad desde el vecino país se han incrementado. En lo inmediato esto no parece ser más que un problema solamente para el BCB, que podría manejar sin mayor dificultad como entre marzo y junio de 2018, cuando el dólar en Argentina se disparó a $40, y del cual el comercio boliviano se beneficia porque necesitaría menos bolivianos para consumir lo mismo o incluso incrementar su consumo externo. De hecho, el miércoles 14 El Deber reportaba que “en Bermejo se cotizan 100 pesos argentinos por Bs. 12,50. Antes de la subida del dólar, la misma cantidad de la moneda del vecino país se convertía por Bs. 14.”Como fruto de la corrida, el dólar se disparó por encima de los $60, y aunque todavía con mucha volatilidad, probablemente se mantenga en esos niveles durante los próximos 70 días. Ese será el período en que el efecto inflacionario de la devaluación de esta semana empiece a hacer efecto en Argentina, en que el tipo de cambio en Bolivia empiece a sufrir todavía mayor presión, y en que el público general en Bolivia recién empiece a percibir la magnitud del problema, escenario en el que no parece tener demasiado problema.Ahora bien, los efectos recesivos tanto de la corrida, como de la devaluación y la volatilidad en Argentina, fruto de la incertidumbre política hasta la primera vuelta de las elecciones y tal vez incluso hasta la segunda vuelta de diciembre, probablemente se los conozca a en el primer trimestre de 2020, y no son en absoluto para subestimar, porque a lo que Argentina realmente se enfrenta es un default y una hiperinflación solamente comparables a los del período 2001-2002.En ese marco, una de las grandes preguntas es si Bolivia está hoy en condiciones de aguantar el shock externo: el modelo de estímulo de la demanda interna ha orientado al país a importarlo todo durante ya 13 años consecutivos. Cuando no consume incluso el saldo exportable, consume la importación incluso de aquellos bienes del sector no tradicional que solía producir y que exportar de manera competitiva, y eso es lo que refleja el tipo de cambio y su apreciación cada vez mayor (nunca al revés), porque el aparato productivo es cada vez más rígido por sus políticas internas de represión financiera y rigidez laboral y productiva. Entonces, si la economía real argentina termina tan pulverizada como en 2001-2002, Bolivia tendrá serios problemas para importar y consumir lo que no produce a los niveles actuales.Al respecto, solamente una breve ilustración:
Fuente: Mauricio Ríos García
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