El Nuevo Dia. Entrevista a MIGUEL ÁNGEL BASTENIER, periodista español. Ex subdirector y editorialista del diario El País. Especializado en América Latina.
La imparcialidad del periodismo, la defensa de la democracia, la justicia de las reivindicaciones indígenas, son premisas que defiende el periodista español Miguel Ángel Bastenier.
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El profesional con 42 años de experiencia hace un repaso crítico de la realidad político social boliviana en el contexto continental. Enfatiza en lo que domina, la misión de la prensa.
¿A qué atribuye que un gobierno se enfrente a la prensa?
Comprendo que es muy duro comportarse adecuadamente cuando uno sufre una presión o intimidación como se está produciendo. Pese a ello, el interés, el esfuerzo, la profesionalidad del periodista tiene que estar encaminada, dentro de lo que sea humanamente posible a la apreciación de la realidad sin preferencias previas de ninguna clase. El gobierno tiene sus razones, Santa Cruz tiene las suyas. Existe la legalidad, la ilegalidad y el periodista. Y el periodista ha de ser capaz de dar al César lo que es del César. Lo que es del César sería, por ejemplo, la victoria de Evo Morales en las elecciones y el referéndum. Comprendo que no es fácil, que probablemente no es posible completa imparcialidad cuando uno sufre algún tipo de acoso. A pesar de eso nos debemos al lector. Y el lector no es necesariamente ni pro cruceño, ni anticruceño. Es lo que le dé la gana.
¿Por qué el periodista llega a ser hasta insultado por el poder?
Indudablemente eso no es democrático, es una deriva, es una situación mala desde cualquier punto de vista. El gobierno de este país considera que una parte de la prensa, en su mayoría de la media luna, es ferozmente contraria a todo lo que el gobierno dice y hace. Que esa prensa es gravemente injusta con él y con su comportamiento. Y se equivoca porque en los países democráticos y civilizados el gobierno tiene que sufrir la crítica que sea sin rechistar. El diario Le Monde de París ha sido enormemente crítico con el presidente Chirac durante años. Yo no he oído al Presidente Chirac nunca hacer una declaración contra Le Monde ni contra la prensa. Es que los poderes están para eso, para aguantar la crítica sin llegar a insultos, sin infringir ninguna ley. Por supuesto que no estoy diciendo que la prensa tenga que hacer y decir lo que le dé la gana. Pero, dentro de lo que es una crítica democrática y básicamente respetuosa de las personas, todo tiene que se aceptado y soportado sin pestañear. ¿Acaso no hay periódicos en otras partes del país que van a favor del gobierno absolutamente?. Claro que sí. No puede pedir unanimidad y que todo el mundo celebre lo que está haciendo. La prensa española, gran parte de ella, es crítica del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Y yo no le he oído al gobierno nunca decir ni una sola palabra contra la prensa, sobre todo porque sabe que es contraproducente, que es peor, que la prensa va a ser más crítica todavía. Los insultos a la prensa son propios de una situación en la que la evolución democrática quizá se está produciendo, pero que no ha llegado a una legalidad democrática plena.
En momentos de crisis política social ¿qué tiene que esperar el lector de los medios de comunicación?
Que le expliquen las dos partes como son, en qué consisten, qué pretenden, cuáles son sus objetivos visibles y no tan visibles. En momentos como éstos el papel de la prensa es más crucial todavía que en cualquier otro momento de la historia. Lo que está pasando en Bolivia es importantísimo no sólo para Bolivia, para toda América Latina y sobre todo para la América andino caribeña. Entonces, el lector ha de conocer lo mejor posible cuáles son las apuestas que se hacen, los objetivos que se persiguen, los medios con que se persiguen, para poder decir apoyo al autonomismo o no apoyo al autonomismo o apoyo al centralismo de La Paz. El lector tiene la última palabra. El periodismo, idealmente hablando -evidentemente algunas veces funciona y otras no tanto-, su misión es la de facilitarle a la sociedad los conocimientos del mundo, próximo y lejano, de tal orden que le permitan actuar de una manera u otra. Votar, opinar, intervenir, persuadir, todo, menos evidentemente acciones violentas.
¿Cómo valora que el Gobierno boliviano tenga medios de comunicación comunitarios. Van casi 50 radios y el dominio pleno del canal de televisión que hasta hace poco fue estatal y ahora es gubernamental?
