Zulma fue apuñalada 23 veces por su expareja y aún piden pruebas


Zulma Mamani Valeriano es muestra viviente de un intento de feminicidio, en 2017. Identificó a su agresor, pero no hay sentencia. Siendo comerciante leyó libros y preguntó a personas sobre plazos, procedimientos y normas.
| BETTY CONDORI ROJAS

El cuerpo herido de Zulma Mamani Valeriano en 2017. Al lado, ella llora al recordar la tragedia que vivió y vive aún./BETTY CONDORI ROJASEl cuerpo de Zulma fue perforado. Su exesposo y padre de su hija le clavó un cuchillo 23 veces, en noviembre de 2017. Salió desfalleciente a la calle a pedir ayuda, alcanzó a dar el nombre de su agresor. Estuvo cuatro días en estado de coma, dos meses en el hospital y está un par de años esperando que haya sanción para el autor de sus males.El 10 de noviembre de 2017, empezó la tercera parte de su tragedia sentimental. Se vio sola con su mamá y su niña de 10 años, con policías que no creían su historia, con abogados que no tenían tiempo para defenderla, con fiscales que no guiaban la investigación, con la familia de su expareja acechándolas, amenazándolas a pesar de que la 348 -la Ley Integral para garantizar a las mujeres una vida libre sin violencia- establece celeridad en la investigación y protección a las víctimas de intento de feminicidio“Sentí que si yo no hacía nada, él iba a terminar matándome”, dice sentada frente a una taza de té cuyo contenido está frío. Zulma Mamani Valeriano es una sobreviviente de feminicidio en Oruro.Su niña vio esa noche cómo su padre hundió el arma en su mamá. Lloró, gritó, pero él estaba descontrolado, no escuchaba. “Aún recuerdo el rostro de mi hija. Por eso, después de recuperarme, tomé la decisión de luchar por ella y por mí”Se enfrentó a un mundo ligitante desconocido. Preguntó a otras víctimas de agresión sobre cómo se debía llevar el proceso, los plazos, los términos y las personas clave en la investigación.Leyó libros y siguió el caso. La actuación de la Policía y del Ministerio Público era lenta. Le cambiaron de abogados de Defensa Pública, de investigadores y de fiscales por lo menos seis veces. Debía relatar lo sucedido ese trágico día, una y mil veces.

SU TRAGEDIA

La vida de Zulma es un drama que se divide en tres partes: su matrimonio, el intento de feminicidio, y el juicio en solitario que inició contra su potencial agresorSu historia comenzó hace 10 años. Creyó en el amor. Se casó con Sandro Leodán C.A. y nació su niña. Él empezó a beber, se emborrachaba y la golpeaba siempre. La convivencia fue un tormento; las discusiones subían de tono, los insultos, los celos eran el desayuno, el almuerzo y la cena. Zulma optó por el divorcio creyendo que le ponía final a una relación tóxica, pero se equivocó. Él la perseguía por las calles, a veces llorando, otras gritando“Estando casados hicimos un negocio juntos. Compramos equipos para hacer gigantografías. Cuando nos separamos dejé que se lleve todo. Me quedé sin nada y hasta de la tienda que ocupábamos me hizo botar”.Tras el divorcio, los acosos a Zulma eran constantes. El 10 de noviembre de 2017, él se presentó a las 23.30 al nuevo negocio que ella había emprendido sola en un habitación que era dormitorio y tienda en la calle Aldana y Brasil. Golpeaba y pateaba la puerta. Exigía entrar, mientras la asustada madre llamaba a la Policía para que asista en su ayuda. “Llamé tres veces, pero nadie vino. ‘Debe ser alguien que solo quiere molestarla, no le haga caso’, me dijeron”.Zulma abrió la puerta para reclamarle a Sandro Leodán, pero jamás imaginó que en la mano de la persona que amó estaba un cuchillo de cocina. “Ha sido mi error. Entró a apuñalarme directamente. No me puedo acordar mucho. Mi niña salió al escuchar gritos, pero ni siquiera su llanto lo detuvo. Ahí he reaccionado, tenía que hacer algo. Saqué fuerzas y escapé a la calle desangrándome. Aun así él me perseguía”.Zulma tocó la puerta de una casa, una vecina le  abrió, pero la cerró al verla ensangrentadaPasaba una pareja. Suplicó que la ayuden a conseguir un taxi, nadie la quería socorrerla. Finalmente un conductor se apiadó. En eso apareció el hermano de su expareja y se subió al auto con ella, pero no para ayudarla, sino para recriminarla. Zulma perdió el conocimiento y solo recuerda que por unos segundos despertó en la clínica, lo suficiente para dar el nombre de su mamá, pedir que cuiden a su hija y mencionar quién era su agresor.Zulma entró en estado de coma cuatro días y los médicos no daban esperanzas de vida. “Cuando desperté estaba entubada por todo lado”.La investigación estaba paralizada. El interlocutorio policial dice: una patrulla de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia se hizo presente en el lugar y encontró a Limber Mamani, hermano de Zulma, quien dijo que estaba buscando a Sandro Leodán. La Policía y Limber encuentran caminando al agresor. El informe policial dice: “(estaba) ofuscado por los celos apuñaló a su esposa  y no la auxilió por miedo y mientras era buscado por familiares y la Policía, este se mantenía oculto en la casa de su hermano Henry C.”Posteriormente, en sus declaraciones Sandro Leodán dijo no recordar nada porque estaba ebrio: “No me acuerdo, yo mismo me impacté de las cosas que han pasado, no sé, yo me siento mal”.Después de tres meses de tanto reclamar y exigir justicia, recién escucharon los ruegos de Zulma y programaron la investigación. “Nadie se ha apiadado de mí ni de mi niña. Habían todas las pruebas y aún no dictan sentencia. Tengo 23 marcas. El cuchillo perforó mis pulmones y el intestino”El efecto violento de esa vivencia afectó la autoestima de la orureña de talla pequeña, delgada, de cabello negro y lacio, pero con enorme garra para defender sola, sus derechos y exigir justicia“Se ha ido mi autoestima. Mi hija ha quedado traumada, porque ha visto todo. Me ha costado más de un año hacerle recuperar, aún camino tras de ella para darle seguridad”Tuvo que peregrinar para que se hagan actuados. Le fallaron los abogados de Defensa Pública, cambió tres en este tiempo. “Estaba casi sola, no me avisaban de los actuados y por poco me quedo fuera de mi propio caso porque vencían los plazos procesales sin que me entere”.Yo misma tuve que actuar. Sé todo lo que ha pasado, tuve que demostrar. Hubo suspensión de audiencias y se extienden por tres meses o másEl 26 de julio pasado se realizó la audiencia en la que Zulma presentó pruebas documentales. Se espera que se convoque a otra sesión para que Sandro Leodán entregue las suyas.El armaLa Policía no halló el cuchillo que Sandro Leodán había tomado de la casa de su hermano, quien tampoco fue procesado por complicidad.35 Días de incapacidadEl Ministerio Público imputó a Sandro Leodán C. por feminicidio en grado de tentativa, hecho ocurrido a las 23:30 del 10 de noviembre de 2017. Lleva el caso el fiscal de Materia René Alexander Casanova Arias.

Fuente: Opinión