Eso es malo. Eso existió en Europa hasta el periodo de entre guerras, entre la primera y segunda Guerra Mundial, la prensa de opinión gubernamental, de partido. Eso ha muerto porque el público no lo quiere. Rechaza la propiedad de un gobierno. El que sea, por democrático que sea o de un partido, por democrático que sea, hace ya más de 50 años. Yo no creo que en Bolivia vaya a ser fundamentalmente diferente. Simplemente hay una evolución que cumplir y esa no está cumplida todavía. La excepción relativa puede ser el medio público de la televisión que puede ser pública y puede al mismo tiempo funcionar profesionalmente. Para eso es imprescindible la creación de un patronato independiente del gobierno que rija esa televisión con criterios de imparcialidad. Eso es la BBC británica. La televisión pública española ha progresado espectacularmente en los últimos años con el gobierno de Zapatero, en ese sentido. Antes no era así. Que el Estado tenga una televisión coexistiendo con la televisión privada lo entiendo perfectamente y me parece bien. Lo que ocurre que no puede estar a las órdenes del Ministro del Interior, eso es lo que no puede ser.
En Bolivia el canal nacional está a cargo de los ministros…
Eso es disparatado. Eso no es democrático. Eso pasa en América Latina, no sólo en Bolivia.
¿Qué gestan estas acciones en América Latina actual?
Lo que hay es una deficiente educación del pueblo. La formación intelectual, por razones inminentes del plazo del tiempo, está más adelantada en Europa que en otras partes del mundo. En ese sentido América Latina es un reflejo del mundo occidental. Pero es un reflejo pálido que no está construido de la misma forma que Europa. Reconozcámoslo los españoles, existía una civilización en América antes de Cristóbal Colón. En lo tecnológico y en lo material no estaba avanzada ni remotamente como Europa. Quizá ese desarrollo de las civilizaciones Amerindias fue interrumpido por el descubrimiento, la conquista, la colonización. Es un hecho como otros muchos en las historia de la humanidad. Con eso España no es mejor ni peor que algunos países conquistadores y colonizadores. Es que los conquistadores difícilmente son amados por los conquistados. Todo eso ha ocurrido, la realidad boliviana de hoy como la mexicana, como la colombiana, como la venezolana es una realidad híbrida. Hay un componente precolombino muy importante, no hace falta que lo cuente yo. Pero vuestra lengua es el castellano, incluso de los que hablan quechua, aymara o cualquier otra lengua materna, vuestra lengua de relación con el mundo, la lengua de la modernidad, del futuro en Bolivia es la castellana. Esa es una aportación que, pese a todo, yo considero positiva. Estamos en una fase intermedia de esta evolución. Y sobre todo hay una discusión, que esperemos no se convierta nunca en violenta, sobre qué es eso de lo Latinoamericano. Hugo Chávez y Evo Morales han puesto en cuestión el modelo clásico, el criollo descendiente de españoles o de quien sea, pero básicamente de españoles. Pero, eso no es suficiente. Yo no sé cómo terminará esto y Dios me libre de hacer profecías, pero está claro que Evo Morales es negativo al modelo clásico del criollo como representante de lo latinoamericano. Chávez de una forma distinta también. En el caso de Evo Morales es una negativa frontal. Bolivia es el laboratorio en el que estamos frente a todo eso. Yo espero que haya bolivianos que en el futuro vean su país sin distinción de razas, sin mirar y sin pensar este es blanco, este es indio… que dé exactamente igual ser de un grupo étnico u otro. Y que todos sean igual de bolivianos.
¿Chávez y Morales son socialistas como pregonan?
Lo que hacen es populismo. Yo no creo que sea comunista ni socialista ninguno de ellos. Chávez de comunista no tiene nada, lo que quiere es dominar el capitalismo. Quiere que siga existiendo el capitalismo pero quiere tener el control político de él y más o menos lo está consiguiendo. Lo cual es muy discutible y seguramente no es bueno para la democracia. Me han preguntado por la mañana en la televisión (Caballero Pregunta de PAT) si Chávez es fascista y he dicho que no. Es un capitalismo de estado, una acción del estado que en principio no tiene por qué ser mala. Hace falta el Estado en América Latina, es imprescindible que el estado actúe e intervenga para proteger al débil porque no hay otros medios para protegerlo en la sociedad. Que esto entraña un riesgo de deriva a lo totalitario?, por supuesto que entraña ese riesgo. Ni Venezuela, ni Bolivia son hoy estados totalitarios, tampoco son estados plenamente democráticos, ni una cosa ni otra.
En Bolivia ¿cómo se explica entonces el modelo masista?
Yo no creo que Evo Morales esté convirtiendo a la sociedad boliviana en comunista. A mí me preocupa mucho más esa cosa del comunitarismo. Lo precolombino fue. Esto de recuperar lo precolombino para las fiestas de los pueblos puede que esté bien. Pero estamos en la globalización. Reinventar una edad de oro que no ha existido, por otra parte, que es utopía… Yo hago en Madrid algo que no lo hace todo el mundo, que es criticar la conquista y la colonización y decir que somos responsables de lo que somos y hemos seguramente de presentar nuestras excusas a una parte de las poblaciones de América Latina. Eso está bien, pero si eso lleva a la glorificación de lo precolombino que no cuenten conmigo porque, por amor de Dios, entonces resultará que aquí había una sociedad perfecta y los españoles vinieron a estropearlo todo. Que la sociedad que hubiere en esa época del Tihuantinsuyo tenía derecho a desarrollarse por sí misma sin interferencias, no lo dudo. Pero que no me cuente historias de los incas.
¿Aquí encaja el ingrediente indigenista?
Si el ingrediente indigenista consiste en que los indígenas han de tener una posición proporcional correspondiente en el gobierno de la nación, digo que sí. Y que me parece bien. Eso es una reivindicación correcta, democrática e indiscutible. Si lo que quieren es recrear un pasado precolombino, opino que se equivocan gravísimamente. Además, lo que no es democrático es imponer a otros indígenas de la media luna, un sistema con el que no tienen que ver nada, que no es suyo. Eso no es democrático. Hay un término medio, un equilibrio. Yo soy optimista. Dentro de lo grave que es la situación, creo que las dos partes, esa polarización tan fuerte que hay, van a tener que acabar pactando. No será la solución perfecta ni ideal, pero van a tener que ceder ambas partes. Además no va a haber apoyo en el mundo para una ruptura de Bolivia. Bolivia va a seguir como está.
¿Usted cree que la autonomía es viable para la región que la demanda?
La autonomía se tiene que pactar. Tiene que haber un grado de autonomía no sólo para la media luna, sino para todo el país. Es hacia donde parece que van las cosas en Europa también, la devolución de poderes a las cédulas de poder local, a los municipios. Hay una cercanía a los ciudadanos que es muy importante. El poder local sabe o debería saber mejor que el poder central, qué es lo que la sociedad demanda. En ese sentido, la media luna merece y demanda un grado de autonomía considerable.
Autonomía y centralismo tienen motivaciones y fines opuestos, ¿Se puede encontrar coincidencias para pactar?
Es difícil contestar a eso. Y si no hay coincidencias qué va a ocurrir? va a estallar la guerra civil? No creo. Y aparte de no creerlo hago, votos y plegarias para que semejante cosa no ocurra. Las posiciones están muy alejadas hoy. A lo mejor soy muy optimista si digo que ambas partes exageran y están reforzándose en sus razonamientos para negociar no sé cuándo, pero esto no se puede mantener indefinidamente con ese grado de divergencia. Es riesgoso decirlo, pero mi impresión es que lo que importan son los dineros, fundamentalmente. Que si hay un pacto posible en lo económico, que debería haberlo, el resto se soluciona.
¿Qué pregunta le haría a Rubén Costas y qué pregunta a Evo Morales hoy?
A Costas le pediría que me respondiera con un sí o un no, ¿Independencia sí o no en el próximo año? O sea, renuncias a ella o afirmas que esto va a una situación de independencia inevitable y no de aquí a quince años, sino en los próximos 12 meses. Y a Evo, le preguntaría con qué motivos o con qué razonamiento cree que puede imponer una constitución indigenista a blancos e indígenas que no tienen nada que ver con esa forma de vida, con ese estilo y esa visión del mundo. Por qué los cambas tienen que verse sometidos a un tipo de discriminación gubernamental procedente de otra mentalidad.